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Patria o Muerte significa vida (+ Video)

Con paso inseguro por el peso de los años y apoyada en el investigador, la anciana se dirigió hacia el lugar donde un gran panel mostraba las fotos de las víctimas del sabotaje del 4 de marzo de 1960. “Ese es mi esposo, un estibador”, señaló a un rostro joven. Como otros obreros, esa tarde él descargaba, en un ambiente de tranquilidad y seguridad, armas llegadas desde Bélgica para la defensa de la Revolución, y en un instante todo fue interrumpido por un estallido terrible.

 

 

En rememoración dolorosa aquella mujer narró que su compañero ha­bía sobrevivido a la explosión del barco, pero cuando ella acudió al hos­pital adonde lo habían llevado, se horrorizó al encontrarlo todo negro por las quemaduras, sin pelo. Estuvo nueve días sufriendo hasta morir.

Un tripulante del buque de nacionalidad francesa, sobreviviente del acto terrorrista, no olvida el espectáculo dantesco de trozos de cuer­pos, torsos sin piernas, cabezas, brazos…

Son escenas extraídas de la vida real que recoge el impactante docu­mental El enigma de La Coubre, del investigador y periodista colombia­no Hernando Calvo Ospina.

 

Una primera detonación en La Coubre atrajo a numerosos ciudadanos deseosos de socorrer a las víctimas; una segunda explosión provocó un considerable número de muertos y desaparecidos.

 

Aquel 4 de marzo fue una jornada en la que se mezclaron la angustia y el heroísmo de obreros, milicianos, soldados, bomberos y gente de pueblo que, desafiando el peligro, se lanzaron al lugar de los hechos a socorrer a los heridos y muchos de ellos se convirtieron también en víctimas al producirse la segunda explosión.

Al día siguiente, frente al cementerio capitalino, ante una compacta multitud que acudió a las honras fúnebres de los caídos, Fidel explicó que no había sido un accidente en la manipulación de la carga sino un sabotaje, y lo demostraron miembros de las Fuerzas Armadas al lanzar desde un avión a 400 y 600 pies dos cajas de granadas: se rompieron las cajas sin que estallara ninguna de las 50 granadas que llevaban dentro, porque como él aclaró, los explosivos para que estallen hay que hacerlos estallar.

Los detalles del hecho aún permanecen en documentos sin descla­sificar. Fue, sin embargo, el preámbulo de una feroz escalada agresiva del Gobierno de Estados Unidos y la CIA contra Cuba.

En aquella concentración del 5 de marzo, Fidel enarboló la frase ¡Pa­tria o Muerte!, que se convirtió en actitud colectiva frente al adversa­rio. “Los cubanos hemos adquirido un sentido real de la vida que em­pieza por considerarla indigna cuando no se vive con libertad, cuando no se vive con decoro, cuando no se vive con justicia”, dijo entonces el Comandante en Jefe. Esa convicción fue la misma que llevó a nuestros libertadores a lanzarse a la manigua al grito de ¡Libertad o Muerte! Desde entonces los revolucionarios actuaron convencidos, como ex­presa el Himno Nacional, nacido en el fragor de la lucha, de que morir por la patria es vivir.

 

 

Por eso indigna que un grupito de marionetas, aupadas por lo más rancio de las fuerzas anticubanas de Miami, intente mancillar una con­signa que resultó ser lo primero que escucharon los mercenarios de Playa Girón de labios de los milicianos decididos a defender la nueva vida surgida en Cuba a partir del 1.º de enero de 1959.

Ante los enormes riesgos a que estuvieron expuestos los cubanos, en octubre de 1962, el Che expresó, “el pueblo todo fue un Maceo”, porque como el Titán de Bronce alertó a quienes intentaran apoderar­se de Cuba que recogerían el polvo de su suelo anegado en sangre si no perecían en la lucha. Fue otro momento de Patria o Muerte, al que le siguieron muchos más en el transcurso de la Revolución.

El corito proyanqui que se ha atrevido a ofender nuestra consigna, seguramente desconoce que hace más de 20 años Fidel dijo: “Voy a usar una frase, no definitiva, porque nosotros no debemos renunciar a la idea de Patria o Muerte, ni a la idea de Socialismo o Muerte. Voy a decir como dijo una joven diputada en la Asamblea Nacional: ¡Patria y Vida!”. Y es que el espíritu de combate de los cubanos ha tenido como centro la defensa del derecho de los millones que viven en esta tierra a vivir en paz frente a los que quieren destruir nuestro proyecto social a toda costa.

Los usurpadores de esa frase son de la misma calaña de quienes claman por una intervención yanqui a nuestro archipiélago y desean el recrudecimiento del bloqueo, por eso aplaudieron desvergonza­damente al exmandatario de Estados Unidos, quien dictó nada me­nos que 240 medidas contra Cuba. ¿Quién entonces es el responsa­ble de “trancar el dominó” durante más de 60 años, como diría una de las tantas expresiones vulgares de la burda melodía anexionista? Aunque es bueno recordarles que ese “tranque” nunca ha impedido que salgamos adelante.

Preferimos decir como Martí: “Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la propia voz de ataque”, y esa voz es y seguirá siendo siempre para los cubanos ¡Patria o Muerte!

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