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Atrévete contra el bloqueo (+Fotos)

La Habana: nasobucos blancos colgados en los balcones y mayores ganas de andar sus calles como antes. En casa, las cubanas están protegidas de una pandemia: la COVID-19, pero no siempre de todas. Bajo techo, hay otros virus que les complican más la vida: la violencia de género y el bloqueo, el mayor de los patriarcas.

Alina, emprendedora afectada por el bloqueo a Cuba. Foto: Cortesía de la entrevistada

Alina Saborit López es una de las tantas mujeres cubanas que cosen aspiraciones y se visten de resolución. Vivió en carne propia el dolor de la violencia y decidió atreverse a decir: “Eres más”. Creó un emprendimiento, donde la moda es la independencia y el mejor diseño, la equidad.

“Me inspiré en crear esta iniciativa porque es la habilidad que tenemos en la familia y también porque quería tener autonomía económica. Les damos espacio a jóvenes con características especiales, como Síndrome de Down, con discapacidad auditiva, personas con autismo».

«Tenemos un equipo con una psicóloga, la psicometrista, nos hemos enamorado del trabajo social en la comunidad, es una fuente de empleo para mujeres que han sido amas de casa o son violentadas y encuentran aquí una puerta, una luz, una oportunidad de empoderarse con los diferentes talleres que les brindamos. Pero, ha sido muy difícil poder emprender a plenitud el negocio porque no tenemos materia prima para realizar todas nuestras ideas”.

“No encontramos agujas con calidad, elásticos, hilo, máquinas que tengan una función específica como para hacer alforzas, muchas cosas que necesitamos. El bloqueo nos obstaculiza, nos impide crecernos como emprendimiento. Hemos buscado otras alternativas, hacemos arreglos, transformaciones, pero no queremos quedarnos ahí, tenemos sueños de varios diseños propios que resolverían muchas necesidades de nosotras las cubanas».

«Esperemos que se abran puertas de relaciones con Cuba, que Estados Unidos pueda dejarnos un espacio para poder crecer más y ser nosotras las mujeres dueñas de nuestra propia economía, poder soñar en grande y que nuestros sueños se hagan realidad”, cuenta Alina, fundadora del Atelier “Atrévete”, quien además, comenta que esta iniciativa se sustenta en una economía solidaria con las personas más necesitadas, ha donado nasobucos y piyamas para el hospital pediátrico y el asilo de ancianos de Marianao.

 

Foto: Cortesía de la entrevistada Alina

Pandemia Plus para las cubanas

Los impactos de la COVID-19 en la vida de las cubanas han sido mayores y se les suman los de esas 243 sanciones económicas, financieras y comerciales de Estados Unidos en 2020, justamente en ellas, que dedican 14 horas semanales más que los hombres al trabajo no remunerado.

El 78% de las mujeres y niñas que viven hoy en Cuba, desde que abrieron los ojos al llegar al mundo, lo hicieron con el bloqueo estadounidense y todas las limitaciones, dificultades y privaciones que representa esta política, la cual no ha logrado la rendición de las cubanas, esas que son más que obedecer, no solo al patriarcado hogareño, sino también capitalista.

 

Trabajadoras del atelier «Atrévete». Foto: Cortesía de la entrevistada

“Son jefas del 44,6% de los hogares y hacen de todo para que no las afecte la disminución de la  producción de alimentos, medicamentos, productos de higiene, servicio de electricidad y transporte, generando iniciativas capaces de resistir y recuperarse con propuestas innovadoras, creativas, alternativas para superar las limitaciones que provoca el bloqueo. Las actividades que más tiempo le dedican las mujeres son las relacionadas con la alimentación y la higiene del hogar».

 

Alina, creadora del Atelier «Atrévete» en Marianao. Foto: Cortesía de la entrevistada

Las mujeres aportan  más de 3 horas diarias para planificar comidas, comprar suministros, cocinar, conservar los productos  y servirlos. Las iniciativas familiares en la elaboración de alimentos, lideradas por las mujeres, sustituyen el déficit de oferta de estos.

