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AfCFTA comienza a rendir frutos

El nuevo año supone la puesta en marcha de las actividades comerciales de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (African Continental Free Trade Area, AfCFTA). En la gestión participan la Unión Africana y otros grupos, entre todos integran lo que será la mayor área comercial del mundo.

El acuerdo de la AfCFTA, negociado en un primer momento en 2018 por 44 naciones reunidas en la capital ruandesa Kigali, sumó el 5 de diciembre del 2020 a otros países hasta llegar a 54 miembros de la Unión Africana. Solo Eritrea no firmó.

Las gobernantes enviaron así un mensaje de esperanza a la economía regional que, pese a los conflictos y las disparidades de crecimiento, no renuncia a proyectar un futuro más próspero.

Ante la grave crisis global que se vive por la pandemia del coronavirus, la AfCFTA, cuyas operaciones deben iniciarse en este mes de enero, significa un empuje al comercio intrarregional y contribuye al programa de industrialización de África.

Antecedentes del grupo integracionista

Las paradojas del llamado continente negro son abismales, convergentes y divergentes a la vez. Ora, rivalidades y conflictos étnicos; ora, países de culturas sincréticas, creencias religiosas compartidas y una vasta riqueza patrimonial por empoderar; ora, naciones con problemas estructurales heredados del colonialismo. África emana un lenguaje tribal con el que hay que contar.

Esa realidad, a menudo agravada por la injerencia extranjera de antiguas metrópolis, coexiste con el interés de ofrecer una vida mejor a sus ciudadanos. Por ello apuestan a la integración.

La Organización para la Unión Africana (OUA), fundada en 1963, sentó las bases de la Unión Africana (UA) que hoy tiene su sede en Addis Abeba y está integrada por todos los países del continente. Desde que entró en funciones en el 2002 ha concentrado sus esfuerzos en articular a las diversas regiones africanas a través de un megatratado económico comercial. Para ello sus directivos han sostenido numerosos intercambios bilaterales y regionales entre expertos, funcionarios, presidentes, primeros ministros y cancilleres…

El acuerdo de la AfCFTA es el colofón de varias cumbres presidenciales y ha sido validado por 54 de los 55 miembros de la Unión Africana. El Área impulsará el comercio preferencial dentro y fuera de sus fronteras, contribuirá al desarrollo de redes y alianzas estratégicas para la industrialización de África, reducirá niveles de pobreza e inequidad, con atención especial a las mujeres y niñas, sectores especialmente vulnerables.

El chadiano Moussa Faki Mahamat, al frente de la Comisión de la Unión Africana, destacó que el Acuerdo es “el logro de un sueño largamente anhelado por los padres fundadores de la Organización para la Unidad Africana (OUA), quienes siempre han querido crear un mercado común africano (…)  y muestra la determinación de los Estados miembros para lograr la integración económica del continente», interés que debe prevalecer por encima de las diferencias sustantivas que, en lo económico, político y social, existen entre los integrantes.

La AfCFTA podrá reducir los niveles de extrema pobreza de las poblaciones del continente e invertir en la precaria infraestructura vial y portuaria de África. Foto: EFE

Los africanos acumulan amplia experticia en el funcionamiento de redes de comercio. Más de 200 agrupaciones regionales, incluido el Banco Africano de Desarrollo, llevan años de labor y por lo general priorizan líneas de desarrollo de infraestructuras, la integración económica regional, el desarrollo del sector privado, la gobernanza económica y la formación técnica y profesional.

AfCFTA, el mayor bloque regional del mundo

Muchos expertos se cuestionan el aporte que a corto, mediano y largo dejará AfCFTA, así como el impacto que tenga de cara a los problemas pandémicos de un continente con más de mil 348 millones de habitantes que lleva años de lucha contra la malaria, el sida, el ébola, y otras enfermedades infecciosas. La emergencia de la covid-19, si bien no se ha cebado en esa área geográfica, ha hecho tambalear algunos empeños.

En la agenda regional figura además el compromiso de preservar la biodiversidad, acosada por la depredación de los ecosistemas africanos por consorcios internacionales y empresas nacionales.

He ahí la encrucijada para implementar la estrategia de desarrollo de lo que sería la Zona comercial más grande del mundo desde la fundación de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Desde su génesis los fundadores diseñaron una agenda para incrementar exponencialmente las exportaciones de productos y multiplicar el pib de la región.

El desafío mayor hoy es superar realidades cotidianas como el terrorismo, los conflictos de intereses con los inversionistas extranjeros y la fragilidad de los sistemas políticos, origen de inestabilidad, ingobernabilidad y sucesivos golpes de estado en algunas naciones.

La entrada en vigor de AfCFTA había sido pospuesta por la propagación de la pandemia, pero fue activada al despuntar el 2021. Ya se reportan beneficios debido a la reducción de aranceles y el incremento de las ventas de productos. El pacto cuenta con el visto bueno de potencias como China y Rusia.

Según el dirigente somalí Mahdi Mohamed Guled: “La misión de AfCFTA es crear un mercado único para el libre comercio de bienes y servicios, lograr la libre circulación de comerciantes e inversores en todo el continente y expandir el comercio dentro de África a través de una mejor integración”

En el continente más pobre y más rico del planeta podría estarse gestando una nueva era a partir del nacimiento de la Zona de Libre Comercio Continental Africana, cuyo anhelo es sacar de la extrema pobreza a más de 30 millones de personas y elevar los ingresos de otros 68 millones que sobreviven con apenas 5.50 dólares al día.

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