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El tabaco en Las Tunas diversifica sus cultivos

Desde el mes de agosto hasta abril y quizás mayo, la Cooperativa de Créditos y Servicios 35 Aniversario, enclavada en la comunidad de La Veguita, en el municipio de Las Tunas, vive días de desvelo y emociones, de mucho trabajo y satisfacciones, de miedos y alegrías. Y es que, en esas fechas, se siembra, crece y se cosecha el tabaco.

 

 

Según su presidente, Luis Enrique Santiago Ortiz, son 112 asociados y de ellos, 110 trabajan tierras que recibieron en usufructo, luego de la decisión de usar parte de las áreas de la Cuenca Lechera y la Empresa Agropecuaria Tunas para fomentar un polo tabacalero.

Eso fue el 4 julio de 1992 y hoy se aprecian los resultados, porque hasta el entorno cambió, con amplias casas para el procesamiento de la hoja.

Cada año los rendimientos son diferentes. A veces se recoge mejor, o peor, en dependencia de las plagas, las lluvias o la sequía y hasta de la disponibilidad de fertilizantes, combustibles y otros recursos que conforman el paquete tecnológico asociado a este renglón.

Todavía no se ha terminado de contabilizar la pasada campaña, porque aún queda algo en los campos y para la venidera prevén sembrar 60 hectáreas. Pero es mejor no hablar de cifras, que pueden variar en un instante. Basta destacar la voluntad con la que trabajan estos hombres, dispuestos a aportar al progreso del sector, porque la provincia está inmersa en un amplio programa de desarrollo con el objetivo de producir unas dos mil toneladas por campaña, teniendo en cuenta las perspectivas del ramo.

Muy pronto se hará el riego de semillas, actividad inicial del proceso, el cual terminará en el placer de los fumadores cuando consuman la cigarrería nacional, destino final de esas producciones.

En sustitución de la aromática hoja, en los campos de La Veguita crecen cultivos de ciclo corto, ya en cosecha o próximos a ella, y con eso se da respuesta al pedido del país de diversificar los cultivos y producir alimentos para el pueblo.

Yordanis Jorge Peña es uno de los protagonistas de la transformación del lugar; llegó a esos lares hace unos 15 años. Ya su espacio se le ha hecho pequeño y solicita extenderse para seguir sembrando tabaco y otros renglones.

«En este tiempo he tenido resultados buenos y otros no tanto. Pero, casi todos los años he sido uno de los mejores productores de la provincia. Siembro la variedad Corojo 2006 en unas 4,43 hectáreas, con la modalidad de cultivo al sol y en palo.

«Cuando no tengo tabaco sembrado cumplo con la rotación de los cultivos. Ahora mismo tengo bastante maíz, frijol caupí y plátano macho.

«Con mi trabajo mejoro, y la familia también. Y lo más importante, ayudo al país para que se pueda desarrollar».

Con igual responsabilidad despierta cada día Juan Ramón Zaldívar Rodríguez, quien se inició en el mundo del tabaco y luego recibió tierras por el Decreto Ley 259 y las puso en función de la ganadería. Incluso, como parte del proyecto Prodecor, siembra granos cuando sus tierras descansan del cultivo principal.

«Mis días son un poco complicados por el trajín de tantas líneas que estoy atendiendo; pero tengo a mis hijos trabajando conmigo en la finca, mi esposa y las nueras por lo que les tiro parejo a todas.

«Unos años tengo mejores resultados que otros; pero siempre da para vivir. Lo más difícil es cuando se da una situación con el combustible, que uno tiene un cultivo adelantado y entonces no se puede regar.

«Ahora mismo tengo para cosechar maíz, yuca, boniato y frijol caupí. Hice el compromiso de sembrar dos hectáreas de frijol común. Yo garantizo la comida de mi familia y ayudo al pueblo porque siempre aporto mis producciones a la cooperativa».

Igual de comprometido se siente Idamir González Santiesteban, quien fue carpintero y transportista privado. Dijo adiós a esas profesiones porque un día probó a sembrar un quintal de frijoles. Se le dio tan bueno que recogió 15. Y ese día, el destino le cambió. Solicitó tierras en usufructo y comenzó otra historia.

«Yo quedé embullado. Y me metí en el mundo del tabaco, en el que he tenido buenos resultados hasta ahora. Poseo maíz, frijol y calabazas. Todo se lo doy a la cooperativa para la entrega a Acopio. He aportado algo a las escuelas, especialmente fruta bomba».

«Me siento útil porque estoy ayudando al país. Voy a seguir trabajando fuerte mientras pueda. Estoy dispuesto a dar lo que se necesite de mí, aunque seguiré con el tabaco como cultivo principal.

«Quiero fomentar un poquito de ganado para la producción de leche y su entrega al Estado. También tengo unas ovejas y gallinas para la familia. He ganado mucho al no tener que buscar alimentos por ahí. Casi todo me lo puedo generar yo mismo».

Ellos son solo tres ejemplos. Hay más. El aporte de cada uno, sumado al aporte de otros, es como un granito de arena en la montaña de la soberanía alimentaria, que estamos llamados a hacer los cubanos; incluso, los que viven en las ciudades, en sus patios y hasta en balcones o azoteas.

Pronto estarán otra vez entre hojas de tabaco, evitando plagas y haciendo crecer las plantas con su dedicación. ¡Buena suerte también en ese renglón!

(Tomado de Periódico 26)

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