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Mathisa defiende la producción nacional

El ingeniero Mecánico Dairon Caleyo López, celebra sus dos años en el entorno laboral y la culminación de su servicio social después de graduado en la Universidad Central “Martha Abreu” de Las Villas, en plena faena. Pone los conocimientos adquiridos en la casa de altos estudios, auxiliado por colegas de gran experticia, en función de mantener la vitalidad de las máquinas de  la Unidad Empresarial de Base (UEB) Mathisa Sancti Spíritus, donde se confeccionan las almohadillas sanitarias “Mariposa” que se distribuyen a las mujeres en edad fértil de seis provincias cubanas (desde Matanzas hasta Camagüey).

 

La Unidad Empresarial de Base MATHISA Sancti Spíritus, ha consolidado un colectivo con grandes habilidades en su labor y mayor aprovechamiento de las faenas productivas. Foto: Yuleiky Obregón

Festejó la fecha cambiando una banda transportadora a unas de las tres máquinas con que dispone la entidad para confeccionar el demandado producto. El implemento recobró su utilidad en las manos de un innovador que la recortó, la zurció con la paciencia de un cirujano y logró la medida justa para su óptimo funcionamiento, como si hubiese  salido de las industrias que la fabrican en el viejo continente o en el gigante asiático.

Así transcurren las jornadas en esa industria espirituana, perteneciente a la Empresa de Materiales Higiénico Sanitarios. El equipo de mantenimiento confronta las mellas de las cintas para selladoras de los paquetes, de las bandas transportadoras o de las cuchillas que realizan el corte de las almohadillas, piezas de repuesto bien lejos de las posibilidades económicas del país en la actualidad, por su elevado costo en el mercado internacional y la limitaciones que impuesto a la COVID-19 a la interacción mercantil internacional.

“Las roturas obstaculizan el ritmo de las producciones. Por eso son imprescindibles las acciones de mantenimiento para alargar la vida útil de las piezas en déficit. Recuperamos todo lo que está en desuso en otras fábricas y pueda ser útil aquí”, comenta el joven que se desempeña como especialista principal de Mantenimiento.

 

Mecánicos y electricistas mantienen la vitalidad de la tecnología con innovaciones que atenúan el déficit de piezas de repuesto. Foto: Yuleiky Obregón

Perspectivas halagüeñas

Para revertir ese panorama la entidad espirituana está inmersa en una inversión que, además de la remodelación constructiva de la edificación, incluye la adquisición y montaje de una novedosa línea y contempla la renovación tecnológica de las restantes máquinas en explotación.

En la fábrica se han ejecutado acciones constructivas  en gran parte de sus áreas. Exhibe mejores galas el comedor, la recepción, el edificio socio-administrativo, los baños y taquilleros. Se trabaja en la edificación del local donde se instalará la moderna máquina y resta por intervenir el actual salón de producción donde se cambian los ventanales y se prevé el montaje de un sistema de ventilación en respuesta a una añeja inquietud de la asamblea de afiliado.

“La intención es declarar la entidad con Cultura del Detalle, en correspondencia a un movimiento impulsado por el Grupo Empresarial de la Industria Ligera” asegura Mireya González Zayas, directora de la entidad.

“Aunque anhelamos esa tecnología de punta, que permitirá ampliar los surtidos de la fábrica – en la actualidad solo elaboramos almohadillas sanitaria de dos tipos- y dar un salto productivo, cumplimos nuestros compromisos con lo que tenemos. Pretendemos producir más de 10 millones de paquetes antes de que finalice el año, encargo no lejos de materializarse pues ya se han fabricado alrededor de siete millones”, acotó.

Las fortalezas de Mathisa

“En los últimos tres años, Mathisa Sancti Spíritus ha estabilizado sus producciones. En ello influyó, consolidar un colectivo estable y la capacitación de las fuerzas productivas lo que permitió agilizar los procesos y en la actualidad, cumplir las normas en un turno de trabajo”,  explicó Angel Pozo González, quien se desempeña como Especialista A de Producción.

“El control de los recursos, el aprovechamiento de las jornadas productivas, y el empleo de alternativas para ahorrar las materias primas, que son importadas y se dificulta la adquisición, son claves para mantener la producción convenida, garantizar el empleo y el salario y patentizar la calidad del producto final”, sostuvo el entrevistado.

Los obreros de Mathisa también fabrican almohadillas que se comercializan en el mercado interno en divisa con la denominación de Pétalos, surtido con calidad certificada con la Marca Cubana de Conformidad al Producto, crédito en proceso también para “Mariposa”.

“Estas cumplen los parámetro de calidad que se verifican cada dos horas. Cuando se habla de Mariposa súper finas, no significan que carecen de calidad, sino que su formulación incluye un  polímero súper absorbente, que permite hacerla más fina pero con mayor posibilidades de absorción”, detalló el especialista.

“Cuando se mejore la disponibilidad técnica se aspira a mayores volúmenes, lo que supondría menos carencia del producto en la población, y manteniendo los estándares de calidad, soñamos con la comercialización a través del comercio electrónico directamente, y tal vez un día, insertarnos en mercados foráneos, como el Caribe”, dijo González Zayas.

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