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Tres diputados rememoran etapas relevantes del proceso de reforma constitucional en Cuba

Por Aymara Massiel Matos Gil

El 10 de abril de 2019, cuando se cumplían 150 años del día que los mambises aprobaran la primera Constitución cubana, fue proclamada la actual Carta Magna de la República en Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

 

Foto: Estudios Revolución

 

En ese entonces, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, aseguró: «Esta ley de leyes es hija de su tiempo. Refleja las circunstancias históricas de la construcción de nuestra sociedad y tutela jurídicamente los cambios acaecidos con visión de futuro, en el propósito supremo de alcanzar un socialismo cada vez más próspero, sostenible, inclusivo y participativo».

El texto constitucional, aprobado en referendo, fue el resultado de un amplio proceso que, más allá del estudio y los debates en el seno del Parlamento, convirtió al pueblo en el verdadero protagonista.

A dos años de aquella proclamación, Homero Acosta Álvarez, secretario de la Asamblea Nacional; José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos; y Yumil Rodríguez Fernández, vicejefe de la Secretaría del órgano legislativo, recuerdan momentos importantes del proceso de reforma.

 

La concepción

Para Homero Acosta Álvarez, la proclamación de la Carta Magna fue el colofón de varios años de trabajo iniciados en 2013, cuando la dirección política de la nación acordó llevar a cabo el proceso de reforma. «Esa decisión fue fruto del análisis de las condiciones y de los cambios que tenían lugar en Cuba y los que se podían avizorar en un futuro inmediato».

 

Homero Acosta. Foto: J.L. Beker

 

Los Lineamientos aprobados en el Sexto Congreso del Partido (2011) y los acuerdos de la Primera Conferencia de esta entidad rectora (2012), evidenciaron la necesidad de realizar modificaciones a la Ley Suprema.

Con este fin, «en 2013 el Buró Político aprobó la creación de un Grupo de Trabajo presidido por el General del Ejército Raúl Castro e integrado por personas fundamentalmente vinculadas con la actividad jurídica, aunque había otros profesionales con perfil económico y con experiencia en la actividad del Poder Popular, quienes empezaron a trazar las primeras ideas para la modificación del texto constitucional», recuerda Yumil Rodríguez.

«En 2014 se presentaron las bases a la decisión del Buró Político y fueron aprobadas, entonces empezamos a trabajar. Fueron años donde ocurrieron muchos cambios en el país, y se aprobaron documentos importantes, que también se tuvieron en cuenta para lograr armonía en lo que se venía trabajando», añadió el diputado.

Homero Acosta, coordinador de ese primer Grupo, refirió que durante ese periodo se estudiaron experiencias foráneas de procesos análogos. «Particular interés suscitaron el análisis que tuvo lugar en países socialistas como China y Vietnam, y procesos revolucionarios de América Latina que de alguna forma tuvieron expresión constitucional, como Venezuela, Ecuador y Bolivia. Tuvimos en cuenta también algunas referencias europeas y nuestra historia constitucional, incluyendo la experiencia republicana, con sus luces y sus sombras», dijo.

 

La Comisión Redactora y la participación trascendente de Raúl

«El Parlamento es el único órgano con protestad constituyente en Cuba, por tanto, cualquier modificación a la Carta Magna debe ser sometida a su consideración. En consecuencia, en junio de 2018 aprobó la reforma a la Constitución y la creación de una Comisión integrada por 33 diputados, encargada de elaborar el anteproyecto.

Una de las fortalezas del proceso fue la heterogeneidad en la composición de este grupo de trabajo –aseguró Homero Acosta–.

«Estaba la visión de los dirigentes históricos de la Revolución en la figura del General de Ejército y de José Ramón Machado Ventura; también hubo representación de organizaciones políticas, sociales y de masas, juristas, historiadores, periodistas, artistas, literatos…, y nos incorporamos varios de los que veníamos desde el inicio».

«La participación de Raúl fue trascendente. Él tuvo una premisa desde el principio: aunque ya se habían pautado algunas ideas, en esta Comisión, los análisis partían de cero, y en una amplia libertad de expresión hubo discusiones profundas y antagonismos, no de principios, pero sí de criterios. Era difícil construir siempre el consenso entre tanta diversidad, porque se discutían asuntos complejos, entonces su liderazgo y sus experiencias contribuyeron mucho».

 

Yumil Rodríguez. Foto: J.L. Beker

 

En ello coincidió Yumil Rodríguez: «el Primer Secretario del Comité Central del Partido se integró como uno más y nos dio la posibilidad de opinar sobre cualquier asunto. No siempre hubo consenso, pero logramos encontrar las soluciones más viables, y podemos decir que más allá de los diferentes puntos de vista, todos respaldamos lo que se plasmó en el documento final».

«Nuestra Constitución de 2019 es también reflejo del pensamiento político de Raúl Castro Ruz, y yo creo que es su obra jurídica máxima, la obra cumbre de su pensamiento político», consideró José Luis Toledo Santander.

«La Comisión tenía una expresión multisectorial, y allí tuvimos la posibilidad de escucharlo decir francamente sus opiniones sobre los temas más disímiles. Con ese conocimiento que tiene de la historia, hacía valoraciones muy autocríticas de la gestión del gobierno, del papel que debía corresponder a las instituciones… y de todo eso se impregnó la Constitución. No solo aportó criterios, sino también su experiencia», refirió el diputado.

