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Latir junto a los trabajadores

Un inicio de año muy ac­tivo hemos tenido cubanas y cubanos a partir de la implementación de la Ta­rea Ordenamiento. Para calibrar las muchas opiniones e inquietudes que desde los colectivos laborales están teniendo lugar Trabajadores dialogó con Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político del Par­tido y secretario general de la CTC.

Ulises Guilarte De Nacimiento (a la derecha en la foto) durante un reciente intercambio con trabajadores de Planta Mecánica, de Villa Clara. Foto: Ramón Barreras

¿Qué participación han teni­do la CTC y los sindicatos en el diseño y ejecución de la Tarea Ordenamiento?

Como se ha informado, el diseño abarca cuatro componentes de gran envergadura y complejidad: elimi­nación de la dualidad monetaria y cambiaria, eliminación hasta donde sea posible de subsidios excesivos y gratuidades indebidas, y la transfor­mación en los salarios, las pensiones y la asistencia social.

En su conjunto generan im­pactos que transversalizan la so­ciedad, y se convierten en una ne­cesidad impostergable y un paso imprescindible para suprimir tra­bas y avanzar en la actualización del modelo económico cubano. Hay que dejar claro que la Tarea Orde­namiento por sí sola no constituye la solución de todos los problemas acumulados en la economía.

La CTC y los sindicatos hemos tenido una activa participación con el aporte de criterios en la conforma­ción de políticas y normas jurídicas que la sustentan, en las que se reco­nocen soluciones a viejas demandas del movimiento sindical, asociadas a la descentralización de facultades y mayor autonomía en el desem­peño de los actores de la economía; dentro de estas se encuentran las 43 medidas aprobadas para flexibilizar el encargo de la empresa estatal so­cialista, así como perfeccionar el al­cance y desarrollo de las formas de gestión no estatal.

Como organización fijamos nuestra posición en una declaración del Secretariado Nacional, publica­da en este periódico con el título Ra­zones para una Revolución viva, en la que planteamos respaldar la im­plementación en marcha desde nues­tras estructuras sindicales, median­te la contribución de los trabajadores en aras de alcanzar el éxito.

En estos días de enero ¿qué in­satisfacciones les han llegado de parte de los colectivos laborales?

El éxito de esta Tarea reclama el aporte y compromiso de nuestros trabajadores. Foto: Heriberto González Brito

Las más significativas y genera­lizadas están asociadas a inconfor­midades con las escalas salariales aprobadas para determinadas ca­lificaciones, los elevados precios en comedores y transporte obrero, la eliminación del pago de antigüedad en el sector educacional, preocu­paciones con la disminución de los niveles de actividad y las futuras ga­rantías salariales en sectores como el artístico y el del turismo, y el cre­cimiento desmedido de los precios, hecho que limita la capacidad de compra del salario. También nos lle­gan quejas acerca de la poca diversi­ficación de ofertas de empleo, sobre todo en el sector productivo, entre otros asuntos.

Cada uno de esos planteamientos son atendidos y analizados en el gru­po de dirección para el seguimiento a la Tarea Ordenamiento, en el que es­tán representados la CTC y los sindi­catos nacionales con sus respectivos ministerios y Osde (Organización Superior de Dirección Empresarial). Al propio tiempo el sindicato en las bases tiene que discutir y exigir la solución de todo lo que afecte a los trabajadores; representar sus dere­chos ante las administraciones.

Es deber también promover la búsqueda de la eficiencia que posibi­lite crear las riquezas para ampliar las ofertas que satisfagan las necesi­dades básicas de nuestro pueblo.

Del mismo modo, nuestras or­ganizaciones sindicales tienen que actuar con una alta responsabilidad en el combate contra las violaciones y la especulación que se ha estado generando en los precios, tanto en el sector estatal como en el no estatal.

Otro compromiso es enfrentar con argumentos sólidos las campañas mediáticas que tratan de desacredi­tar la obra de justicia social y fractu­rar la unidad de nuestra Revolución.

¿Qué nuevas acciones y cambios debe emprender el sindicato en este contexto de transformaciones?

Es indiscutible que ante la diná­mica de cambios que nos impone la actualización del modelo económico, la Estrategia Económico-Social y el cambiante marco regulatorio que se pone en práctica, el sindicato nece­sita replantearse transformaciones en sus espacios de representación y diálogo con los trabajadores.

En primer lugar se ratifica la importancia de la asamblea sin­dical como escenario no solo para plantear reivindicaciones, sino como ámbito de participación real del colectivo para alcanzar una más eficiente gestión económica, y como resultado de esta que los tra­bajadores puedan obtener mayo­res ingresos. Ya no hay límites, ni condicionamientos de indicadores para la distribución de utilidades como la parte móvil del salario.

Se impone la exigencia de apli­car los sistemas de pago por destajo, allí donde sea posible en el sistema empresarial. Debe estar presente la evaluación colectiva por reducir gas­tos, respetar los marcos de los índi­ces de consumo, eliminar las cuentas por cobrar y pagar fuera de término y disponer de un sistema contable-financiero certificado. Además, in­cursionar en la exportación apro­vechando sus incentivos fiscales, y combatir el desvío y robo de las pro­ducciones. ¿Bajo estos conceptos po­drá calificarse de formal el ejercicio de participación de los trabajadores como copropietarios de los medios fundamentales de producción?

El Convenio Colectivo de Tra­bajo adquiere una dimensión estra­tégica como instrumento de lucha del sindicato. Es una herramienta de gran valor para la negociación colectiva con los empleadores ante la descentralización de facultades que impactan la política laboral y salarial; para encauzar los plan­teamientos de los trabajadores y fijar la responsabilidad adminis­trativa en su solución.

Negociar lleva conocimiento, do­minio de las normas jurídicas exis­tentes. Por tanto, la capacitación económica y legal de los dirigentes, sobre todo en las secciones y burós sindicales, se convierte en una exi­gencia para que el sindicato alcance reconocimiento y liderazgo ante sus afiliados.

El funcionamiento sindical tiene que caracterizarse por un buen hacer desde el vínculo permanente con los colectivos la­borales. El éxito de esta tarea re­clama el aporte y compromiso de nuestros tra­bajadores.

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