Che: huellas que no se borran

Che: huellas que no se borran

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La acción y el pensamiento de Ernesto Che Guevara han sido, desde hace décadas, temas de investigación y estudio en infinidad de países del mundo, con el propósito de ofrecer nuevos enfoques que contribuyan a un mejor conocimiento del legado de un hombre consagrado a conquistar la libertad del mundo.

 

 

Son numerosos, por ello, los libros que, desde diversos géneros, integran un catálogo que se ha propuesto –y ha logrado–, presentar a los lectores ensayos, investigaciones, testimonios, que permitan conocer, en su más amplia y enriquecedora dimensión, la personalidad humana y revolucionaria del Guerrillero Heroico.

La poesía también forma parte de ese catálogo, en que se incluyen los textos que, autores de todo el mundo, le han dedicado al aguerrido revolucionario, como muestra del respeto y la admiración de los poetas por quien, a más de medio siglo de su caída, aun entrega lecciones, ejemplos, enseñanzas…

Varias son las antologías poéticas publicadas en Cuba que, a lo largo del tiempo, se han dedicado a reunir en sus páginas esos poemas que confirman el interés de los escritores por expresar, mediante diversas formas estróficas, el alcance, la trascendencia y la permanencia del preciado legado de un hombre de su tiempo y de todos los tiempos.

La primera de esas entregas fue Poemas al Che, obra con compilación del ensayista, crítico y editor Ambrosio Fornet, que presentaba textos de autores tanto cubanos como de otras latitudes del mundo, publicada por el Instituto Cubano del Libro dos años después de la muerte del héroe en tierras bolivianas.

Con el transcurso de los años aparecerían, por varios sellos editoriales de la isla, otras antologías, como Para vivir como tú vives, Como jamás tan vivo, Che comandante, amigo, El poeta eres tú y Rapsodia para el Che, esta última con los poemas  galardonados en el Concurso Ciudad del Che, convocado en Santa Clara.

Entre todo ese conjunto de selecciones, compilaciones, recopilaciones, antologías, sobresale la que, bajo el título Cien poemas al Che (360 pp), publicó la Colección Sur Editores, del Festival Internacional de Poesía de La Habana, en el año 2011, que cuenta con selección, edición y notas del poeta Alex Pausides.

Autores de diversas generaciones, estilos, tendencias y latitudes firman los poemas reproducidos en el volumen;  versos que reflejan cómo las ideas de justicia, soberanía, independencia y paz enarboladas por el Che han trascendido las fronteras del tiempo, para convertirse en todo un símbolo en la lucha por un mundo mejor.

Estructurado por regiones del mundo, se han incluido, entre otros poemas, textos del chileno Pablo Neruda, del haitiano René Depestre, de la uruguaya Ida Vitale, del alemán Peter Weiss, de la argentina Aitana Alberti, del turco Arif Damar, del estadounidense Irwin Allen Ginsberg, del español José Agustín Goytisolo y de la mexicana Thelma Nava.

En esta colección aparece una amplia nómina de poetas cubanos, con textos ya clásicos, que pertenecen a la memoria de varias generaciones, entre ellos «Che Comandante», de Nicolás Guillén; «Canción antigua a Che Guevara», de Mirta Aguirre, y «Che», de Miguel Barnet, este último un breve, sentido y hermoso tributos al guerrillero de América:

Che, tú lo sabes todo,

los recovecos de la Sierra,

el asma sobre la yerba fría,

la tribuna,

el oleaje en la noche

y hasta de qué se hacen

los frutos y las yuntas.

 

No es que yo quiera darte

pluma por pistola,

pero el poeta eres tú.

 

Se complementa esta selección dedicada al Che, con letras de canciones –de Atahualpa Yupanqui, Sergio Endrigo, Carlos Puebla, Alí Primera, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Vicente Feliú, entre otros— y textos en prosa de José Lezama Lima, Italo Calvino, Ernesto Sábato, Luis Cardoza y Aragón y Alejo Carpentier.

En «Héroe de América», el autor de El Siglo de las Luces, al referirse a Ernesto Che Guevara, escribe:

Nombre de un hombre por siempre inscrito en el gran martirologio de América que se hizo uno con la idea misma de la Revolución— y caído, habrá de levantar nuevas energías revolucionarias en el camino donde, según últimas páginas de su diario, el paso de sus hombres «había dejado huellas». Huellas que no se borran. Que jamás habrán de borrarse. Que quedan marcadas en el suelo del mundo entero.

La lectura de Cien poemas al Che no solo posibilita, a través de sus páginas, descubrir, o redescubrir, esos textos que, escritos por décadas en todo el mundo, rinden justo tributo al legendario guerrillero. Leer esta antología poética es, igualmente, la más certera confirmación de que las huellas de Che jamás serán borradas.

 

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Un comentario en Che: huellas que no se borran

  1. MIRE SU ESTRELLA.

    Sueñan que sueña esa Luz
    por los sueños de su Ame’rica.
    – La Luz soñada es Historia,
    Realidades y Leyendas.

    Cantan que canta La Luz
    desde su ayer, hoy Estrella.
    – Son cantos de mar y cielos,
    aire y tierra,
    agua y fuego.

    ¿ Por que’ quitarle la vida?
    – Porque su vida es tan bella,
    la acusaban de utopi’as,
    preocupaba su existencia.

    ¿ Y en cua’l mes vive La Luz?
    – Junio y Octubre se hermanan
    con un Julio en primavera
    pero la luz de La Luz
    se derrama a manos llenas.
    Ya no cabe en libro alguno
    y se reinvento’ en palmeras.

    -¿ Co’mo se llama La Luz?
    – Acunaba tanto canto
    que se convirtio’ en Poemas,
    Luz en cantos ,
    canto en sierras,
    palomas que no se van,
    alto cantan… y se siembran.

    Rugen que la cegaron.
    – Gran error: mire su Estrella.

    Miguel Ojeda.

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