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RETRATOS: Juana, la poesía y sus raíces

A Juana Mejías Carbonell la poesía le brota como una cascada. Dice que siempre lleva en su cartera un pedazo de papel y una pluma por si tiene una idea o aparece un verso. Entonces, aprovecha y lo escribe. “Cuando empiezo, hasta que no termine, no me detengo. Es algo mágico.”

 

Foto: Agustín Borrego Torres

 

A menudo participa en actos y celebraciones que se realizan en los Laboratorios Novatec, perteneciente a la empresa Medsol, así como en otras instituciones. Ahí declama con vehemencia. “Durante muchos años fui profesora, por eso quizás no tengo miedo escénico”, confiesa, mientras agrega que en los últimos años ha tomado parte en los festivales de aficionados que organizan en la entidad.

A su mente acuden con frecuencia los paisajes de su natal Mayarí Arriba, donde aún vive la mayoría de su familia. Arribó a La Habana en 1970, a estudiar en la Escuela para campesinas Ana Betancourt. “Tenía 13 años. Mis padres no me cortaron las alas y me dejaron volar, lo cual agradezco porque me dio la oportunidad de capacitarme”.

Apunta que, en los inicios, extrañó mucho. Atrás quedaron los ríos, el verdor de las montañas del Segundo Frente, y, sobre todo, el amor familiar. No obstante, se sobrepuso a las añoranzas y logró su objetivo.

“Supuestamente iba a cursar sexto grado y después de unos exámenes, la mayoría del grupo retornó a cuarto”, alega. Pero el esfuerzo se multiplicó. Luego de dos años en el reparto Miramar, fueron trasladadas para Alquizar, hoy municipio de la provincia Artemisa. “Mientras estudiábamos, nos vinculamos a la empresa textil Rubén Martínez Villena, Alquitex. Posteriormente pasé al tecnológico textil Ángel Ameijeiras Delgado, que había en ese propio territorio y me gradué como tecnóloga textil en la especialidad de hilandería, en 1979.

“A partir de ese momento me mantuve como profesora hasta el año 2000, en el tecnológico textil, Abel Santamaria, ubicado en Bauta. Me seguí superando, en 1991 me gradué de Licenciada en Economía, y aunque nunca lo he ejercido me ha sido útil para mi trabajo”.

Juana se desenvolvió también como profesora en las secundarias básicas Osvaldo Rafael Sánchez y posteriormente en Presencia de Celia, en La Lisa, labor que dejó de ejercer, a partir de su designación como vicepresidenta del Consejo Popular San Agustín, cargo que desempeñó poco tiempo pues del 2006 al 2011 pasó a ser la secretaria del gobierno municipal.

En ese período, en su condición de delegada de la circunscripción No. 83, perteneciente al Consejo San Agustín, mantuvo estrecha relación con sus electores, y subraya que fue esa una etapa de experiencias muy positivas, de vínculo con la población y sensibilizarse con sus planteamientos, aunque algunos no se podían resolver.

A Novatec llegó en el 2011 para laborar en el área de mantenimiento. Según cuenta, los laboratorios han sido un descubrimiento y la oportunidad de estar en un centro donde se elaboran medicamentos que se dispensan por tarjeta de control en la red de farmacias. Aquí se ha vinculado con jóvenes talentosos, que en estos tiempos de pandemia han demostrado su inteligencia y creatividad.

“Soy Secretaria General de la sección sindical en mi área y en todo momento velamos porque se cumplan las medidas de protección para prevenir la Covid-19 y atender las preocupaciones de los trabajadores. Integro, además, el núcleo del PCC, pues soy militante desde 1999”.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

 

Y aunque Juana se casó, tuvo sus hijos y nietos en el occidente, manifiesta que nunca olvida sus raíces orientales. “Siempre que puedo voy de visita al municipio Segundo Frente, ahí está parte de la familia, esa tierra me encanta, está llena de historia”.

En sus poesías está el amor a la Patria. Según señala, sus padres, campesinos sencillos, le inculcaron ese sentimiento. Por eso se entienden estos versos: “¡Que bárbaro, soy cubano! /Qué bueno es sentirse así/ He nacido en esta tierra/ ¡soy un guerrero mambí!

 

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