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Un aplauso especial para Zulema

“Trabajando, trabajando”, fue la sencilla respuesta que dio en Facebook a mi pregunta de si estaba todavía en misión o estaba en Cuba, a lo que añadió que se hallaba en su centro de muchos años, el Hospital Nacional, en el oeste de La Habana. Y quiso dejar constancia gráfica con esta imagen, para la cual se corrió un momento la mascarilla —de modo que yo comprobara que era ella—, para colocársela luego enseguida, tal y como exige su delicada función en una sala de atención a infantes en esa institución hospitalaria, y como requieren ahora las medidas orientadas para toda la población, a tenor de la actual pandemia que afecta al país y al mundo entero.

Es Zulema de la Rúa Fernández (La Habana, 1979), mujer de dos grandes pasiones: Por un lado, enfermera de profesión con una trayectoria destacada y diversos trabajos de investigación realizados en neonatología; y por otro, escritora con numerosos reconocimientos como narradora y poetisa. Dos pasiones fundidas en una: salvaguardar al ser humano, tanto en la salud del cuerpo como en la elevación del espíritu. De modo que yo, a la hora de los aplausos de las 9 de cada noche, dedicaré uno especial para ella este 12 de mayo, cuando se celebra en todo el orbe el Día internacional de la enfermería.

Zulema mereció sus primeros lauros literarios en los géneros de cuento y poesía en versos libres: Premio Abdala 2003 en narrativa; varios galardones en el concurso Farraluque de literatura erótica —de ellos, el más importante, el de poesía en la edición del 2004 con su texto La sobrevenida—; en narrativa, además, el tercer premio La pluma de Punta Brava 2005, el premio del Mar en el concurso Ernest Hemingway 2006, el Luis Rogelio Nogueras 2008 —con su libro Habana Underground—, y en el 2009, el importante Premio Calendario, de la Asociación Hermanos Saíz, con su volumen Cuentos para huir de La Habana.

Por aquellos años entró en contacto con la poesía en estrofas de diez versos mediante el Grupo Ala Décima —del cual se convirtió en asidua a sus espacios— y se interesó por la modalidad en la vertiente de la escritura. En el 2007 alcanzó el Premio Juventud Rebelde en el VII concurso nacional Ala Décima, por su cuaderno Sed de ondina, que puede ser leído por partes en nuestros archivos: estrofas 1 y 2, estrofas 3 y 4, estrofas 5, 6 y 7, y estrofas 8, 9 y 10. En el XV concurso nacional Ala Décima (2015) conquistó el Premio Décimas para el amor Hermeides Pompa, de la Casa Iberoamericana de la Décima, de Las Tunas, con su texto Trazado sobre el dorso de una mujer, décimas octosílabas dispuestas en formato de prosa, a las cuales pertenecen estas estrofas:

Te he visto trenzar la arcilla épica del universo, tejer en vano el anverso del  mundo -esa maravilla cíclica- sobre la orilla inasible del ocaso, quizá porque cada paso describe un lento camino de horizontes, un destino solemne, bordado acaso por ti, eterna trenzadora de la esperanza, el segundo. 

Tú, eje prístino y fecundo, frenética bordadora de décadas, urdidora del estambre del amor, del macerado clamor que brota de la constante expedición del instante, el olvido, el desamor.

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