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Una madre en las fronteras del deber

Con los ojos brillantes por la emoción, la especialista en Medicina General Integral Yuderkys Requesens Santana cuenta que todos los días desde Caracas se comunica con la ciudad cubana de Cienfuegos y habla con su niño Alejandro, lo aconseja y le insiste sobre el imperativo de cumplir las medidas de bioseguridad establecidas contra la COVID-19.

 

La doctora Yuderkys en su oficina del CDI Alcides Rodríguez. Foto: Jorge Pérez.

“Le recomiendo protegerse y cuidar a su abuelita, Carmen Rosa, mi mamá, quien con dedicación asume las atenciones requeridas por ese jovencito de 19 años, a quien sigo llamando mi niño. Y él me dice que me extraña, que tiene enormes deseos de verme, abrazarme, besarme y que me cuide mucho.

“Y yo les explico, a los dos, a toda la familia, cómo nos preparamos acá para enfrentar la pandemia con los riesgos mínimos que supone estar en este combate por la vida ante un enemigo invisible y que puede ser letal. Les aseguro que contamos con los medios y recursos requeridos  para preservarnos. Les trasmito mensajes de tranquilidad y de fe  en la victoria”, enfatiza.

Escenario del enfrentamiento

Yuderkys funge como coordinadora del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Alcides Rodríguez, ubicado en las faldas de esos cerros de la parroquia El Valle que circundan la ciudad de Caracas, “donde viven muchas de las personas más pobres de Venezuela, de las que hemos dispensarizado unas 50 mil”, comenta.

“He venido acá consciente y por voluntad propia para apoyar a la Revolución Bolivariana y al gobierno de Nicolás Maduro en sus esfuerzos por borrar esa herencia del capitalismo, procurando servicios de salud gratuita y de calidad a toda esa gente desfavorecida y lo seguiré  haciendo junto a mis colegas a pesar de la guerra económica, las campañas de difamación, los ataques terroristas…”, afirma resuelta.

En su decisión está la formación humanista de la Revolución Cubana y el ejemplo de sus líderes y para cumplirla tiene el apoyo familiar, “ellos me dan fuerzas y ánimos para seguir al lado de este pueblo que tanto necesita de esas atenciones y los voy a seguir acompañando”.

Esta es su segunda misión y “pudiera ser la tercera, lamenta, pero tuve que interrumpir la anterior por una caída en los cerros del Estado de Miranda cuando estaba en tareas de terreno casa a casa”, lamenta y cuenta que en esta oportunidad lleva 15 meses, de los cuales estuvo 10 en La Guaira, en el CDI Camurichico, ubicado en Macuto, escenario del reciente intento de infiltración terrorista que la unión cívico-militar aplastó muy rápido.

Médicos en la sala de aislamiento de la institución sanitaria. Foto: Jorge Pérez.

Juntos frente a la pandemia

Por cuatro meses cumplió tareas en la Dirección Nacional de la Misión Médica y hace  uno  dirige los destinos de esta institución sanitaria, donde  trabajan 52 colaboradores cubanos y 35 venezolanos, que articulan esfuerzos y talentos en favor de la buena salud y la vida en tiempos de pandemia.

“Atendemos más de 100 pacientes diariamente. Hemos pesquisado casa a casa y realizado más de dos mil pruebas rápidas en tiempo real. No tenemos casos positivos de COVID-19 en el Área de Salud Integral Comunitaria, pero sí seguimos las acciones despistaje personalizado y, en consulta aislada, tratamos  de manera diferenciada a los pacientes con síntomas de infecciones respiratorias agudas”, explica Yuderkis.

¿El Día de las Madres?  

“Este día voy a suplir las ausencias trabajando, prestando un mejor servicio a todas las madres venezolanas y al pueblo, pesquisando en la comunidad”, remarca y significa el valor de estas acciones para que la vida vuelva a ser normal.  Lo hace con la  voluntad forjada en la escuela de medicina cubana que germina en el policlínico cienfueguero Cecilio Ruiz Zárate, Área 2, como vicedirectora de Asistencia Médica,  y sentencia su etiqueta de despedida: “lucharemos y venceremos”.

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