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Si yo crezco, un pedacito del país crece (Separata Economía)

Así sintetizó un trabajador no estatal lo que significan para él las facilidades creadas para que su sector tenga posibilidades de exportar e importar a través de empresas estatales es­pecializadas en comercio exterior y mediante contrato.

 

La decisión adoptada por el Gobierno es un reconocimiento al papel que estos actores de la sociedad desempeñan en la estrategia económi­co-social del país para enfrentar la prolongada crisis mundial provocada por la pandemia de la COVID-19, y salir adelante pese al lastre del blo­queo.

Tal medida responde a la necesidad de que las exportaciones crezcan, que las importacio­nes sean más racionales y se puedan estable­cer encadenamientos entre todas las formas de gestión para tener mejores resultados económi­cos.

Se han seleccionado cerca de 40 empre­sas especializadas para que les brinden este servicio a los no estatales, y según los últimos datos del Ministerio de Comercio Exterior, estas han recibido más de mil 56 intereses para realizar algún tipo de operación. Hasta el momento casi 732 trabajadores por cuenta propia y unas 119 cooperativas están en nego­ciaciones.

En agosto último se aprobó un conjunto de normas jurídicas de respaldo a esta actividad, que involucran al Banco Central y a los minis­terios del Comercio Exterior y la Inversión Ex­tranjera, de Economía y Planificación y de Fi­nanzas y Precios.

Estas normas dan respuesta a planteamientos de los trabajadores en asambleas sindicales y en el propio XXI Congreso de la CTC.

Una mirada a los comentarios recientes sobre este tema permite ratificar algo que Trabajado­res había constatado en sus entrevistas con los acogidos a formas de gestión no estatal que ya han incursionado en esta posibilidad: la valoran como fue concebida, una oportunidad para pros­perar como productores y de aportar a la econo­mía nacional.

Uno de ellos consideró que para que ten­ga éxito hay que dejar de importar productos y piezas que hoy pudieran producirse nacional­mente porque de no hacerlo sería botar el di­nero.

A algunos les preocupa qué empresas los pueden ayudar a certificar sus productos y ser­vicios para que sean exportables; otros se quejan de demoras de estas en tramitar los procesos y de mecanismos burocráticos; los hay quienes so­licitan la posibilidad de capacitación en la acti­vidad de comercio exterior; o exponen dudas sobre los ingresos que se reciben por la expor­tación… Son innumerables las inquietudes a las que se les irán dando respuesta sobre la marcha.

Sin duda habrá que desatar no pocos nudos y vencer trabas para alcanzar los resultados pre­vistos. ¿Que debía haberse tomado mucho antes esta decisión? Lo importante es que ya está to­mada. Ahora lo que se impone es echar a andar para crecer todos.

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