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Plaga avisada, no mata al frijol

En pleno verano estamos lejos de la siembra de frijoles, y aun más alejados de su cosecha. Esos valiosos granos se encuentran casi extintos de los mercados formales e informales.

Para estos meses la esperanza de cuajar un potaje está en las plantaciones del caupí, conocido por muchos como carita, que permitirá la entrega al consumo social y tal vez que algunas libras lleguen a los mercados antes de que finalice el 2020.

Los especialistas aseguran que el frijol caupí (carita) que se ha sembrado en esta campaña de primavera para paliar el déficit del grano, es una variedad mejorada que no difiere del frijol común. Foto: Tomada de Internet

Ello responde a la política del Ministerio de la Agricultura (Minag) para recuperar la producción del grano con esta variedad, de menor rendimiento y aceptación, pero de ciclo más corto. En Villa Clara, por ejemplo, los planes están diseñados para sembrar unas mil hectáreas del caupí y así atenuar las pérdidas causadas por la Megalurothrips usitatus (conocido como trips de las flores) al frijol común en la pasada campaña de invierno.

Marisel Díaz González, especialista del referido cultivo en la Delegación Provincial de la Agricultura en Sancti Spíritus, confirmó a Trabajadores que en esta provincia ya se siembra el caupí, como parte de una campaña emergente de primavera. “Aquí se plantan unas 450 hectáreas. Es una variedad mejorada que no difiere mucho de la acostumbrada”, acotó la experta.

Además, incorporar estos frijoles a la dieta permitirá probar todo cuanto se ha inventado para contener el insecto.

El impacto de la plaga ha sido un sensible golpe a la economía nacional, pues el producto es clave para la alimentación de los cubanos y tiene gran connotación en el programa de sustitución de importaciones.

Ciencia para contrarrestar causas y consecuencias

Lo que llegó hacer una plantación de frijoles con perspectivas de buen rendimiento, fue desbastada de con rapidez por el trip de las flores, plaga que afecto ese cultivo en casi todo el país, refiere el campesino espirituano Ernesto Delgado. Foto: Yuliesky Obregón

“Los frijoles —se refiere a las plantas— estaban verdecitos, listos para cajetear; y un día comenzaron a engurruñarse las hojas, se pusieron negruzcas. Cuando nos percatamos las flores estaban llenas de bichitos. Ya se escuchaban los rumores de la plaga que había destrozado las grandes plantaciones de la provincia en Yaguajay y Cabaiguán, pero como nosotros estamos lejos manteníamos alguna esperanza de que se quedara por allá.

“Hicimos todo lo que nos decían. Aplicamos cal y tabaquina; pudimos salvar la semilla y algún quintal para el consumo familiar”, rememora todavía con el pecho apretujado, tras perder casi toda su cosecha, Ernesto Delgado, campesino de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Francisco Moya, enclavada en la zona de La Herradura, al sur de Sancti Spíritus.

Como él, la mayoría de los productores detectaron, de la noche a la mañana, la transformación de sus sembradíos. Descubrieron al indeseable insecto que según el máster Víctor Gil Díaz, investigador y Profesor Auxiliar de la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas (UCLV), causa una afectación de gran magnitud sobre la planta, pues incide desde que comienza el botón floral y estimula la caída de la flor, debido al hábito alimentario raspador del agente, lo que trae como resultado que no se produzca la semilla y se debilite de forma total el follaje.

El científico especificó que las legumbres, de manera superficial, adquieren aspecto de costra, que incide en ocasiones en su calidad. Asimismo manifestó que es un insecto que se conoce en el país con anterioridad, pero que nunca había constituido una plaga de valor económico para los frijoles.

Ni los campesinos ni los expertos se cruzaron de brazos. Aunque en un primer momento erraron con la aplicación de algunas sustancias químicas que no tienen acción sobre la plaga, con posterioridad realizaron estudios y acciones que demostraron la efectividad de medios biológicos de producción nacional.

El doctor Raciel Lima Orozco, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UCLV, declaró que entre las propuestas para el control se encuentra el cultivo intercalado con sorgo y maíz, el uso de productos naturales como extracto de hojas del nim, muy empleado por los campesinos como repelente de insectos.

La doctora Lilián Morales Romero, del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) señaló que investigadores de ese centro corroboraron la efectividad del aceite del nim, elaborado por Labiofam en Holguín, y de otros productos como la tabaquina.

Expectativas para el plato

Una experiencia halagüeña la expone una base productiva villaclareña, donde se han obtenido buenos rendimientos de frijol caupí con el uso de aceite mineral, de conjunto con un producto tensoactivo en áreas de estudio de la CCS Ovidio Rivero.

De igual manera, en el Valle del Caonao, en Sancti Spíritus, se han sembrado unas 100 hectáreas de este frijol donde se ha podido minimizar y controlar la plaga. “Ello nos ha preparado para arrancar con mejores resultados la campaña de frío en septiembre. No renunciamos al plan y para lograrlo se protegió la semilla.

“Transmitimos a los productores la necesidad de realizar un manejo integrado del cultivo desde los primeros estadios de la plantación. Ya estamos avisados y no podemos tener una pérdida tan nefasta”, expresó Alberto Reina Montiel, subdelegado agrícola del territorio.

En la geografía espirituana también se comprobó la efectividad de la tabaquina, la cal y sustancias jabonosas para contener este trip y se exhorta usarlas desde la germinación”, apuntó Carlos Cervantes Zulueta, jefe del Departamento de Sanidad Vegetal en esa provincia. “Recomendamos también sembrar temprano y realizar barreras de maíz y sorgo. La intención es que se siembre más frijol, y que se cumplan las medidas para erradicar la plaga”.

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