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Amor en Venezuela

La lucha contra la COVID-19 ha consolidado con más fuerza los históricos lazos de amistad entre Cuba y Venezuela, que unidas en­frentan la pandemia y el recrudecimiento de la des­piadada guerra económica y mediática impuesta por la actual Administración norteamericana.

Fueron constantes los intercambios con colaboradores cubanos en las instalaciones sanitarias. Foto: Jorge Pérez Cruz

Esas adversidades la desafían cotidianamente los más de 22 mil colabora­dores cubanos en la patria de Bolívar, quienes duran­te cinco meses tuvieron el acompañamiento de varios integrantes del Contingente Internacional Henry Reeve, fundado por el Comandan­te en Jefe Fidel Castro Ruz para situaciones de esta na­turaleza.

El grupo comenzó el trabajo junto con los miem­bros de la Misión Médica Cubana, las autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Salud y expertos de esta hermana nación, rememora el doctor José Ernesto Betancourt Labastida, especialista en Planificación y Dirección al frente de la misión.

El pequeño colectivo se denominó Brigada Médica de Asesores para Venezuela, y estuvo formada, además, por el científico Luis Herrera Martínez, desarrollador del Interferón Alfa-2b humano recombinante cubano; dos especialistas en Medicina Intensiva; uno en Microbio­logía y otro en Epidemiolo­gía.

El doctor Betancourt re­cuerda que llegaron con el plan cubano de combate a la pandemia y el encargo del Gobierno y del Ministerio de Salud Pública de Cuba de encauzar la implementación del protocolo de actuación.

Betancourt detalla que en esos menesteres reco­rrieron los 24 estados del país y visitaron 139 Cen­tros de Diagnóstico In­tegral (CDI), de los 398 designados para atender a los enfermos de la CO­VID-19, donde trabajaron en la asesoría de los pro­cedimientos y las medidas de bioseguridad.

Compartieron esos sa­beres con más de 3 mil compatriotas y con espe­cialistas, técnicos y mé­dicos venezolanos en se­siones que incluyeron, además, temas relaciona­dos con el establecimien­to del flujo médico en es­tos CDI para la atención a enfermos y el tratamiento a pacientes graves.

Confirma Betancourt que dentro de la asesoría que se desarrolló en los CDI prestaron particular atención a más de 250 pa­cientes en estados grave y crítico, de los cuales no tu­vieron que lamentar nin­gún fallecido.

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