Artífices de un proyecto de desarrollo local en el poblado de Cojímar recordaron este jueves el 59 aniversario del fallecimiento del escritor estadounidense Ernest Hemingway, cuya vida y obra estuvo muy ligada a esa localidad de la Habana del Este.
José Antonio Pérez Martínez, presidente de la filial municipal de la Unión de Historiadores de Cuba (UHC), valoró como muy significativa la iniciativa que desde alrededor de dos años promueve una pareja residente en esa comunidad, con el apoyo de artistas, instituciones y autoridades de ese territorio.
La Finca Vigía, la propia UHC, la cátedra e investigadores que estudian su literatura, respaldan este proyecto que lideran Mabel Blanco Caballero y Wilber O. Aguilera de Paz, con el propósito más inmediato de confeccionar una serie de pinturas murales en homenaje al célebre narrador en los exteriores de su vivienda, muy cerca de la glorieta con el busto que lo inmortaliza.
Aguilera Paz explicó que las pinturas que conformarán el mural son obra del artista de la plástica Juan Carlos Rodríguez Casanova, también residente del lugar, y que ya cuentan con los permisos del gobierno en el municipio para acometer el proyecto, así como para emprender luego la ya necesaria restauración de la glorieta, con los fondos presupuestarios del 1% destinados al desarrollo territorial.
En sencilla ceremonia frente al monumento, en presencia también de la historiadora de Cojímar, Gilda Rodríguez, depositaron un cojín de flores para recordar al Hemingway que todavía hoy algunos vecinos recuerdan haber visto en su primera infancia.
“Escogió como su patria chica a nuestro poblado de Cojímar”, resaltó Pérez Martínez, quien explicó la relevancia de rescatar esas anécdotas y huellas de su paso por Cuba.
En particular, recordó el torneo de la aguja que prácticamente Hemingway presidió en 1960, con la participación de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, donde el primero recibió el premio de manos del escritor estadounidense, con quien sostuvo una relación amistosa.
Fue un hombre que no se dejó presionar por el imperio, porque no cortó en ningún momento la amistad con Cuba ni con la Revolución, afirmó el historiador, al recordar que su suicidio 2 de julio de 1961 dejó trunca una relación que muy probablemente habría podido continuar.
