Icono del sitio Trabajadores

Todas las victorias de la Ciénaga de Zapata (+ Fotos)

Con el triunfo de la Revolución Cubana, la Ciénaga de Zapata comenzó a hilvanar los éxitos que han forjado su vocación  ganadora, andar acentuado hace 60 años, cuando un día como hoy alcanzó su gran victoria  en las arenas de Playa Girón.

 

Foto: Tomada del sitio naturaleza y viaje

Fue el 16 de marzo de 1959 la primera visita de Fidel Castro Ruz al territorio cubano probablemente más olvidado en la etapa anterior al triunfo de enero de ese mismo año. De ese amor a primera vista renació, para suerte de la nación, ese pedazo de tierra de la provincia de Matanzas, por donde el 19 de abril de 1961 Estados Unidos intentó, en vano,  apoderarse de la Isla.

El significado de la gesta pareciera fertilizado en la personalidad de los cenagueros. La postura de no dejarse vencer, que es igual a querer ganar siempre, sobrepasa el tamaño del Humedal más extenso y mejor conservado del Caribe.

Cena con los carboneros de Soplillar. A primera vista fue el amor entre la Ciénaga y Fidel, autor indiscutible del renacimiento de uno de los pueblos más olvidados de Cuba en la época anterior a 1959.

Esa promesa hecha certeza, de mil maneras la expresa su gente. Nacido y criado allí, Bienvenido Roig Chirino se ufana del lauro conquistado hoy en la  batalla por derrotar al Sars Cov 2. Desde la llegada de la pandemia en marzo de 2020, el municipio matancero suma 32 casos positivos (hasta el 16 de abril), la más baja cifra en la provincia, con el récord, además, de haber estado nueve meses libre de Covid-19.

Hasta diciembre del 2020 se mantuvo libre del nuevo coronavirus. La Ciénaga de Zapata logra hoy el mejor control de la COVID-19 en Matanzas. Foto: Yamilka Nieves Vázquez

El resultado invita a la comparación. Si en vez de ahora, la  COVID-19 hubiera afectado al mundo antes de 1959, “nadie salvaría a la Ciénaga de una catástrofe. Ni imaginarlo es bueno”, suspira Roig Chirino, primer secretario del Comité Municipal del Partido Comunista Cuba (PCC).

Foto: Noryis

Son muchas las historias sobre los cientos de muertos causados por  el paludismo, la fiebre tifoidea o el brote de encefalitis equina ocurrido en la década del 40, “un pasado que la Revolución borró al crear una sólida infraestructura sanitaria”, afirma

Por eso, dice, la estrategia de enfrentamiento dispuso enseguida de los 12 consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia, del  policlínico de Playa Larga y de la extensión de un centro de salud en Cayo Ramona, a lo que sumamos los sitos de aislamientos.

Para el dirigente partidista, el disciplinado cumplimiento de los protocolos higiénico-sanitarios y la calidad de las pesquisas constituyen factores claves en el control de una enfermedad en la que estuvieron en cero hasta diciembre de 2020.

Dos años sin mortalidad infantil y materna

En términos de mortalidad infantil y materna, de lujo son los indicadores en una Ciénaga de Zapata que lleva tatuada en el alma las 75 muertes por cada mil nacidos vivos en 1958, más del doble de la del país, calculada en 32,5, rememora con dolor la investigadora matancera Clara Enma Chávez Álvarez.

En contraste, desde 2019, ni paridas ni infantes fallecen allí, comportamiento que lo encumbra como el territorio con logros más integrales en el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) en la provincia de Matanzas, consecuencia del esmerado quehacer de los integrantes de la red asistencial de atención primaria, asegura Orestes Acosta Iglesias, al frente de la dirección municipal de ese organismo.

El resultado cobra mayor trascendencia debido a las propias características geográficas del mayor y menos poblado municipio cubano, con una extensión de 4 mil 520 kilómetros cuadrados y una población de unos 10  mil habitantes, muy dispersos, lo que complejiza la atención a comunidades muy distantes las unas de las otras, como Santo Tomás, Cocodrilo, Ceiba o Guasasa.

