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Carne de res: una gota en el desierto

Ariel Martínez López fue feliz al hacer realidad lo que tantas veces deseó: regalar la carne de una de sus vacas. Fueron 413 libras limpias que repartió entre amigos y compañeros de trabajo en la Empresa Agroforestal del muni­cipio de San Luis, en la provincia de Santiago de Cuba, donde se desempeña como compra­dor del área de ganadería, labor que comparte con su quehacer como aso­ciado a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Raúl Palomo, del po­blado de Chile.

En los mercados Los Caneyes y El Zapote de la localidad cabecera, así como en el poblado de Dos Caminos, en el municipio de San Luis, se hace tangible la comercialización liberada de carne de res. Foto: Betty Beatón Ruiz

Además del altruista gesto, Ariel aportó dos reses para la venta liberada de esta carne en los mer­cados agropecuarios de la localidad cabecera del citado municipio san­tiaguero.

 

Pasito a pasito

Desde hace unos dos meses, Elena Duanis William, trabajadora de la salud, madruga cada sábado a las puertas del mercado Los Ca­neyes para comprar “la roja”, algo similar a lo que hacen Magdalena Tomás, Felino de la Rosa, Carmen Díaz y tantísimos sanluiseros más.

“La primera vez que la traje­ron, pocas personas se enteraron. Luego la noticia se regó como pól­vora y ahora se hace una colita mayor; venden solo dos libras por persona, a 90 pesos cada una, co­menta Elena.

“Uno quisiera un poquito más, dice Felino, pero bueno, se agra­dece. Espero que con el paso de los meses la cosa vaya mejorando, pues para algo tienen que servir las medidas que adoptó el país en el sector agropecuario, ¿verdad?”.

El mismo pensamiento ronda en la cabeza de los ganaderos de allí, entre ellos Ariel y su hermano Dago­berto, y de directivos del sector como Serafín Sánchez Guilarte; delegado del Ministerio de la Agricultura en ese territorio; y Leonides Rosales Fajardo, jefe de la sección de Gené­tica Animal y Control Pecuario de dicha entidad.

Con ellos conocimos que 18 pro­ductores sanluiseros han acudido a la Comisión de Asuntos Agrarios en busca de la aprobación para dar el importante paso. “Comprobamos que cumplían con los requisitos es­tablecidos y se dio la autorización para la venta de 80 reses; ya se han sacrificado 22, de 13 productores, precisa Rosales Fajardo, el resto se llevará paulatinamente al matadero antes que culmine el año, aunque es posible que puedan sumarse otros ganaderos”.

Si bien San Luis marca lide­razgo en el sacrificio, consumo por parte del productor, y comerciali­zación liberada de carne de res, no es el único de los nueve municipios santiagueros que avanza en esta nueva modalidad.

Raisel Hugo Romero Soto, jefe del Departamento de Genética Ani­mal y Registro Pecuario de la Dele­gación Provincial de la Agricultura en Santiago de Cuba dijo a Trabaja­dores que la medida, insertada den­tro del paquete de 63 que buscan es­timular la rama agropecuaria en el país, se recibió con agrado por parte de sus 16 mil 835 productores.

“Vale significar que en San Luis y Palma Soriano, además de Guamá y Contramaestre, los gana­deros, altruista y voluntariamente, donaron mil 107 kilogramos de carne para centros de salud y otros destinos sociales”.

 

Sin llorar sobre la leche derramada

Ariel Martínez López parece no exagerar al decir que nació debajo de la ubre de una vaca.

Para él los otros socios de la CCS Raúl Palomo, del municipio de San Luis, y los muchos que en Cuba re­ciben el amanecer entre ordeño y pastizales, son un incentivo para implantar medidas como la autori­zación del sacrificio, la libre comer­cialización de la carne, los precios incrementados de la leche, además de las tarifas del acarreo y el enfria­miento de dicho producto.

“¡Ah, si eso se hubiera hecho antes!”, exclama y se sacude el la­mento. “No vale la pena llorar so­bre la leche derramada, ahora hay que meterle el pecho a la situación, aprovechar estas bondades, aten­der el ganado, sembrar alimentos, lograr buena reproducción y que el rebaño crezca”.

Clara visión la de este produc­tor sanluisero, quien reconoce que lo que ahora mismo sucede con la venta de carne de res liberada a la pobla­ción es una gota de agua en medio del desierto. Ojalá que en el futuro se pueda convertir en aguacero.

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