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Casos y cosas de la pandemia

No recuerdo en mis más de seis décadas de vida que los cubanos hayamos estado más atentos a unas cifras que ahora. Las 9 de la mañana se ha convertido (antes era a las 11 a.m.) en una hora sagrada. Muchos, millones diría yo, estamos todos los días atentos a los casos contagiados con la Covid-19 en las diferentes provincias del país, como parte de la información detallada que ofrece en conferencia de prensa el Dr. Francisco Durán García, director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública.

Así deben permanecer las calles, avenidas y plazas cienfuegueras, pero ese panorama para “agua pasada”, lo cual resulta en extremo peligroso ante la pandemia. / Foto: Periódico 5 de Septiembre.

Y cuando en la que uno reside persiste el cero, se respira profundamente frente al televisor o al lado de la radio, y se multiplica la satisfacción, la alegría y la esperanza.

Lo digo con conocimiento de causa, pues los cienfuegueros hemos tenido 31 “respirones” seguidos, pues en esa misma cantidad de jornadas la información ha evidenciado que ninguna prueba realizada ha resultado positiva.

Pero eso no es obra de la casualidad. Significa en términos reales e la consecuencia de muchas acciones mancomunadas, con carácter multisectorial, como afirmó para un trabajo periodístico anterior la Dra. Arelis Crespo García, jefa de Vigilancia de la Dirección de Salud en ese territorio.

Se ha actuado con presteza y seguridad, aplicando de manera coherente las medidas orientadas para afrontar la pandemia.

No obstante, los resultados hasta el momento no pueden ser el motivo de un exceso de confianza. En horas de la mañana de hoy recorrí, ojo avizor, algunas calles y avenidas de Cienfuegos y se aprecian demasiadas personas incumpliendo lo establecido en cuanto a no salir de casa si no es para realizar alguna gestión perentoria.

De igual manera hay muchos vehículos estatales y particulares en las vías, como si fuera un día normal, sin amenaza alguna. Esas manifestaciones pueden dar al traste con todo lo logrado e incrementar de buenas a primera el número de casos.

No basta solo con el aplauso a las 9 de la noche para reconocer la labor de quienes laboran en los centros de la Salud y otros. Cada quien debe apoyar con su actitud a quienes están en la primera línea del combate a la pandemia, para que ceda y la vida vuelva a la normalidad. No hay justificación para abortar lo logrado a fuerza de tesón, voluntad y un enorme riesgo.

Lo avanzado merece el mayor de los elogios, pero debemos ser más disciplinados y preservar lo conquistado para llegar a la meta y poder, entonces, salir a las calles, caminar, correr, disfrutar de las playas, abrazarnos…

La pandemia tiene casos y cosas. Y los casos son el resultado de las cosas, aunque sea difícil definir ese vocablo en la vida real.

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