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Revertir la pirámide invertida

Por: Yudy Castro Morales

Detrás de ese fenómeno que llamamos «pirámide invertida», complejo y, sobre todo, dilatado en el tiempo, hay deformaciones de la economía que rebasan el ámbito salarial y tienen en la dualidad monetaria y cambiaria una de sus raíces más profundas.

 

Las transformaciones en materia de salario y empleo requieren un abordaje sistémico que tome en cuenta la fluctuación de la fuerza laboral, las desviaciones en la pirámide salarial y el desestimulo al trabajo. (Foto: Jorge Luis Álvarez)

Cómo entender, sino desde los efectos nocivos de la dualidad, que la empresa Comandante Ernesto Che Guevara, del níquel, por ejemplo, cuyas producciones están dirigidas, casi en su totalidad, a la exportación, no haya podido aplicar hasta hoy sistemas de pago por resultados, porque sus ingresos (1 USD= 1 CUC=1 CUP), contradictoriamente, no se lo han permitido.

Para proteger la remuneración de esos trabajadores y garantizar que la fuerza laboral permanezca, se han tenido que implementar, de acuerdo con María Molina Gutiérrez, viceministra del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), disímiles medidas que, a la larga, al igual que en otros ámbitos, no han resuelto del todo los problemas. En el sector del turismo, a pesar de ser estratégico, también ha sucedido algo parecido. Para intentar detener la fluctuación laboral en oficios claves, se aprobó, en 2019, una estimulación de 20 CUC para los trabajadores. Sin embargo, explica, no fue posible incrementar 200 CUP de salario, pues muchas entidades, de respaldar este último monto, caían en pérdidas.

Es decir, los ingresos del sector podían amparar 20 CUC, pues en la contabilidad equivalen a 20 CUP, aunque fuera de las empresas y en manos de los trabajadores representan 480 CUP.

Tales distorsiones, asociadas, por un lado, a la sobrevaloración del peso cubano en el circuito de las entidades (que dificulta la medición de los gastos y la formación de precios) y, por otro, a su depreciación en el circuito de las personas naturales, han desvirtuado el papel del salario como fuente fundamental para financiar el consumo de los trabajadores y de su familia.

Justamente, la complejidad del ordenamiento monetario estriba en su carácter integral y en su propósito de enderezar, de forma simultánea, hondas torceduras: la dualidad monetaria y la cambiaria, la eliminación de subsidios y gratuidades y la transformación de la distribución de los ingresos, entiéndase salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social.

Pero cambiar, en materia de salario y empleo, el actual estado de cosas supone, a juicio de la Viceministra de Trabajo y Seguridad Social, un abordaje sistémico que tome en cuenta problemas acumulados durante largos años, como la fluctuación de la fuerza laboral, las desviaciones en la pirámide salarial y el desestímulo al trabajo.

 

La reforma, el antes y lo mucho por venir

Desde los años aciagos del periodo especial hasta los tiempos que corren, recapitula la funcionaria, se han adoptado diversas medidas en el ámbito laboral que, por una parte, han introducido diferencias en términos de empleo y, por otra, han tratado de corregir, sin resolverla, la dicotomía entre salario y trabajo.

Habla entonces de la apertura, en la década de los años 90 del pasado siglo, a la inversión extranjera y al trabajo por cuenta propia para actividades seleccionadas; y ya en los años 2000 destaca el redimensionamiento de algunas empresas, la aparición de las estimulaciones en CUC, las modificaciones en los pagos por resultado y la implementación de la distribución de utilidades.

Entre los años 2006 y 2018, señala la entrevistada, la tasa anual de crecimiento del salario medio fue de un 6 %, incrementándose de 387 a 781 pesos, debido, fundamentalmente, a la aplicación del sistema de pago por resultados en el sector empresarial.

El año 2014, recuerda, marcó de algún modo la diferencia, pues a partir de ese periodo se realizó un incremento al sector de la salud, se eliminaron restricciones administrativas en los sistemas de pago y el sector de la inversión extranjera duplicó sus salarios.

Sin embargo, hasta 2018, el sector presupuestado convivió con la aplicación de varias escalas simultáneamente, debido a medidas parciales, implementadas para suplir el papel del trabajo y que, si bien resultaron insuficientes, trajeron consigo múltiples pagos adicionales.

Ya en 2019, apunta la vicetitular del MTSS, con el incremento salarial del sector presupuestado se eliminó la diversidad de pagos adicionales, se aplicó una única escala y se trataron de jerarquizar las profesiones y las responsabilidades, principios echados de menos en las disposiciones anteriores.

De ese modo, con el aumento del sector presupuestado, se elevó el salario medio del país a 879 pesos y a 400 el mínimo de este sector. El ámbito empresarial, sin embargo, se quedó detrás.

Ante este escenario diverso, sostiene Molina Gutiérrez, la transformación de la distribución de los ingresos de la población constituye uno de los principios fundamentales para garantizar la evolución de la economía a partir del ordenamiento.

Se trata, por tanto, de llevar adelante una reforma general de salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social que permita recuperar el ingreso real sobre la base de los siguientes principios:

 

Apuntes breves para una canasta

La canasta de bienes y servicios de referencia, que sirve como base para fijar el salario mínimo, las pensiones y prestaciones de la asistencia social está integrada por:

 

Igualdad, no igualitarismo

Por el camino del igualitarismo no se llega muy lejos. Y eso Cuba lo entendió desde hace mucho; pero revertirlo es siempre más difícil que comprenderlo.

Tanto en la Conceptualización del Modelo Económico como en el actual texto constitucional, se reconoce «la distribución de la riqueza, en correspondencia con la complejidad, cantidad y calidad del trabajo aportado, como expresión concreta de equidad».

Incluso, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el informe central al vii Congreso de la organización, ya había llamado la atención sobre la creación de condiciones, mediante el ordenamiento monetario, para superar los nocivos efectos del igualitarismo y hacer realidad el principio socialista «de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo».

De acuerdo con Lázaro Toirac Ayala, asesor del Ministro de Economía y Planificación, el subsidio a productos nos ha llevado por el camino del igualitarismo, cuando lo previsto es el subsidio a personas, máxima que parte de la igualdad y la justicia social.

La reforma general de salario, dice, también se encamina en esa dirección; pero el desafío no está solo en diseñar la reforma; o sea, el dinero que le debe tocar a cada cual según su aporte, sino en lograr que las empresas produzcan la riqueza suficiente para respaldar los incrementos de salario. Porque, y en ello es suficientemente enfático, el ordenamiento monetario no genera, en sí mismo, más riquezas; crea las bases hacia una economía más eficiente.

En palabras de Toirac Ayala, la reforma deberá rectificar la pirámide invertida mediante una escala, cuya diferenciación estimule la incorporación al trabajo y respete el justo principio de: a mayor calificación, mayor remuneración.

De cualquier forma, resume, la reforma salarial deberá crear las condiciones para que, en la medida en que funcione la economía, los tres segmentos: asalariados, pensionados y asistenciados tengan una situación más favorable desde el punto de vista de los ingresos.

(Tomado de Granma)

 

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