En medio de la hermosa bahía de Cienfuegos (82 kilómetros cuadrados de superficie) está ubicado el único islote habitado en esa rada, el cual tiene sobradas condiciones naturales para construir en algún momento instalaciones con fines turísticos.
Fue siempre sitio de veraneo para cienfuegueros y visitantes y aún hay quienes se trasladan en la embarcación que cubre la ruta marítima desde la Perla del Sur hasta el muelle del Castillo de Jagua y hace una parada en ese cayo, al igual que en otros puntos, como el de Pasacaballo.
Conserva aún edificaciones de madera con una hermosa arquitectura y tiene infinidad de atracciones de carácter natural.
Cuentan artículos históricos que entre los años 1537 y 1538 la bahía fue visitada por piratas y filibusteros y se precisa que de 1540 a 1543 algunos de ellos se establecieron en Cayo Carenas, al que llamaron anteriormente Cayo Arenas.
Según los registros más recientes encontrados, viven aún allí algo más de 20 personas. En la década de los años 40 del siglo pasado llegó a tener 186 pobladores.
El islote tiene unas 20 hectáreas, en las que solo queda una docena de viviendas.
Un dato curioso: el director de cine Humberto Solás rodó en este cayo el segundo cuento de la película Lucía.
El investigador e historiador Irán Millán de Valle reseña en un acucioso artículo que geográficamente, ese paradisíaco lugar bien pudiera ser una prolongación de La Punta, península estrecha y alargada que se adentra en el mar es parte de la ciudad de Cienfuegos.
Agrega que en esa zona se descubrió “un importante yacimiento aborigen con características únicas por la cantidad y calidad de muchas de las piezas allí encontradas, a partir de una casual y veraniega visita del arqueólogo e investigador (ya desaparecido) Marcos Rodríguez Matamoros, quien accidentalmente descubrió piezas únicas para el área caribeña, las cuales denotan una intensa actividad anímica de nuestros indígenas”.
Visitar Cayo Carena es como estar en un paraíso lleno de belleza, rodeado de las azules aguas de la bahía de Jagua.