El costo de gran parte de las afectaciones por el bloqueo en la alimentación se cubre por el trabajo doméstico que se realiza en el hogar, principalmente por las mujeres. Este costo se incrementa en zonas rurales, con afectaciones de acceso al agua, combustible y transporte”, argumenta la Dra.C. Teresa Lara Junco, investigadora en temas de género y economía.

 

Foto: Cortesía de la entrevistada

La académica repasa las historias de vida de mujeres diversas, en diferentes entornos, que buscan soluciones a la escasa oferta alimentaria, con el día a día en el beneficio de alimentos (lavar y guardar vegetales), la preparación de conservas, elaboración artesanal de encurtidos, condimentos secos y jugos de manufactura femenina. También destaca el rol como usufructuarias en sus localidades  para producir alimentos, ante las restricciones del bloqueo, adversidades climáticas, el deterioro de recursos naturales.

“Aparecen la incentiva, el reciclaje en emprendimientos económicos que aportan soluciones sostenibles para las comunidades, como es la historia de Dunia en la finca La Melissa en el municipio habanero de San Miguel del Padrón”, ejemplifica.

Esta avezada estudiosa de la economía de cuidados, explica:

“La pandemia impactó a Cuba en un momento de debilidad de su economía y de vulnerabilidad macroeconómica. Al finalizar el 2019 la economía estaba muy afectada por el recrudecimiento del bloqueo sobre la isla, afectando principalmente la importación de combustible, los ingresos del turismo y la disponibilidad de divisas, lo que disminuyó los niveles de importación de alimentos para uso animal, de fertilizantes y por ende, la producción de carne de cerdo, frijoles y arroz, entre otros. Esta situación económica del país ya en enero del año 2020 tensiona los hogares en la búsqueda de estrategias que tiendan a compensar los gastos de acuerdo a los ingresos, así como a cubrir el déficit de servicios de apoyo a la familia”.

Resalta que en este panorama de confinamiento se incrementa en los hogares la intensidad del trabajo, principalmente femenino, para atender a hijas e hijos, sus actividades docentes y de entretenimiento, así como a personas mayores. También muchas veces recae en ellas la búsqueda de víveres, en situaciones de mayor desabastecimiento, incrementos de precios y de tiempos para elaborar las comidas.

Se refuerza la higiene y limpieza en el hogar, con la necesaria búsqueda de medios para ello; incrementa la atención a personas vulnerables a la enfermedad de COVID-19; se adiciona el cuidado de personas que se recuperan en la casa tras superar el virus, además de simultanear todas las actividades cuando se realiza teletrabajo en el hogar.

Es significativa la intensidad de la sobrecarga doméstica y de cuidados, el agotamiento físico y sicológico, la pérdida de tiempo para decisiones personales, disminución del tiempo para el autocuidado, modificación y aplazamientos de planes para el futuro y el reajuste de la vida social.

 

Elena Gentili, representante de Oxfam en Cuba. Foto: RT

Por su parte, la representante de Oxfam en Cuba, Elena Gentili, comenta al respecto: “A nivel global las mujeres son las más afectadas, están sobrecargadas con el trabajo de cuidado, expuestas a situaciones de violencia machista con tendencia a incrementarse en condiciones de aislamiento, y en mayor riesgo de ver afectadas sus medios de vida, perder ingresos y sufrir la privación de necesidades básicas. Esas circunstancias no les son ajenas a las mujeres cubanas. Ellas sienten sobre sí los impactos de la crisis económica del país -agravada por el bloqueo de los Estados Unidos y la propia epidemia-, junto a los mandatos patriarcales que persisten en la sociedad cubana. Ellas son quienes se recargan más, por ejemplo, con la higienización en los hogares y centros laborales, el trabajo doméstico y el cuidado de niños, niñas y personas adultas mayores, así como, con las tareas educativas que pasaron a compartirse con las familias”.

Particularmente, las mujeres que  trabajan en el sector no estatal vieron perjudicados sus empleos o quedaron en stand by, “en espera de una recuperación de sus negocios, teniendo que regresar a sus hogares sin ingresos, con la consiguiente pérdida de su autonomía económica. Se trata así de una situación que afecta la independencia de las mujeres y limita su participación en la vida económica del país”, señala Gentili.

