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Una cátedra de boxeo y magisterio

Academia Provincial de Boxeo de Cienfuegos. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

Academia Provincial de Boxeo de Cienfuegos. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

Cienfuegos.— Son pasadas las siete de la mañana y el automóvil engulle el asfalto a una velocidad respetable. Uno se asoma por la ventanilla y entre aromas y polvo aprecia un verdor que afilia cultivos y arbustos. En fin, una vista limpia. “¡Está lejos!, ¿verdad?”, dice el chofer. Encogemos los hombros con dudas y dejamos atrás  un cartel que anuncia que transitamos por la carretera de Caonao.

Academia Provincial de Boxeo de Cienfuegos. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

De repente el camino gira a la derecha. Unos 300 metros después descendemos del auto y nos adentramos en una de las joyas del deporte en esta provincia. La Academia de Boxeo…

Una veintena de muchachos sudan a raudales. En un local bien acondicionado y con un ring en el medio, les pegan a los sacos con la furia del presente y la ambición del mañana. Al vernos incrementan el ritmo. Los gritos de los profes: “Arriba, arriba, no bajen el ritmo”, son el estímulo perfecto.

Víctor Abreu (57 kg) es un producto 100 % del centro. “Me siento como en casa. Desde los 11 años estoy aquí. Los entrenadores no dejan de aconsejarme. Con una escuela así uno se prepara mejor. Las condiciones son buenas. Me considero un ejemplo. No porque tenga resultados alentadores, sino porque comparto mis experiencias.

“Aspiro a llegar al equipo nacional. Es mi sueño”, afirma mientras calienta motores para continuar su rutina. Muy cerca Erislandy Álvarez (64 kg) trabaja el golpeo en la corta y media distancia. Hace una pausa y jadeante refiere. “Empecé en la gimnasia, pero el boxeo me atrapó. Comienzo mi preparación a las seis de la mañana. En la tarde realizo la segunda sesión. Aspiro a medalla en el próximo Playa Girón. Andy Cruz será mi principal rival”.

El magisterio de los puños

Modesto Morales dirige el proceso de enseñanza deportiva. En su puesto de subdirector responde por los resultados de la Academia. “No es una labor sencilla. El día a día es de chequeos y reuniones, sin olvidar la preparación metodológica de los profesores”. A su lado Otto Pérez asiente y participa del diálogo.

Las jóvenes promesas de la Academia Provincial de Boxeo en Cienfuegos. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

“Este lugar es uno de los baluartes del deporte cienfueguero. Empezamos casi de cero. Fui atleta aquí en los inicios. El cambio es inmenso. Hoy es una de las mejores academias del país. Tenemos el talento para llegar lejos”, asevera y en voz alta exige a su pupilo Abreu apurar la regularidad de su adiestramiento.

Se suma Raúl Ferry, quien como metodólogo provincial está al tanto de todo lo que cocina el pugilismo sureño. “Regulo los centros vinculados a nuestra disciplina en la cabecera y sus municipios. Estamos orgullosos de lo que hemos logrado. Aquí se formaron medallistas mundiales y olímpicos. Ello confirma que se trabaja bien. Tenemos la materia prima y la capacidad de los guías. Con eso podemos marcar la diferencia”.

Desde el despacho Yoan Martínez conoce de su responsabilidad. Como director conduce las riendas de una institución de la que presume el deporte cienfueguero. “Tengo un colectivo de lujo. El objetivo es formar valores. Educar al púgil. Conversamos mucho. Disciplina y unión son dos de nuestras fortalezas. Tenemos cosas que mejorar, pero juntos podremos lograrlo. Pronto entraremos en un nuevo proceso de inversión. Acá, los logros son de todos”.

Un brindis con una olorosa infusión sella la jornada. El retorno nos regala otra vez el paisaje renovador. Una acuarela de tonos verdes bajo el azul de un cielo formidable. Es mediodía y el sol invita a refrescarse. Ansiamos reposar y comenzar a escribir sobre lo visto. Hablamos sobre lo divino y lo terrenal. “¿Cómo vieron la Academia?”, interrumpe el chofer que nos devuelve a la ciudad. “Está muy buena. Tienen razones para sentirse felices”, decimos.

“¿Eso nada más?”, pregunta. Nos miramos dudosos. “Señores, expresa, allí se forman campeones, que se preparen los rivales, ¿no lo creen?”, sonríe.

Nosotros ratificamos su parecer y prometemos perpetuar la plática.

 

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