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Diversión más precaución, fórmula para un verano en fase tres (+ Fotos)

Negar que el constante acecho de la COVID-19 le ha escamoteado alegrías a nuestro verano 2020 sería pretender tapar el sol (bien cubano y en pleno agosto) con un dedo. La mano peluda del SARS-CoV-2 ha estado ahí, cuando menos, perturbándonos el subconsciente.

 

Las agrupaciones de pequeños formatos prevalecen en los centros culturales y recreativos de Holguín para evitar aglomeraciones. Foto: Lianne Fonseca

 

Sin embargo, no puede desconocerse que en aquellos centros culturales y recreativos donde disciplina, responsabilidad, nasobuco, cloro e hipoclorito coexisten armónicamente con gastronomía de calidad y buena música, o cualquier otra propuesta, la alegría veraniega entre familiares y amigos puede ser una agradable realidad sin malas consecuencias.

Así se ha demostrado en la provincia de Holguín, donde la llegada de la etapa estival coincidió con una muy favorable condición sanitaria, que le ha permitido al territorio vivir el verano de una mejor manera. Bajo la tercera fase de recuperación pospandémica, los diferentes centros recreativos han retomado sus funciones paulatinamente y le imprimen vitalidad y energía a la Ciudad de los Parques.

 

El distanciamiento entre mesas es una medida que se cumple para salvaguardar la salud. Foto: Cortesía de la Egrem en Holguín

 

Los mejores ejemplos abundan en las instalaciones de la Egrem y Artex, en cuyos espacios es posible advertir la implementación de varias medidas sanitarias, que no impiden en lo absoluto el bienestar de los clientes. Filtros sanitarios a la entrada de locales, distancia adecuada entre mesas, trabajadores con nasobucos y la presencia de agrupaciones de pequeño formato son algunas de las normas que imperan en esos sitios y que han dado buenos resultados.

Carlos Zaldívar del Toro, comunicador de la Egrem en Holguín,  reconocida días atrás con la condición de Vanguardia Nacional, afirma que las diferentes instalaciones, dígase el Centro Cultural Bariay, el Álbum Kafé “El Chorrito” y las Casas de la Música de Holguín y Velasco mantienen excelentes servicios con la estricta aplicación de las medidas sanitarias dispuestas para la etapa.

Puntualiza que la recepción de clientes se ha reducido en cada establecimiento atendiendo al espacio, pero que la variedad de propuestas no ha menguado, de manera que, por ejemplo, en el “Bariay” se mantienen las tardes de trova, fusión, humor y de música retro, en dependencia del día de la semana.

Desde su experiencia como presentador, que le permite estar en contacto directo con el público, Carlos señala que en este período los clientes han recibido una especie de educación en cuanto a disfrute se refiere. “La audiencia ha aprendido a escuchar una música de piano, a aplaudir al artista desde sus asientos, sin necesidad de ponerse de pie. Yo creo que ha sido una temporada educativa, un verano diferente. Todo en familia y con tranquilidad”, argumentó.

Similar realidad impera en las instalaciones de Artex, donde, según comenta Marianelis García Borja, gerente de Centros Culturales, se prestan servicios de bar-cafetería con alimentos ligeros y se presentan igualmente grupos musicales de pequeño formato. La asimilación de que el nuevo coronavirus se mantiene al acecho hace que los centros funcionen bajo protocolos sanitarios estrictos, para salvaguardar la salud en medio del verano.

Mientras esa observancia por la salud acontece en La Casa de la Trova, el Salón Benny Moré y otras insignes instalaciones, la filial holguinera de Artex también se afana en inaugurar nuevos proyectos y servicios, como el nuevo punto de venta “El Pintorcillo”, para comercializar literatura infantil, y la Batería Fernando VII, en el municipio de Gibara, remozada para ofertar coctelería nacional e internacional y acoger a talentos artísticos.

 

A pesar del acecho de la COVID-19 el verano holguinero se desarrolla satisfactoriamente. Foto: Carlos Rafael

 

Fuera de estos espacios, el holguinero tiene la opción de disfrutar de variadas propuestas culturales de la mano de la historia, la literatura o las artes plásticas, o, si lo prefiere,  deleitarse con la naturaleza en los campismos y balnearios a la vera de la costa nororiental. Pero lo más importante es que, a donde quiera que se desplace la familia, prime la responsabilidad institucional y la individual, sobre todo cuando la COVID-19 intenta recobrar fuerzas.

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