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Canotaje cubano: cintas en el pelo, ¿medallas en Tokío?

Este mes de mayo, los deportistas más importantes de Cuba han sido cinco piragüistas que se preparan para los Juegos Olímpicos. En este camino han participado en dos Copas del Mundo (Szeged, Hungría, y Barnaul, Rusia) con un palmarés total de seis oros, cuatro platas y tres. (1-2-3 en la primera y 5-2-0 en la segunda)

Serguey Torres- Fernando Dayán Jorge en el C-2 son la esperanza de una medalla olímpica en Tokio.

Para los cubanos, el canotaje no es un deporte popular, pero las huellas que más recuerdan siempre son las cintas en el pelo de casi todas sus principales figuras, sobre todo en la época dorada de Ibrahim Rojas, tricampeón mundial y doble subcampeón olímpico; Ledi Frank Balceiro, doble titular del orbe y dos veces plata olímpico; y Leobaldo Pereira, campeón universal y plata bajo los cinco aros.

Sin embargo, la nueva generación (en la que existe todavía un canoísta que une esas grandes estrellas con las actuales, Serguey Torres) ha llamado la atención por la fuerza y el sacrificio de entrenar en solitario en La Coronela, y luego salir a Europa para asaltar podios en Copas del Mundo, ahora con la particularidad de soñar con medallas olímpicas en Tokío.

Para que se tenga en cuenta la proeza que van escribiendo Serguey, Fernando Dayán Jorge y José Ramón Pelier, Yarisleidis Cirilo y Katherin Nuevo, sus resultados han permitido que especialistas europeos los den a todos ya como finalistas en tierra nipona, en tanto el C-2 sobre 1000 metros (Serguey-Fernando) pretende ser la bujía mayor con un podio que le fue esquivo en la cita de Río de Janeiro 2016, cuando un sexto puesto los hizo llorar como niños que le arrebatan un juguete casi acariciado.

José Ramón Pelier, nuestro representante en el C-1 en los Juegos Olímpicos.

Todos siguen con las cintas en el pelo, cual cábala de las 19 medallas mundiales (3-9-7) y tres preseas olímpicas (0-3-0). Quizás pocos conozcan los inicios de cada uno de ellos, esa primera vez en que subieron a una canoa para a puras paletadas convertirse también en referencias del deporte cubano como lo son hoy. ¿Serán la gran sorpresa de nuestra delegación en Tokío?

De momento prefiero la sencillez de sus declaraciones; la modestia de entrenar en silencio para prender luego fuego de preseas; el talento de sus entrenadores y el apoyo familiar a tantos meses fuera de casa navegando con una solitaria deriva. El canotaje cubano está para líos grandes en apenas dos meses. No es utopía. Ya lo demostraron estos dos pasados fin de semanas.

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