La satanización de una vacuna

La satanización de una vacuna

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Conocer la existencia de una vacuna, certificada como garantía en la lucha contra la pandemia que azota al mundo entero por varias instituciones científicas presupone un nivel de aceptación inmediata, dado que es la única vía para eliminar el mal.

 

San Marino, además de ser un lugar especial para el turismo, es una de las primeras naciones vacunadas. Foto: Reuters

Sin embargo, un minúsculo país, ubicado en la zona norte central de Italia, se convirtió en noticia a principios de julio, cuando sus autoridades dieron a conocer que sus casi 40 mil habitantes quedaron inmunizados con la vacuna rusa Sputnik V y confrontaban problemas para volver a su vida normal.

La Unión Europea no reconocía la vacuna rusa, no porque existieran datos científicos que la cuestionaran, sino por una mala decisión política. Finalmente fue cambiada con una declaración ambivalente donde se planteaba que era decisión de cada uno de los miembros de la UE aceptar el certificado médico de ese país como vacunado.

La historia es breve y decepcionante. El éxito de San Marino se debió a la ausencia de prejuicios políticos en la toma de decisiones soberanas y elegirla, convirtiéndose en uno de los primeros países de Europa en aprobar su uso para emergencias, después de Hungría y Montenegro.

«Tenemos algunos problemas para reconocer la movilidad de nuestros ciudadanos en Italia porque nuestro pase verde está reconocido por la UE, pero solo para las personas en San Marino vacunadas con Pfizer», explicó el ministro de Salud Roberto Ciavatta.

La campaña antirusa no es nueva

Mucho antes del éxito alcanzado por la vacuna en San Marino y otras naciones, las autoridades rusas denunciaban la feroz campaña que se llevaba a cabo por países europeos y Estados Unidos, con el fin de cuestionar sus cualidades de seguridad y apoyar vacunas de empresas occidentales.

En marzo del presente año el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que los intentos de politizar el uso de la vacuna Sputnik V no detendrá el trabajo de los científicos y rusos en esta área, según un despacho de Prensa Latina fechado en Moscú.

 

En decenas de países se han inyectado con la vacuna rusa con excelentes resultados. Foto: EFE

Desde el comienzo de la enfermedad, el presidente Vladimir Putin se opuso a la politización de las vacunas. ‘Nuestra tarea común es vacunar a la mayor parte de la humanidad lo antes posible para detener esta pandemia’, indicó, según la agencia de noticias TASS.

Con su 91,6 por ciento, el medicamento es uno de los tres con más del 90 por ciento de eficacia en el mundo, reconoció la revista médica The Lancet.

 Crece el peligro por la pandemia

Pero mientras todo esto acontece el mundo vive «un período de peligro real», mientras muchos de los logros alcanzados «están siendo erosionados», según alertó el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante una reciente sesión informativa sobre la Covid-19 para los Estados Miembros.

Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, directamente acusó a la Unión Europea de politizar la situación con las vacunas.

 

Una muestra de la campaña antirusa, esta vez en Argentina donde la prensa descalifica una noticia falsa.

Hay ciertos países, como España, que han estado tentados, o que en un momento dado han reconocido ciertas vacunas, como la rusa o china. Les decimos a nuestros socios europeos, y se lo hemos repetido, cuidado con reconocer esas vacunas, dijo la Unión Europea.

La portavoz de Exteriores, calificó esas declaraciones de «inaceptables» y sostuvo que es «un híbrido de racismo, hegemonía imperial y neonazismo».

Existen muchos otros ejemplos de la eficacia de la vacuna rusa, pero la prensa occidental evita hablar sobre el tema. No solo se trata de la politización de las vacunas rusa y china, sino su satanización.

La pregunta que muchas personas se hacen es por qué tal política, si no son armas de destrucción masiva, sino de curación masiva. ¿Por qué le temen?

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