Icono del sitio Trabajadores

¿A la esgrima cubana le toca guardar los aceros?

Se acabó el sueño olímpico de la esgrima cubana. En Tokio 2020 no tendremos representantes luego de que el pasado fin de semana cayeran las pretensiones de nuestras principales cartas de cara a la contienda nipona.

 

Foto: Irene Pérez

 

Al clasificatorio americano con sede en Costa Rica llegaron los espadistas Yunior Reytor y Yamilka Rodríguez, junto al sablista Harold Ramírez. Su encomienda, ensartar los boletos que les garantizaran aterrizar en Japón.

Harold ensartó el tercer escaño en su arma, y Reytor el segundo en la suya, sin embargo, la justa solo premiaba con el boleto a los titulares.

En la fecha final Yamirka compitió con brío derrotando a sus dos primeras rivales, hasta que entró en escena la canadiense Leonora Mackinnon, que la neutralizó 15-6.

Si solo nos remitimos a los resultados de la lid en materia de pasaportes olímpicos es lógico que no se logró el cometido, más no debemos olvidar que este deporte, paso a paso, intenta recuperar parte del lustre que encandiló hace algunos años atrás al mundo.

El ciclo olímpico que finalizará en la tierra del sol naciente, le dejará a la esgrima cubana un buen puñado de enseñanzas y conquistas.

Ahí están el formidable botín capturado en Barranquilla 2018 y las glorias de Lima 2019.

Sobre el horizonte se anuncia un nuevo reto: Los primeros Juegos Panamericanos de la Juventud en Cali, y a continuación los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2022.

Ambos concursos le exigirán a esta disciplina lo mejor de sus esfuerzos, para tratar de ensartar en el final de ese periodo de cuatro años, que incluirá los Juegos continentales en Chile 2023, algún boleto para París 2024.

Definitivamente la esgrima nacional tiene prohibido guardar sus aceros.

Compartir...
Salir de la versión móvil