Sin mortalidad materna e infantil desde el 2019, la Ciénaga de Zapata consagra un indicador contrastante con los elevados fallecimientos antes del triunfo revolucionario de de enero de 1959. Foto: Noryis

Vicedirectora de asistencia médica, Dayamí Gómez La Rosa (la China) se emociona, y mucho, al referirse al tiempo que permaneció como especialista principal del Programa de Atención Materno-Infantil (PAMI), responsabilidad a la que dedicó energía, paciencia y cariño infinito. “Fueron intensos, pero muy bellos los nueve años en esa misión”, manifiesta.

“Esa labor, añade, está asesorada por el grupo básico de trabajo,  especialistas que interconsultan a las gestantes y a los menores de edad, en estrecha relación con los médicos de la familia, a su vez preparados con un conocimiento completo de la comunidad donde serán ubicados”.

 Oriunda de Los Arabos, confiesa la China que vivir y laborar en la Ciénaga le ha permitido realizarse como especialista en Medicina General Integral y entender, entre otras cosas, que “el ejercicio de la prevención y de la práctica epidemiológica constituye el instrumento más eficaz del personal médico que maniobra en la comunidad”.

 A juicio de la doctora, a pesar de que “hoy la primera trinchera de combate del personal sanitario sea contra la COVID-19, aquí nunca dejaremos el PAMI de la mano”, sobre todo, por la prioridad demandada por el control del riesgo preconcepcional, a fin de conseguir que la mujer se embarace en el momento más oportuno de su vida fértil”, acota su colega Acosta Iglesias.

Con un total de 487 trabajadores de la Salud, en la Ciénaga se brinda  asistencia de Cirugía menor, Pediatría, Ginecobstetricia, Oftalmología y Medicina Interna, a lo que se añaden los servicios de rayos X y del equipo SUMA.

Turismo hermoso y rentable

Con más de 300 casas de renta, unos 750 bares y mil 156 trabajadores no estatales, esta forma de gestión constituye fuerte complemento del turismo cenaguero. Foto: Agustín Borrego

Otra auténtica ganadora en esta bella geografía lo es, sin dudas, la Empresa Integral Turística de la Ciénaga de Zapata (EITCZ), en óptimas condiciones para seguir cobijando las prácticas de un excelente turismo de naturaleza, luego de las mejoras en la planta hotelera y extrahotelera.

Turistas de varias latitudes ubican en su preferencia el destino Ciénaga de Zapata. Foto: Agustín Borrego

Para Jorge Sagarra Almenares, director general EITCZ, es inmensa la alegría de saludar las seis décadas de la victoria en Playa Girón con una empresa rentable, que hace mucho tiempo dejó atrás el camino de las pérdidas económicas, logro al que han tributado todos los colectivos, muy en particular el de Campismo Popular

Recuerda que en el 2019, año precedente a la llegada de la pandemia, ese destino turístico fue el anfitrión de 46 mil vacacionistas, 21 mil de los cuales fueron clientes foráneos, y generó seis millones de pesos en utilidades.

La satisfacción del plan de ingresos y de turistas días marchaba con igual pie derecho en el 2020, hasta que la COVID-19 obligó el parón que “menguó la economía, pero no nuestras ganas”, afirma.

“El cese de las operaciones nos llevó a emprender un programa de mantenimiento, que posibilitó actualizar la totalidad de los productos de la Ciénaga de Zapata y continuar las inversiones en otros, lo que nos pone en mejores condiciones para recibir a nacionales y extranjeros con estándares por encima de cuando cerramos las instalaciones”.

Como parte de la vitalidad del proceso inversionista, acotó, un capítulo relevante lo tienen la recuperación de habitaciones fuera de orden, para poder poner en capacidad de alojamiento las 440 existentes en ese destino de ocio, a las que suman las ofrecidas por los trabajadores no estatales, arrendatarios con notable protagonismo en la gestión turística de la Ciénaga de Zapata.

En la recuperación de alojamientos se inscriben la reparación capital de cuartos en la villa Playa Girón, en la base de campismo Victoria de Girón y las del complejo Guamá, acciones todas que las dotará de mayor estándar y confort, manifestó Sagarra Almenares.

