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Proezas sobre ruedas (+Fotos)

Leosbel tiene 21 años y sabe de asumir responsabilidades, de sacrificar tiempo libre en pos de los demás y de embarrarse las manos, literalmente. Dice, que eso se lo enseñó su papá Ricardo, quien no hizo nada más que llevarlo consigo al trabajo, siempre que podía, “para que aprenda de la vida y se haga un hombre de bien”, asegura.

 

La Empresa de Transporte en Camagüey ostenta equipos nuevos y recuperados por los propios trabajadores. Foto: Gretel Díaz Montalvo

 

De tanto seguirlo, Leosbel Ricardo Pérez Molina no prefirió otro camino y hoy es chofer del ómnibus 0101 de rutas urbanas en la ciudad de Camagüey, al igual que su padre.

De las enseñanzas aprendidas, el joven sabía casi todo lo que debía hacer cuando comenzó a trabajar hace unos diez meses. Pero nunca imaginó que una pandemia añadiría experiencias nuevas y que lo haría crecer más rápido.

Leosbel junto a su padre Ricardo, dos buenos ejemplos de los hombres del transporte que en Camagüey se sacrifican y con sus manos recuperan el transporte. Foto: Gretel Díaz Montalvo

Y es que ambos, junto a choferes de unos 200 medios de transporte, asumieron el traslado del personal médico de la provincia, de las personas hacia los centros de aislamientos y de las muestras de posibles casos positivos a los laboratorios de La Habana y Santa Clara, así como el movimiento de trabajadores de una veintena de organismos.

“Los transportistas agramontinos durante la etapa más dura del enfrentamiento a la Covid-19 hicieron tremendo esfuerzo, sin horario trasladaban más de cuatro mil personas diarias, asumían riesgos y apoyaron todas las tareas necesarias”, aseguró Miguel Arias Vázquez, subdirector de operaciones de la Empresa Provincial de Transporte (EPT).

Sobraban las razones. Habían demostrado su valía y por ese destacado actuar ante la Covid-19 la Central de Trabajadores de Cuba le entregó la bandera de Proeza Laboral a la EPT, primera entidad que lo recibe en el territorio.

Razones

Mario Bracero Pino, chofer del ómnibus 0104, durante tres meses tuvo a su guagua lista desde las seis de la mañana, cada día, para recorrer varios lugares del Camagüey para el traslado del personal médico.

 

En los 25 años de labor Mario nunca ha tenido miedo al trabajo, por eso ni con la pandemia lo pensó. Foto: Gretel Díaz Montalvo

 

“Al ser este equipo más grande que los que empleamos aquí, cuenta, nos permitía transportar más personas y lograr la separación necesaria entre ellas. Antes de trabajar yo limpiaba cada rincón con hipoclorito y ponía las barreras para la higiene de los zapatos y cuando terminaba, lo volvía a hacer.

“También fui a los centros de aislamientos. Eso me preocupaba más, pero siempre nos cuidamos y nadie se enfermó”.

Según comentó Mariano Fernández Castellanos, director provincial de Transporte, “estos trabajadores sostuvieron el transporte de todos los centros priorizados de salud pública, de otros organismos y a su vez mantuvieron el desplazamiento de todas las personas que tenían turnos médicos, incluso en otras provincias del país”.

Mariano Fernández Castellanos detalló que ya otras cuatro guaguas han sido adquiridas para ser reparadas e incorporarlas al parque de carros de la provincia. Foto: Gretel Díaz Montalvo

Esas acciones enorgullecen, como aseguró durante el acto de entrega del estandarte, celebrado en el Taller Combinado Pedro Soto Alba, Yulián León Rondón, secretario general del Comité Provincial de la CTC.

Según comentó el dirigente obrero, “lo hecho por estos choferes, el sacrificio que hicieron para sin horario asumir incluso la reparación de los ómnibus, ilustra la transformación que vive la empresa y el transporte en el territorio”.

Para garantizar los medios

En el poco tiempo de labor que tiene Leosbel, ya asegura que cuenta con dos grandes orgullos en la vida: haber sido útil durante la pandemia y manejar un equipo que casi construyó completamente con sus manos.

“De mecánica sé lo que he aprendido mirando, añade, pero yo quería contribuir con la recuperación de uno. La gente me decía que estaba loco, y en 35 días se reparó la dirección, se chapisteó y se arregló todo lo necesario”.

Y es que luego de la primera visita gubernamental a la provincia se concretó una idea: cambiar el esquema de equipos, sustituir carros chiquitos por ómnibus más grandes, para prestar un mejor servicio a la población.

El Taller Combinado Pedro Soto Alba asumió tal tarea, junto al Jesús Menéndez,  y de los primeros 15 que llegaron a Camagüey, ya diez prestan servicio.

“Los innovadores, los choferes, hasta el personal de oficinas se ha volcado en esta tarea que no ha sido nada fácil, ya que son equipos que están destinados a ser de baja en la capital del país. Fue un esfuerzo colectivo, donde todos nos embarramos de grasa y no se detuvo ni durante la situación epidemiológica”, comenta Fernández Castellanos.

 

La Bandera de Proeza Laboral constituye el agradecimiento del pueblo y de las máximas autoridades de la provincia al trabajo realizado por los transportistas. Foto: Gretel Díaz Montalvo

 

“Ninguno de ellos ha tenido costo de explotación, continúa el dirigente, eso significa que no hemos recibido ninguna pieza para su recuperación. Todo se elaboró aquí con nuestros mecánicos. Y solo gastamos en el proceso por cada carro alrededor de 52 mil pesos en moneda total. Cada equipo ahora podrá trasladar la misma cantidad de personas que tres de nuestras Dianas y para ello ahorramos menos de la mitad del costo de compra de uno”.

A mediados del pasado año comenzó esa faena de desmonte, recuperación y de inventos, porque para ponerlos en marcha los 30 trabajadores que intervinieron, tuvieron que hacer de todo, tuvieron que hacer proezas.

 

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