La representante de esta organización internacional en la Isla también enfatiza en las consecuencias que trajo para no pocas mujeres el retorno a casa, “algunas en condiciones de dependencia, las expone a situaciones de mayores riesgos ante diferentes expresiones de la violencia: un marco propicio para que se desarrollen relaciones abusivas, insatisfactorias al interior de los espacios domésticos.

Las que pasaron a la modalidad de teletrabajo tienen grandes desafíos también para la conciliación de los tiempos laborales, familiares y personales. Sin dudas, la pandemia plantea retos a las cubanas en términos de desarrollo económico, autonomías, autocuidado, crecimiento personal, pérdida de redes de apoyo y dificultades para participar en otras actividades o espacios digitales por las sobrecargas”.

El bloqueo estadounidense a Cuba ha profundizado los daños de la pandemia. ¿Qué ha investigado Oxfam sobre los saldos humanos y económicos que ha cobrado esta violenta política a las mujeres?

“Estamos ante una política que frena el desarrollo de la isla y sus relaciones extraterritoriales de manera sostenida durante casi seis décadas. Oxfam ha denunciado las implicaciones que tiene el bloqueo de Estados Unidos sobre la vida cotidiana de millones de cubanas y cubanos y ha pedido que cesen esas sanciones que niegan y limitan derechos. Ni siquiera en un contexto global de crisis sanitaria, se han reconsiderado esa política, por el contrario, volvieron a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo que tiene impactos también en materia económica».

Actualmente preparamos un informe sobre los impactos del recrudecimiento del bloqueo para Cuba, con énfasis en la vida y los derechos de las mujeres cubanas, y lo que esa política unilateral representa en medio de la pandemia de la COVID 19. En el mes de mayo prevemos el lanzamiento del informe sobre este tema, que parte de un estudio realizado por el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM).

Tanto por las evidencias aportadas por esta investigación, como por nuestra experiencia en la isla, trabajando junto a comunidades, cooperativas, organizaciones sociales, actores territoriales y aliadas desde 1993, sabemos que el bloqueo de los Estados Unidos, profundiza la crisis económica, dificulta el acceso a proveedores de insumos, medicamentos, tecnologías, equipos médicos y productos de primera necesidad.

Situar los impactos del bloqueo en la vida y los derechos de las mujeres, parte de la certeza de que no es posible conseguir una sociedad justa a menos que mujeres y niñas tengan capacidad de decisión sobre sus vidas. Para lograrlo, es preciso exponer las prácticas patriarcales que les impiden a ellas gozar de sus derechos plenamente. En ese sentido, consideramos que el bloqueo es un sistema de medidas patriarcales que afecta las condiciones de vida de las cubanas de manera particular, limitando sus oportunidades y autonomías.

Un ejemplo del impacto del bloqueo en materia económica y comercial al sector cooperativo: el 80% de la superficie agrícola cultivada del país es gestionada por productores/as individuales y cooperativas agropecuarias. Tienen en sus manos la mayor parte de la producción agrícola nacional. El proyecto Apoyo a la intercooperación agropecuaria (Apocoop), que implementamos con la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y financiamiento de la Cooperación Suiza, ha fortalecido la gestión integral de las cooperativas agropecuarias en varios territorios.

Una de ellas, la CCS Gonzalo Falcón, en Manatí, Las Tunas, es presidida por una mujer y han logrado ampliar el empleo para campesinas y sensibilizarlas a ellas y a los hombres, para promover la equidad de género. Ahora se están preparando para la exportación de lima, limón persa, aguacate, cebolla y plátano fruta. Lastimosamente el bloqueo les cierra el gran mercado norteamericano, que por la cercanía geográfica sería una oportunidad para incrementar ingresos de las productoras y productores de allí o para adquirir insumos y tecnologías que mejoren las condiciones con las que laboran y les faciliten la producción agropecuaria, en medio de otra gran adversidad, el cambio climático.

