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En Venezuela sí hay un régimen: el de la voluntad popular y el amor

Para la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano concluye uno de los años más complejos y desafiantes de su historia. Creo que nunca antes un pueblo y un Gobierno como el de Nicolás Maduro han  recibido una arremetida de tal magnitud y en tan poco tiempo.

 

 

Hemos presenciado bloqueos económicos, comerciales y financieros, persecución sin límites, intentos de atentados a sus principales dirigentes, amenazas de todo tipo —incluso con invadirlos militarmente— y la más feroz y despiadada guerra psicológica con un andamiaje de medios de comunicación y cuentas en redes sociales armadas 24 horas para disparar mentiras y acusaciones contra el Gobierno legítimo de Venezuela y su institucionalidad.

Si a ello sumamos los efectos de la pandemia de la COVID-19, la crisis económica internacional desatada por esta y el uso de peones que dentro del país se han brindado para desestabilizar al Gobierno, pagados desde el exterior y empleando además, organizaciones internacionales, se confirma que han tenido que enfrentarlo todo y más allá.

Entre muchas cosas que habría que reconocerle al pueblo de Chávez y a los dirigentes chavistas, es la resistencia, la tranquilidad, la dignidad y el optimismo con que han enfrentado cada situación, cada atropello, cada amenaza, en defensa de la paz, la soberanía nacional y en favor siempre de las mayorías.

En un encuentro reciente con la miembros de la Asamblea Nacional Constituyente que en el 2017 asumieron la enorme responsabilidad de intentar salvar a un órgano que representara al país y no que se vendiera al mejor postor, el presidente Nicolás Maduro resaltaba que los Constituyentistas han sido profundamente leales al compromiso que adquirieron con el pueblo humilde que los eligió y que trabajaron incansablemente por la restablecer la paz, la seguridad interna, la unión nacional y la estabilidad del país y que gracias a su confianza en la democracia hoy tienen nueva Asamblea Nacional, el puntillazo para el cual se habían estado preparando y lo hicieron bien.

Y es que mantener el liderazgo, la garantía de derechos, la legislación a favor del pueblo y frente a los bloqueos y agresiones, unido a la necesidad de impulsar la comunicación, el diálogo y el entendimiento que tan bien defendieron los constituyentes que ahora culminan su labor, deberá centrar los ejes de lucha de la etapa venidera.

Maduro recordó en ese encuentro que la mayoría de los que hoy dirigen la Revolución vienen de la batalla de la calle, del combate, de la gran universidad de la verdad y de la vida, y ratificó que hay que “confiar siempre en la razón popular” pues el pueblo ha adquirido una conciencia superior y una sabiduría digna, con serenidad, confianza, en unión perfecta Cívico-Militar, pero respetando la Constitución y las Leyes.

Aseguró además, que falta mucho por mostrar al mundo acerca  del impresionante proceso de violencia y agresión contra el pueblo, sobre los seres queridos arrebatados y que en cada batalla se han encontrado en la oposición interlocutores válidos, verdaderos demócratas que reconocen la existencia de la fuerza, el poder y la doctrina revolucionaria. “Hay que tener presentes todas las experiencias para la lucha para lo que viene”, precisó.

Señaló Maduro que las llamadas guarimbas no fueron más que un intento insurreccional por derrocar a un gobierno constitucional porque en Venezuela  “no hubo régimen de Hugo Chávez, no habido ni habrá régimen de Maduro lo que hay es un régimen constitucional, de justicia, de derecho, social y democrático”.

Consideró como una derrota absoluta del golpismo y del imperialismo yankee, la victoria del Gran Polo Patriótico en las urnas el pasado 6 de diciembre, una victoria que “garantizará la vida de la República, la paz de nuestro país, la estabilidad y la unidad nacional”.

Y con la misma confianza y optimismo con que llegaron al cierre de un año extremadamente complejo, Nicolás Maduro definió el camino a seguir: “Creo profundamente en el Poder Popular, en la democracia revolucionaria y socialista del siglo XXI. Por ello trabajamos arduamente para fortalecer, consolidar, expandir la vida del Pueblo, y lo seguiremos haciendo con amor”.bert

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