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Sordos en Cuba: ni diferentes ni excluidos

Pocos días después del V Congreso de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc), en marzo de este año, el mundo se paralizó por la Covid-19. Sin embargo, para la comunidad sorda en el país, en condición de grupo minoritario vulnerable, la lucha por la supervivencia frente a un virus letal también entrañó no detener las proyecciones signadas por la magna cita, encaminadas a mayor inclusión y reconocimiento social.

 

Foto: Adriana Rojas Preval

 

Prontos a conmemorar la Semana Internacional de las Personas Sordas (del 21 al 27 de septiembre), aun en condiciones de aislamiento social, avanzan en su lucha. Sobre ello conversamos con Yonder Soto Andújar, hipoacúsico unilateral (pérdida auditiva de un solo oído) y coordinador Provincial de Comunicación e instructor de Lengua de Señas Cubana, en Guantánamo.

Su trabajo como instructor o capacitador de intérpretes entre las personas oyentes lo ubican en esa suerte de figura clave para entender la pertinencia del más importante de los reclamos del Congreso: el reconocimiento legal de la Lengua de Señas.

“En mi trabajo presto servicios a organismos que acuden a la sede de la Ansoc para solicitar un instructor en Lengua de Señas. Me encargo de preparar a las personas oyentes en estos centros laborales para que puedan tener una comunicación con las personas sordas.

“Todo es por Lengua de Señas, aunque cada sector tiene su propio vocabulario o palabras técnicas y debo prepararme porque los temas no son iguales. He capacitado a estomatólogos, médicos generales integrales; en el caso de la PNR los he preparado en cómo comunicarse con un sordo que esté detenido, o cómo dirigirse a ellos o aplicarles una multa…

“Intento dar las clases de manera interactiva para que resulten menos estrictas y sea más fácil de aprender… Solo preciso de uno a dos meses para alistar a las personas a cuyo trabajo le sea necesario el vínculo comunicativo con la comunidad sorda”.

El reconocimiento legal de una lengua creada por la comunidad sorda supone un tránsito a la igualdad y a la inclusión de una minoría con discapacidad frente a la mayoría instituida dentro de lo “normal”.

 

¿Cuánto favorecería que la Lengua de Señas fuera legalizada como segunda utilizada en Cuba?

De manera individual nos ayudaría a desarrollarnos, a independizarnos del intérprete y de las ataduras o prejuicios de la propia discapacidad.

La utilización de un lenguaje diferente al de las demás personas hace que en ocasiones los sordos se sientan excluidos, diferentes, extraños o apartados dentro de la sociedad. Incluso cuando el sistema de educación nos iguala e intenta ayudar a las familias de personas sordas a despojar esa diferencia, el uso de un lenguaje propio nos limita.

Legalizar nuestra Lengua de Señas permitiría que educadores, personal de la salud, trabajadores, y la población en general, igualmente la conozca y practique. En aras de favorecer esa inclusión existirían más profesores como instructores de Lengua de Señas, que no solo serían sordos, como prevalece en la actualidad, habría oyentes también en ese ámbito.

A partir del Congreso, la comunidad sorda en Cuba se debate en una serie de cuestiones que allí fueron analizadas, como por ejemplo los rezagos de la discriminación sociolaboral que aún persisten en algunas mentes de administrativos de entidades.

 

¿Conoce de algún caso específico relacionado con esta situación?

Sí…existen todavía muchos prejuicios en algunos sectores para aceptar a un sordo en un centro laboral determinado; por ejemplo, aquí en Guantánamo, en el área de Comunales, aún pasamos trabajo para que nos acepten como trabajadores.

A veces ocurre por desconocimiento de nuestra condición. Les ha sucedido a mujeres que han querido trabajar en hospitales como auxiliares de limpieza, o costureras que pudieran laborar en la unidad de confecciones Ámbar, a estibadores en la Salina en la Empresa Azucarera, donde como cortadores de caña hace un tiempo los hubo y con muy bien desempeño.

Es cierto que la comunidad está integrada por muchas personas de bajo nivel intelectual, no obstante, nos toca a los sordos e hipoacúsicos demostrar lo que podemos hacer más allá de la discapacidad.

Aquí hay un taller que da empleo a más de una treintena de personas con discapacidad, los enseña a confeccionar todo tipo de artesanías, implementos y utensilios, jabas, muebles y otros artículos; pero ahora por falta de materias primas ese lugar está amenazado con cerrar y la pregunta es: ¿a dónde irán esas personas con discapacidad que viven de lo que hacen allí?, ¿podrán ser ubicados en empleos ordinarios?

Si bien el reto es cotidiano, la Semana Internacional de las Personas Sordas (del 21 al 27 de septiembre) será de festejo para los más de 25 mil miembros de la Ansoc en el país. Esta vez tiene carácter virtual, y en la medida de las fases epidemiológicas y condiciones de cada provincia se realizan acciones comunitarias, divulgación de contenidos y objetivos de la conmemoración en telecentros territoriales. Asimismo, se reconoce el quehacer de líderes y coordinadores, y se visitan instituciones escolares.

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