Las mujeres con las que trabajamos a lo largo y ancho de la isla, aportan a procesos productivos, sociales, académicos…, desde el ámbito público. En todos esos espacios ellas se ven afectadas por el bloqueo. Por ejemplo, las dificultades con el transporte, el uso de tecnologías obsoletas para otras regiones del mundo y que, en la isla, se mantienen en activo porque resulta complejo reponerlas o acceder a piezas de repuesto. Es sabido que el acceso a la información y el conocimiento está limitado, pues varias plataformas digitales, muy usadas durante la pandemia para el intercambio a nivel global, están bloqueadas para quienes residen en Cuba, como Zoom.

Las carencias materiales son una constante en espacios laborales y también en el ámbito privado. Las mujeres suelen desempeñar el trabajo de cuidados al interior de los hogares, por la cultura machista que las sobrecargan a ellas con esos roles. Entonces, sobre sus hombros muchas veces está garantizar la alimentación a sus familias o los productos de higiene básicos para la protección en este contexto de la pandemia. Buscar alternativas para garantizar el bienestar de las personas que tienen a su cargo -hijas, hijos, adultos mayores, etc.-, puede ser un factor de estrés permanente cuando, hasta conseguir un medicamento específico, se dificulta.

Por otra parte, muchas familias han visto afectadas sus aspiraciones y necesidades de cercanía, en conexión directa con la salud y el bienestar familiar. Sobre todo, luego de la entrada en vigor de las medidas aprobadas por la Administración Trump, que dificultan las visitas y el envío de remesas por parte de la comunidad cubana residente en los Estados Unidos. El daño psicológico que estas situaciones causan, por ejemplo, a las madres cubanas, no es cuantificable. Como tampoco lo es el impacto sobre los proyectos de vida o las aspiraciones de las y los jóvenes para construir un futuro con mayor bienestar, derechos y realizaciones. La política de bloqueo hacia Cuba ha sido un tropiezo común para varias generaciones de cubanas y cubanos.

«Oxfam aboga por un mayor empoderamiento de las mujeres para desarrollar sus capacidades, impulsar sus propios proyectos con liderazgo y ejercicio de sus derechos, sin los obstáculos que plantea el bloqueo para sus vidas”.

Mujeres: Desbloqueando la vida

“El bloqueo es una forma de violencia patriarcal, estructural, de Estado, el más largo y despiadado de los que se conoce, donde se ejerce el abuso de poder de la potencia imperial más poderosa de la historia sobre una pequeña nación insular, pobre, para someterla a los intereses del imperio”, enfatiza la Dra. C. Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

La salud es un derecho humano violentado por este bloqueo imperial, redoblado en medio de la pandemia, lo que ha traído carencias de medicinas e impedimentos para acceder a medios y tecnologías necesarias para responder a la actual situación sanitaria. Pero, Fidel, quien nos enseñó a ser resilientes, fue el impulsor de un sistema de ciencia, tecnología e innovación con el que contamos hoy, donde el 53% del potencial científico son mujeres que desarrollan proyectos cardinales para desarrollar la biotecnología, la producción médico-farmacéutica y vacunas, la adaptación al cambio climático, la informatización de la sociedad, las investigaciones en ciencias exactas y naturales y las nanotecnologías.

El Sistema Nacional de Salud en Cuba, público, gratuito, que da acceso universal a este derecho esencial, está compuesto por el 71,2% de mujeres, con resultados significativos en los protocolos de atención a los enfermos de COVID-19, que incrementan la inmunidad, evitan el agravamiento de la enfermedad y disminuyen la cifra de fallecimientos.

“Las mujeres son mayoría en los resultados de investigación de los principales candidatos vacunales contra la COVID-19, medicamentos cubanos usados en los protocolos de atención a la pandemia, son mayoría en los laboratorios clínicos especializados, entre el personal médico y las enfermeras de los hospitales y realizando el pesquizaje y vigilancia en la comunidad”, subraya la Dra.C. Teresa Lara.

