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La enfermera Aris, después de la Sputnik V

“Los 14  colaboradores que trabajamos con pacientes positivos a la Covid-19  estamos dispuestos a vacunarnos, porque nos protege del posible contagio con esta enfermedad tan agresiva y nos permite brindar más cuidados a los enfermos de esta patología”.

La enfermera intensivista Aris López Morán. Foto: Jorge Pérez Cruz

Después de recibir la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V, la enfermera intensivista Aris López Morán resume así el sentir de sus compañeros de trabajo en  el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Che Guevara, ubicado en el sector Pinto Salinas Sarria,  en el municipio Libertador del Distrito Capital de Venezuela.

Hace seis meses que llegó a esa instalación y desde entonces ha lidiado de forma directa con personas positivas al Sars-CoV-2, patógeno causante de la pandemia, y lo ha hecho con entrega, venciendo los temores naturales que genera estar frente a un enemigo invisible y letal.

Pero, “ahora, reconoce, nos sentimos más tranquilos, aunque no vamos a descuidar ninguna de las medidas establecidas en los protocolos médicos de bioseguridad que nos trasmiten confianza, incluso en zona roja, donde son atendidos las personas requeridas de cuidados intensivos”.

En sus días de duro bregar, cara a cara, con el nuevo coronavirus, Aris ha aprendido cuáles son las necesidades básicas de los aquejados recluidos en centros hospitalarios, lejos de sus seres queridos, en incómoda soledad, que deben suplir doctores y enfermeros intensivistas,  por eso “damos el tratamiento médico con mucho amor y apoyo psicológico para que se sientan acompañados, como en familia”.

Considera  la vacuna, hasta el momento, bastante efectiva, y argumenta que de los 40 colaboradores inmunizados el día anterior a la entrevista solo dos  reportaron reacciones adversas nada alarmantes y consistentes en malestar general y escalofríos.

Ahora espera que transcurran los 21 días establecidos para recibir la segunda dosis  y califica de muy importante el gesto solidario del Gobierno bolivariano y las autoridades sanitarias de incluir a los misioneros cubanos en este programa de inmunización que prioriza en esta primera etapa al personal de Salud y de otros sectores que están en la vanguardia del combate contra la enfermedad.

Ese es el sentimiento que anima a los más de 20 mil colaboradores de la Misión Médica Cubana en Venezuela, quienes desde hace ya casi un año acompañan al pueblo venezolano en la difícil coyuntura actual, signada por la emergencia sanitaria y el recrudecimiento del bloqueo imperial contra su nación.

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