Sede dos veces del encuentro internacional TURNAT, principal evento de turismo de naturaleza realizado en Cuba, la Ciénaga de Zapata cuenta con 11 puntos certificados para el ejercicio del buceo, y modernos equipamientos, uno de los principales atractivos de este gran humedal.

Explica que nada mueve más turistas a la Ciénaga de Zapata que el paseo en lancha y el posterior recorrido por la aldea taína, réplica de cómo vivían los indios en nuestro territorio. Esa es, sin dudas, la oferta estrella y la excursión que define la comercialización de este destino, aseguró.

Por eso, enfatiza,  la EITCZ continúa en el camino de las mejoras de cara a perpetuarse como el edén natural de Matanzas y un destino seguro en el manejo de los protocolos de bioseguridad, ventaja muy valorada por quienes deseen alojarse en la Ciénaga de Zapata.

 

La médica de Nemesia es también agricultora

Graduada en el 2013, la doctora Lusay (primera de derecha a izquierda) adora quitarse la bata e irse labrar la tierra. Foto: Cortesía de la doctora Lusay Andrade Miranda

A sus 31 años, Lusay Andrade Miranda es la única médica oriunda de Soplillar, el poblado que trascendió al mundo por ser donde nació y vive Nemesia Rodríguez, víctima junto con su familia de la agresión de los Estados Unidos por Playa Girón.

Por varios años se convirtió en novedad por ser también la primera lugareña doctora del consultorio, hasta que hace un tiempo pasó a ocupar un puesto en el área de apoyo vital de terapia intensiva del policlínico Celia Sánchez Manduley, en la ciudad cabecera municipal de Playa Larga.

“Ni siquiera así han dejado de ser mis pacientes. No solo porque vivo en esa comunidad, sino porque una no abandona a los suyos, mucho menos cuando te necesitan”, confiesa complacida esta joven, igual de delgada, igual de emprendedora que siete años atrás, cuando por primera vez la entrevisté. (Ver Soplillar ya no tiene médicos de afuera).

Tiene el honor, lo asegura con placer, de atender la historia encarnada en Nemesia. Su manera de comportarse es verdadera inspiración para todos.

Su misión internacionalista está en Soplillar. Del policlínico puede irse, de allí no, porque no está dispuesta a abandonar el compromiso con su gente, reitera con firmeza.

Mientras llega el momento de cursar la especialidad de Medicina Interna, Lusay se prueba en el difícil parto de hacer parir la tierra, un verdadero desafío por la mala calidad de suelos y estar ubicado su pedacito en un pedregal, lo cual convertía en casi imposible su sueño.

Cuando no está en los habituales trajines médicos, “me pongo a sembrar, a cosechar. Es solo soltar la bata y vestirme de agricultora”, sonríe y sus palabras suenan naturales.

La Ciénaga, por los propios impedimentos de fomentar allí una agricultura a gran escala, depende de los alimentos de otros lares, de ahí que motivada por la Estrategia Económico y Social del Estado, se empeñe ahora en producir  su propia comida.

Entre los embullados con la iniciativa está la doctora. El éxito de las plantaciones de plátano, melón, yuca, tomate  y calabaza lo atribuye a la colaboración del CITMA, “pues sus especialistas me ayudaron a entender cómo preparar las áreas, a aprovechar mejor los espacios, a hacer el abono orgánico llamado compost…Ha sido muy difícil, pero se ven los frutos”.

A pesar de su extrema delgadez y la rebeldía de la típica guajira, Lusay escribe, quizás sin saberlo bien, la mejor historia del nuevo tiempo en la Ciénaga de Zapata.

Ella responde, sin el menor titubeo, que “han pasado 60 años de la victoria de Girón y no han podido ni podrán derrumbarnos jamás”. Y sonríe, revisa su indumentaria, y sale a toda prisa a darle apoyo vital a un paciente.

Nada reconforta más que el orgullo inconfundible de los lugareños de no olvidar las horas tristes y épicas de aquel Girón, izado, para suerte de Cuba, en la memoria de un pueblo que sostiene con orgullo el  simbolismo de la historia escrita el 19 de abril de 1961,  esa que guía a la Ciénaga de Zapata hacia todas sus victorias.

Compartir...
Salir de la versión móvil