Han sido mayormente las cubanas, quienes frente a la hostilidad e insensible ojeriza contra Cuba en plena pandemia, han desbloqueado con inteligencia, creatividad y constancia, lo más sagrado: la vida.

Resiliencia en Revolución

El espíritu emprendedor femenino es innegable, cuya resiliencia también ha estado promovida por la igualdad de derechos en Cuba, lo que fortalece a las mujeres y su capacidad de resistir ante su cotidianidad bloqueada.

“Cuando inicia esta cruel política, ya las mujeres participaban en la batalla de la alfabetización, desde entonces ha sido un enfrentamiento por la supervivencia,  donde las mujeres han estado siempre a la vanguardia, aunque no ha sido fácil. La mujer ha sido beneficiaria principal del proceso educativo en Cuba, una realidad que se constata especialmente en la Educación Superior. Según el Censo de Población y Viviendas (CPV) del 2002, las mujeres con Nivel Superior terminado eran el 9,1% de la población femenina y en el 2012 es de 12,1%, además de ser el 55% del total con título académico de doctorado. Es aún de mayor relevancia cuando en 1953 solo existían 13 mujeres con categoría científica”, acota Lara Junco.

Igualmente, aporta otros datos sobre la participación de las mujeres en el empleo: Según el CPV de 1953, la tasa de actividad económica de las mujeres en el empleo era de 13,5 % y se ha incrementado hasta el 53,3% al cierre del 2019.

Al triunfo de la Revolución existían en el país, aproximadamente unos 6000 médicos, de los cuales solo un 6% eran mujeres. Actualmente, el Sistema Nacional de Salud cuenta con una fuerza femenina, que significa el 71,2% del total de su personal. Hoy las mujeres tienen una esperanza de vida de 80,45 años, cuando era de 57,89 años en la década del 50. También se reduce la tasa de mortalidad materna de 125,3 por cien mil nacidos vivos a 43,6.

Las estructuras administrativas, sociales y profesionales en nuestro país propician el ejercicio de los derechos ciudadanos, donde las mujeres se unen al proceso participativo, ejercen su derecho al voto y a ser elegidas. “En el caso específico del voto, fue un derecho conquistado por las mujeres cubanas en 1934 y llegaron en las elecciones de 1936 a la Cámara de Representantes 8 mujeres de elevada posición social. En el proceso electoral cubano, las mujeres han ido ganando en participación desde la base, como delegadas de las Asambleas Municipales y Provinciales, hasta la Asamblea Nacional como diputadas. El proceso electoral de 1976 eligió el 21,8% de mujeres diputadas y en el último proceso electoral las diputadas son el 53%. Por los roles asignados a las mujeres, la conciliación entre su desarrollo profesional y la responsabilidad con la familia, ha caracterizado en todos estos años la entereza que tienen las cubanas”, afirma Teresa Lara.

El desarrollo profesional de las mujeres antillanas -que tienen el mismo salario que los hombres con iguales puestos y responsabilidades-, les ha aportado más herramientas para que sean resilientes ante la limitación y la incertidumbre económica, extraigan aprendizajes de las dificultades, sean proactivas, creativas y salgan fortalecidas de cada batalla hogareña, laboral y comunitaria contra el bloqueo.

Durante un conversatorio online, organizado por el Frente Amplio de Uruguay con motivo del 8 de marzo, la Dra.C. Mariela Castro afirmó:

“El precio que hemos tenido que pagar es muy alto e impacta a toda la población en todos los escenarios de la vida cotidiana, especialmente a las mujeres, que identificamos al bloqueo como la peor forma de violencia de género ejercida contra nosotras (…) En el contexto cubano, una de las expresiones más relevantes de esta lucha feminista es el enfrentamiento a las limitaciones arbitrarias que nos impone el bloqueo. La capacidad de soñar, construir, transformar, de ser solidarias en todas las circunstancias de la vida, es el mejor mensaje que podemos dar las cubanas a los pueblos en sus luchas. Muchas gracias por la solidaridad y la sororidad”.

Por ellas, por sus hermanas, madres, hijas, nietas, amigas… Atrévete y lucha: ¡NO MÁS BLOQUEO!

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