El premio de un científico en las montañas

El premio de un científico en las montañas

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Permanecer por más de 20 años trabajando a 32 kilómetros de la ciudad de Guantánamo en un lugar bello y de pura naturaleza implica mucho sacrificio para un investigador científico.

Rodolfo Rodríguez Ravelo, Investigador del Centro de Desarrollo de la Montaña en Guantánamo. Foto: Adriana Rojas

Demasiado tiempo lejos de la familia y del hogar, con el constante traslado que exigen la autosuperación profesional y los requerimientos investigativos, fatigan los ánimos, más no el empeño.

De eso bien sabe el Doctor en Ciencias Rodolfo Rodríguez Ravelo, Investigador Auxiliar del Centro de Desarrollo de la Montaña,quien acaba de recibir la distinción Juan Tomás Roig que avala el mérito de 22 años dedicados a la indagación y estudio en esa institución.

Sobre el significado de estos logros conversó en exclusiva para Trabajadores.

¿Qué se siente al recibir ese reconocimiento durante las sesiones del Pleno Nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte?

«Significa un orgullo en lo individual y lo colectivo y se evocan las renuncias que implican el viajar continuamente a la capital del país para mi maestría o para el Doctorado en el Instituto de Biotecnología de México (UNAM). La mayoría de los proyectos han requerido traslados y participación en otros centros de investigación pero queda la satisfacción de haber participado en alrededor de 15 de ellos, con entrega y dedicación».

¿Entre esos proyectos cuáles han sido los que mayor tiempo y desvelo le han tomado?

«El que me ha llevado mayor tiempo es el de la Toxina del Alacrán, que fue parte de mi tesis doctoral en México, pero también recuerdo con mucho agrado los proyectos con la Industria Pesquera en el desarrollo del cultivo de la langosta de agua dulce en la provincia, un reto importante porque por primera vez se introdujo esa especie acuícola en nuestras aguas; también recuerdo el proyecto de fomento de la apicultura en el territorio con la crianza de abejas reinas, cuya aplicación práctica crece cada vez más».

Respecto a este último, hemos logrado introducir varios productos obtenidos de la colmena en la práctica médica y con ello atender diferentes enfermedades de origen microbiano.

Por otra parte, «el del veneno de Alacrán -aún cuando no hay un ensayo clínico propiamente dicho- nos satisface que durante 20 años hemos podido atender a muchísimas personas, contribuir a su estado de salud y con esa inocuidad del producto crece la credibilidad de nosotros como especialistas».

¿Satisfecho después de tanto quehacer y ese reconocimiento?

No. Todavía quedan muchísimos sueños por realizar. En primer lugar la meta institucional es llegar a ser un centro de alta tecnología y para eso en materia de proyectos debe existir un mayor rigor científico. Hoy cuando hemos venido trabajando sin descanso no tenemos patentes y esa es otra meta por cumplir.
De igual manera aumentar el número de publicaciones en revistas de alto impacto, registrar nuevos productos y continuar favoreciendo la colaboración de instituciones de prestigio con un avalado rigor científico.

Hoy tratamos de que nuestros proyectos otorguen participación a otras instituciones de la provincia, porque eso aporta al crecimiento de una cultura popular en materia de ciencia, que es también nuestro encargo social.

 

Rodolfo recibió la distinción Juan Tomás Roig, durante el Pleno Nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte, efectuado por videoconferencia. Foto: Adriana Rojas

 

¿Qué hacer para acercar esos estudios a las problemáticas sociales de los guantanameros?

En efecto, de eso se trata. La estrategia de las investigaciones científicas del Centro de Desarrollo de la Montaña siempre han perseguido ir a extramuros, o sea, desarrollamos las tecnologías dentro de la institución pero traspasa a la generalización de esos resultados en materia del aporte social que cada uno ofrezca. Cuando nosotros escribimos los proyectos lo hacemos pensando en la mayor integralidad posible, desde la premisa de crear participando.

Incluimos a una diversidad de entidades del territorio en la ejecución de nuestros estudios, y al mismo tiempo tenemos un intercambio directo con los campesinos y productores. Como muestra de ello, nuestro CDM, con sede en el municipio El Salvador se extiende a las zonas montañosas de varios municipios de la provincia y hasta del país.

¿Qué significa hacer ciencia en las serranías? ¿Cuáles son los esfuerzos que lo mueven como científico para lograr sus resultados?

Foto: Archivo

A los científicos los definen muchos valores humanos: perseverancia sobre todo y amor, sin el cual sería imposible llegar a un resultado. Aunque las limitaciones son muchas, como las insuficiencias de un equipamiento adecuado, escasez de reactivos, o la imposibilidad de trasladarse a un área de experimentación por problemas de transporte, hemos podido vencer esas barreras.

«Hacer ciencia desde Guantánamo es más difícil aún, y si es desde las montañas se vuelve complejo por las condiciones del medio y la distancia, sin embargo, nos da la oportunidad de contribuir con aspectos que en otras condiciones estuvieran enmascaradas. Hacer ciencia -sea cual fuere el lugar y los retos- es la vida».

El Centro de Desarrollo de la Montaña en Guantánamo tiene 27 años de fundado, es el único de su tipo en Cuba y ratifica en el presente calendario su condición de Colectivo Vanguardia Nacional.

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