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La “bola” está en la empresa

Se ha repetido una y otra vez, dada su importancia, que la empresa estatal socialista es el eslabón principal de la economía cubana. En ellas descansa el peso fundamental de los procesos productivos y de servicios, por lo que resulta imprescindible que sean eficientes, competitivas y que aporten.

 

 

Foto: Modesto Gutiérrez, ACN.

 

No entraré en los detalles harto señalados del necesario cumplimiento de los planes, la disminución de las importaciones, el incremento de las exportaciones, el encadenamiento productivo…, abordaré, aunque obviamente no con la amplitud merecida, las medidas más recientes que se han establecido para el fortalecimiento de esas entidades y las prerrogativas que tienen sus direcciones.

Como se dice en el argot popular la “bola” está en la empresa, o sea, a ella le han dado las posibilidades de desarrollarse, avanzar, erradicar problemas, preparar al personal, motivar a los trabajadores…, en fin, materializar en la “concreta” las prioridades de la economía cubana.

Durante el pasado año fueron aprobadas 28 medidas para proseguir el avance de las entidades estatales socialistas y hace poco se agregaron otras 15 para fortalecerlas aún más, las que consideran el destino de las utilidades y el otorgamiento de la facultad al máximo órgano colegiado de la entidad para aprobar el pago por distribución de utilidades a los trabajadores que han sido sancionados por indisciplina durante el año, con excepción de las disposiciones que se aplican cuando la violación es considerada grave en los reglamentos disciplinarios.

 

 

También, generalizar el pago por alto desempeño, que solo era permitido a las empresas incorporadas al sistema de perfeccionamiento; autorizar la contratación de determinados servicios a los trabajadores de la entidad; unificar los conceptos de actividades secundarias, eventuales y de apoyo; perfeccionar las funciones de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), empresas y unidades empresariales de base (UEB), y donde sea necesario y aconsejable, convertir en empresas las UEB que cierran ciclos productivos total o parcialmente.

Ahora bien, si esas medidas no se toman de la mano y se instrumentan adecuadamente, quedarán en letra muerta como parte de un documento más. El momento exige que los consejos de dirección sean más proactivos y analísticos y las direcciones sindicales en la base fortalezcan el papel que les corresponde, ante todo como representantes de los trabajadores y defensoras de sus derechos, pero también como impulsoras del buen hacer, de la disciplina, el control, la exigencia y la motivación.

Si la “bola” está en la empresa, hay que batearla con fuerza y no solo dar un hit al campo corto, sino un buen batazo que impuse carreras y garantice la victoria. Sencillamente, no queda de otra; el país y la economía así lo necesitan

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