Icono del sitio Trabajadores

En las redes del ciberacoso (+Video)

– “Hola bella”, inicia el desconocido la conversación. Tras el saludo, que parece amable, asoma el machismo en el chat.

– “Tienes hermosas piernas en tus fotos”, continúa el ciberacoso disfrazado de piropo.

 

 

El ciberespacio nos puede atrapar en su red de violencia. Del otro lado de la pantalla, alguien cruza la línea permisible, miente, teclea insultos, te agrede. Puede ser un supuesto amigo que se burla o un enemigo que injuria. Quizás se escabulle tras un perfil falso o es un exnovio que expuso tu cuerpo en internet.

La Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género de 2016, aplicada a 19 189 personas, arrojó que en los 12 meses anteriores al estudio el 26,7% de mujeres entre 15 y 74 años fueron violentadas por su pareja y el 39,6% en algún momento de su vida. La violencia psicológica es más frecuente, seguida por la económica, la física y la sexual. Solo el 3,7 % de ellas ha buscado ayuda institucional, principalmente en la Policía o la Fiscalía y la FMC.

En Cuba, 50 mujeres fueron ultimadas por sus parejas o ex parejas en 2016, según un informe nacional a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estas muertes, en proporción de 1 por semana, no quedan impunes bajo el Código Penal cubano, pero no tipificar el delito de feminicidio dificulta precisar este dato y sus causas.

 

 

Sobre este tema, reflexioné también en el periódico Granma. Los estereotipos del mundo real encuentran eco en redes sociales para violentar, sobre todo, a las mujeres y la comunidad LGBTQI. Si, además, se trata de una persona que apoya el proceso social cubano, le acecha un ciber-feminicida por excelencia: el capitalismo, impulsado por el rencor, su sentido de propiedad, sediento de poder y control, con descalificaciones, insultos, presiones y amenazas para coartar sus derechos soberanos.

Online pululan asesinos en serie de morales, que disparan los más diversos insultos a las voces comunistas. La ciber-mordaza pretende aislar a la Revolución, encarnada en esas mujeres que no obedecen al patriarca capitalista.  En ocasiones, simula feminismo para quienes alegan ser “censuradas por el régimen”, mientras silencia, calumnia y lincha reputaciones de otras no subyugadas a sus dictados.

No pocas hemos sido víctimas. ¿Su objetivo? : Paralizarnos como fuerza empoderada del Socialismo. Infundir miedo y hacernos callar, ejercer dominio sobre nosotros, como lo hace el machismo.

¿Cómo es posible enarbolar la bandera feminista y atacar a la organización que nos emancipó como mujeres o dar la espalda a la sinergia intersectorial? Se pone en tela de juicio el feminismo de la FMC, que creó oportunidades de estudio y trabajo a las amas de casa de entonces, para que tomaran lápiz, cartilla y manual, también fusil. Pretenden olvidar cambios legislativos como el Código de Familia y la Constitución del ´76. La FMC ha impulsado el derecho al aborto, garantías para la maternidad: desde el acceso a servicios de salud, la licencia de maternidad de un año y recientemente la de paternidad, los círculos infantiles para facilitar el retorno al trabajo remunerado, entre otras.

Esta organización tiene una concepción propia del feminismo, heredada de Vilma y Fidel: la socialista. No obstante, pese haber logrado el adelanto de las mujeres y el respeto de múltiples derechos con décadas de anticipación a movimientos feministas a nivel mundial, la ausencia del término en sus políticas y pronunciamientos es pretexto para atacarla a ella y la Revolución.

 

 

Los nuevos escenarios digitales le imponen a la FMC actualizar sus métodos y estilos de trabajo, comunicarse mejor con la juventud, con sus códigos y formatos, para lograr hacerse más influyente en nuestra cotidianidad.  Ha de ser un selfie de todas nosotras, ahí donde se manifiesta el ciberacoso, hacer foros virtuales sobre problemáticas de las cubanas hoy, formar a las nuevas emprendedoras, impulsar el teletrabajo con equidad, educar en nuevas masculinidades, cuando aún hoy las mujeres cubanas dedican 14h semanales más que los hombres al trabajo no remunerado. Tendría que estar en la acción de muchas mujeres, en todas partes, ser voz activa en los debates sobre una novela, un programa humorístico, un video clip, la publicidad de cierto producto turístico o en el comercio online.

 

 

Los vacíos informativos son oportunidades para quienes usan los desafíos de nuestra sociedad socialista para infamarla con una prensa financiada nada más y nada menos que por esos que nos violentan cotidianamente. Visibilizar el empoderamiento de la mujer y las diversas formas de violencia de género es un encargo social de nuestra prensa, alejada siempre de la crónica roja o sensacionalista. Ha de mostrar nuestras conquistas en materia de derechos femeninos, pero también las asignaturas pendientes para garantizar la plena dignidad de todas las personas, como el matrimonio igualitario y la adopción por la comunidad LGBTIQ o el acceso a técnicas de reproducción asistida en el caso de las lesbianas.

Aunque existen políticas, programas y bases constitucionales, urge una Ley Integral contra la Violencia de Género para que, además de la responsabilidad penal, proteja a las víctimas de los tipos de violencia más solapados, contribuya al cambio cultural que desnaturalice prácticas y conceptos reproductores de esas violencias.

Es necesario mover la polémica, acabar con tabúes heteronormativos, mostrar la Revolución justa, inclusiva y en constante cambio que somos. Por nosotras y por las que ya no están, evolucionemos como sociedad para proyectarnos como una mejor ciudadanía digital.

 

 

 

 

Compartir...
Salir de la versión móvil