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Japón y Canadá, primeros beneficiados de la era postbrexit

“Del Brexit no, avancemos”, tal parece la idea motivadora de los acuerdos firmados este fin de semana por el Reino Unido con las naciones nipona y canadiense antes de que se haga efectiva su salida de la Unión Europa (UE).

En el 2019, el primer ministro británico Boris Johnson, izquierda, recibió a su homólogo canadiense Justin Trudeau. Foto: AP//TEXCOCO PHOTO

El primer ministro británico, Boris Johnson, celebró el “fantástico” tratado que permite ver horizontes en el complejo proceso que ha vivido la nación anglosajona en los últimos cinco años.

El acuerdo pactado este sábado entre Canadá y Reino Unido, previo a la fecha límite del Brexit del 31 de diciembre, es provisional, según habían anunciado al comienzo de la cumbre virtual del G20 el primer ministro Justin Trudeau y su homólogo británico, Boris Johnson, aunque da continuidad, en esencia, al Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA) que incluía a Canadá y a Gran Bretaña, que habría expirado con la salida del Reino Unido de la UE.

Trudeau resaltó el tiempo a su favor cuando expresó: “Ahora podemos seguir trabajando en un acuerdo (personalizado) a medida, un acuerdo integral durante los próximos años que realmente maximizará nuestras oportunidades comerciales y mejorará las cosas para todos”.

En su cuenta de Twitter, Johnson compartió la alegría por un pacto vigoriza el puente con el mercado canadiense: “Las empresas británicas exportan de todo, desde coches eléctricos hasta vino espumoso a Canadá, y el acuerdo de hoy garantizará que el comercio vaya viento en popa”.

El comercio entre Reino Unido y la UE sufrirá grandes alteraciones con o sin acuerdo posbrexit y sus divergencias no derivan aún en un final cercano y esperanzador, por lo que el llamado Acuerdo de Continuidad Comercial Canadá-Reino Unido garantizará la no aplicación de aranceles al 98 % de los bienes comercializados entre dos naciones cuyo intercambio bilateral en el 2019 alcanzó 29 mil millones de dólares.

Si bien el acuerdo debe ser aprobado aún en el Parlamento y es mirado con reticencias por algunos políticos que refieren poco tiempo para estudiar los detalles del tratado en las vacaciones navideñas, la ministra de comercio internacional de Canadá, Mary Ng declaró: “Sabíamos que tener un acuerdo interino sería crucial para garantizar que las empresas, los exportadores y nuestros trabajadores en ambos lados del Atlántico tengan la continuidad y la previsibilidad que necesitan”.

Y el divorcio Unión Europea Reino Unido parece infinito…

Cuando falta apenas poco más de un mes para que Londres abandone de forma definitiva la Unión Europea el 31 de diciembre próximo, muchos ven algo esquiva la concreción de una relación alentadora entre el Reino Unido y el bloque económico.

Recientemente, el gobierno británico, pese a las contingencias de la zona por los efectos de la Covid-19, abrió negociaciones comerciales con Japón, Estados Unidos, Australia y varios países más. El tratado de libre comercio con Japón cerró felizmente en octubre, y las mediaciones del trato con Washington se encuentran en un estado avanzado, según confirmó esta última semana la ministra británica de Comercio Internacional, Liz Truss.

Sin embargo, las negociaciones con la UE no muestran signos de avance. Sin avances tangibles, el estancamiento de las conversaciones solo tiene una certeza: el tiempo se acaba, la presión global no ayuda, y miles de trabajadores pueden perder su empleo al no fraguarse, en términos claros, las condiciones de la separación.

Per se, Alemania tuvo la iniciativa, en su rol de presidencia pro tempore del grupo, de sacar el tema del Brexit en la agenda de las reuniones de fin de año con los embajadores de la UE.

Hoy, sin acuerdo final, destaca la postura de la UE de pretender acceder, en la era postbrexit, a las zonas pesqueras del Reino Unido e imponer su legislación al respecto.

El gobierno del primer ministro conservador Boris Johnson mantiene que quiere firmar, antes del 31 de diciembre próximo, un acuerdo de libre comercio similar con la UE similar al que la organización regional tiene con Canadá, aunque parece olvidar que a Bruselas y Ottawa les tomó alrededor de siete años conseguir ese pacto.

Nuevos controles entrarán en vigor el 1 de enero de 2021, el día después de consumarse el «Brexit», según la Oficina Nacional de Auditorías del Reino Unido (NAO por sus siglas en inglés), organismo responsable de controlar el gasto público británico, y se espera que si la ruptura es brutal, sin acuerdo, al menos 7 mil camiones podrían quedar varados cerca del puerto de Dover el 1 de enero, en un estanco de al menos dos días para cruzar el Canal de la Mancha, debido a la burocracia de los rigores aduanales en el comercio regional.

Y eso sería solo una muestra de lo que sucederá debido a la poca luz que proyecta la era postbrexit sobre el Reino Unido y la región europea.

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