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La Covid 19 ¡no afloja!

La luz está en las vacunas, indiscutiblemente los cubanos le han perdido el miedo a las cifras, y se necesitan razonamientos, novedades científicas que hagan entrar en razón a los pobladores de la isla, y también que den una esperanza.

 

 

Realmente, las cifras agobian, y aunque son muy oportunas para que las autoridades de Salud Pública en cada provincia y el país tracen o cambien las estrategias, ya estamos cansados de tantos números, que muchas veces ni se razonan ni se interiorizan.

Sino, la situación epidemiológica fuera otra. La gente tuviera temor salir a la calle, recibir visitas, hacer colas hasta por el mero hecho de tener más, dejar jugar a los niños o incumplir las medidas de protección.

Ayer precisamente, obligada por una circunstancia personal, tuve que salir a la calle. Iba temerosa, por la Covid-19 y por los tantos meses que llevo resguardándome. Las paradas están repletas, los ómnibus viajan llenos, llenísimos, y no se ve la autoridad sanitaria imponiendo disciplina.

Y después de tanto tiempo, tengo la certeza de que la población requiere de muchísimos servicios, algunos interrumpidos totalmente o a medias, pero imprescindibles en la dinámica vital.

Vi con satisfacción que casi todos llevan nasobucos y los usan adecuadamente (aunque no faltan fumadores u otro que come en la calle) que se arriesgan y comprometen la salud de quienes están a su alrededor.

Admiro a los padres que “guardan” a sus bebes en la casa y no permiten que entre alguien ajeno al núcleo familiar, como otros familiares hacen con sus ancianos. Conozco algunos, no hay un caos, pero las nuevas variantes del Sars-Cov- 2 no dan tregua, no aflojan ni en las curvas, como dice el refrán popular; sino digamos en la segunda quincena de agosto podría comenzar a declinar, pero no, sigue ahí, subiendo la parada.

Me apena pensar en esas provincias pequeñas, que no tienen una alta densidad poblacional, y sí elevadísimos casos de contagios diarios como son hoy Cienfuegos, Pinar del Río, Ciego de Ávila, Mayabeque y Artemisa y hasta mi Sancti Spíritus, que tienen un vaivén con los casos, aunque no logran una tendencia a la bajada.

Sigo creyendo en la vacuna, en ese número que veo cada día subir lentamente: 27,4 % de la población ya tiene la tercera dosis aplicada y son muy halagüeñas las noticias de los esfuerzos que hace la industria farmacéutica por aumentar la producción de los inmunizantes.

Estoy segura que en la misma medida, las autoridades locales de Salud Pública aumentarán la capacidad de vacunación, y el pueblo acudirá con beneplácito a recibirlas.

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