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Savia joven para un Congreso

Sangre que no se desborda, ju­ventud que no se atreve, ni es sangre ni es juventud… vaya verdad hecha versos que le vie­ne como anillo al dedo a Dania Marzán Venero, una santiague­ra tan bella como comprometida con el tiempo que le ha tocado vivir.

Dania es la más jóven militante de su núcleo del Partido, estructura desde donde se valida la confianza en la juventud cubana. Foto: Cortesía de Dania Marzán Venero

Podría decirse que nada le es ajeno a esta joven mujer de apenas 35 años, licenciada en Derecho, hija, madre, esposa, fe­derada, cederista, miembro de la Unión de Juristas de Cuba, del comité municipal del Partido y el de la Federación de Mujeres Cu­banas, y ahora delegada al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Cada meta, cada peldaño, los ha conquistado desde su terruño natal, Contramaestre, allí donde es feliz y se entrega sin mira­mientos a cuanta cosa precise de sus energías y talento.

Eso lo aprendió de pequeña, junto al abuelo Toribio, humilde machetero de la brigada millonaria Romana Siete, quien desde otra di­mensión la acompaña y alienta en la aspiración de ser grande inten­tando lo grande.

Así ha sido siempre, comen­zó en sus tiempos de pionera, cuando descubrió a Martí y no pudo menos que enrolarse en el Movimiento Juvenil Martiano para seguir la luz del Maestro. Después vinieron la secunda­ria, la vocacional, la universi­dad, y creció y creció su deci­sión de ser joven comunista, de vanguardia.

Por eso respondió presente a la hora de formarse como fis­cal, en la esfera de Procesos Pe­nales, labor que desempeñó tras graduarse en el 2008; en el 2017 decide incursionar en el área de Asesoría Jurídica y pasa a traba­jar en la Empresa Procesadora de Café Rolando Ayub.

“Aquí he podido encauzar otras aspiraciones profesionales, comenta Dania, estoy rodeada de gente muy trabajadora, desde la dirección hasta el obrero, quie­nes no miden horas, ni días para hacer lo que les toca y un poco más.

“Aquí estoy a gusto, acogi­da y querida por todos, por eso cuando en el núcleo del Parti­do, del cual soy la secretaria general, me propusieron como candidata para representarlos en el VIII Congreso, me sen­tí halagada en extremo, nunca imaginé que sería elegida dele­gada.

“Tremenda sorpresa me lle­vé, y el susto sigue latiente, pues es trascendente la misión de es­tar presente en un momento tan especial del país, que ratificará la unidad, la continuidad, y don­de se debatirán temas cruciales para los destinos de la patria, en particular los asuntos de la eco­nomía, porque estoy en la Comi­sión Uno que centrará los análi­sis en ese aspecto.

“Como fortaleza para asu­mir esa responsabilidad tengo el hecho de ser parte de un co­lectivo Vanguardia Nacional, con resultados, sí, pero al que todavía le falta consolidar me­jor su papel como empresa es­tatal socialista.

“Hacia ahí también encami­naremos los debates: la influen­cia del Partido en el desarrollo productivo.

“En mi escenario cotidia­no enfatizo en ello; en el núcleo que dirijo acompañamos al sin­dicato y a la administración en el empeño de hacer valer la au­tonomía empresarial, consolidar vínculos con la Universidad, ser más proactivos en la innovación, la aplicación de la ciencia y la técnica, fortalecer el encadena­miento productivo y las exporta­ciones”.

Sin descuidar la atención a sus personas favoritas: Alex Da­niel, de 3 años, y Daniela Nailet, de 8; y sin abandonar la supera­ción, con diplomados de Lideraz­go y Comercio Exterior, además de lo que implica los primeros pasos para alcanzar el doctorado en Ciencias Jurídicas, Dania vive la intensidad de estos tiempos de ordenamiento que exigen de ella estudio constante de normas y resoluciones.

No obstante, no hay agobio, no puede haberlos teniendo se­gura la retaguardia con mamá, papá y un esposo con quien compartir labores y gratos mo­mentos. Así va Dania, con su juventud atrevida y su sangre desbordada, así va, con sonrisa de futuro, camino al Congreso y más allá.

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