 

Consulta popular y referendo, expresiones de democracia

El proceso de reforma constitucional se caracterizó por una amplia participación de los ciudadanos, materializada primero en la consulta popular, donde se realizaron 133 681 reuniones, con la participación de más de ocho millones de personas; y posteriormente en el referendo, con una asistencia a las urnas del 90% de los electores, de los cuales el 86,85% respaldó la actual Ley de leyes.

Durante cada etapa de la conformación del texto constitucional se trató de ser coherente con los criterios y las valoraciones que se recibían de la población, y una de las particularidades que tuvo esta experiencia fue la intervención directa, sin la mediación de una asamblea constituyente, explicó Toledo Santander.

 

Toledo Santander. Foto: J.L. Beker

 

«Cuando hablamos de una asamblea constituyente nos referimos a un grupo de personas elegidas por los ciudadanos que son las que tienen la posibilidad de hacer propuestas para conformar la Constitución, como se hizo en 1940; pero esos son los únicos que tienen derecho a emitir consideraciones. Posteriormente en asamblea, se vota y aprueba la Constitución.

«Nosotros hicimos un proceso totalmente distinto, en el que el pueblo se convirtió en constituyente. Todos los ciudadanos podían ir a las reuniones y dar criterios con conocimiento previo, porque se distribuyeron cerca de dos millones de ejemplares del texto. Todas esas opiniones se recogieron y se valoraron por un grupo de trabajo integrado por profesores universitarios, juristas y especialistas, que analizaron cada una de las intervenciones, muchas de las cuales devinieron en modificaciones a la Constitución».

Para Yumil Rodríguez, «la labor de esta comisión encargada de procesar los criterios de la población fue meritoria, porque requirió mucho estudio, análisis y debates; y los que participamos en este proceso lo hicimos con una gran responsabilidad».

«De todas las proposiciones recibidas se aceptó el 50,1%, y casi el 60% del texto original  fue modificado gracias a esa participación popular. Las principales propuestas giraban en torno a la garantía de la igualdad en el disfrute de los derechos y la conformación de las estructuras del Estado», precisó el parlamentario.

El 24 de febrero de 2019, fue el referendo, con el respaldo mencionado.

«La Constitución no es un aparato de artículos, ni un conjunto de normas abstractas. La Constitución, sobre todo la socialista, fija el sistema político que rige en un país, el sistema económico, el papel de las instituciones, los derechos de los ciudadanos…, y todo eso es muy cercano a las personas. Si el pueblo está de acuerdo con esos conceptos, está diciendo que mayoritariamente respalda la esencia de la Revolución Socialista de Cuba, y eso es lo que se aprueba. Incluso algunos de los que votaron en contra, haciendo uso de su derecho, lo hicieron por determinados artículos, no por el sustrato fundamental», opinó Homero Acosta.

 

Después de proclamada, los retos de su implementación

Los diputados coinciden en que uno de los principales retos es desarrollar el amplio y complejo instrumental jurídico que complementa al texto constitucional. Para ello se elaboró un Cronograma, cuya implementación se ha visto afectada por la pandemia, aunque la labor legislativa no se ha detenido.

Otro desafío importante es velar por que todos los días actuemos dentro de las preceptivas constitucionales, valoró José Luis Toledo Santander.

«A partir de todo el proceso de reforma y la amplia campaña de divulgación, en la que los medios de prensa han desempeñado un importante papel, se ha ido incentivando en la población un sentido de la institucionalidad de los actos, y se ha promovido la conciencia jurídico-constitucional. Ello permite que la Constitución se mueva en un  ámbito de acatamiento y respeto», apuntó.

«Aunque han pasado dos años de su proclamación, todavía debemos contribuir a que la población la conozca y a que los operadores del Derecho la apliquen», insistió Yumil Rodríguez, quien enfatizó en la necesidad de hacer cumplir todo el articulado de esta Ley máxima.

Por su parte, Homero Acosta aseguró que, aún en medio de la hostilidad del Gobierno estadounidense y de las condiciones que impone la pandemia, y a pesar de las limitaciones internas, prevalece ese espíritu de construir un país más próspero y sostenible.

«La Constitución brinda todas las capacidades para alcanzar ese ideal del Socialismo al que aspiramos y existe la voluntad política para desarrollar toda la capacidad normativa que ella establece. Lo más importante es poder desplegar, no solo en el plano de la normatividad, sino también en la realidad económica, los cambios que vienen quedando», indicó el Secretario de la Asamblea Nacional.

«La Carta Magna es una norma que brinda posibilidades, pero por sí sola no transforma, por eso se requiere también voluntad, decisión y pensamiento, para poder implementar cada mandato constitucional, por tanto el reto sigue siendo alto. Aspiramos a que las nuevas generaciones mantengan y defiendan esos preceptos, porque esa Constitución es también el fruto del pensamiento más avanzado, liberador y revolucionario de la historia de este país», concluyó.

 

En contexto:

El 10 de abril de 2019, coincidiendo con la ceremonia en el Palacio de Convenciones, simultáneamente desde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, en La Habana, y el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, fueron disparadas por soldados cubanos 21 salvas de artillería, como saludo de la nación a la proclamación de la nueva Carta Magna.

(Tomado de parlamentocubano.gob.cu) 

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