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Y nos veremos en la Plaza

Que extraña la imagen de la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, este primer día de mayo. Extrañas las imágenes de todas las plazas de Cuba. La luz naciendo sobre un paisaje casi desierto, el sol sobre el asfalto desnudo, el silencio, la apacibilidad de un día anodino…

Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

Pero fue el Día Internacional de los Trabajadores… y los trabajadores lo saludaron desde sus casas, desde sus balcones, con aplausos y el himno nacional y los ¡viva Cuba! y ¡vivan los médicos! y las gracias a todos los que no han dejado de cumplir con sus responsabilidades en momentos difíciles… y con la esperanza, la certeza de que volveremos a marchar juntos, a abrazarnos, a seguir haciendo Patria con el esfuerzo de cada día.

A esta Plaza, a todas las plazas, regresaremos.

Ha sido extraño no madrugar, salir a la calle, encontrarse con los compañeros y amigos, organizar los bloques, marchar por fin, agitar banderas, enarbolar carteles, unirse en una sola voz, celebrar el privilegio de estar, de participar, de desfilar, de crear…

Por vez primera algunos tuvimos que permanecer en los hogares, protegiéndonos y protegiendo a los demás; mientras que otros salieron como todos los días a curar enfermos, a cuidar las calles, a producir alimentos, a garantizar la energía, a mantener las comunicaciones, a informar, a ofrecer servicios vitales…

El país sigue en pie gracias a sus trabajadores.

Gracias al compromiso de cientos de miles de hombres y mujeres.

Gracias al apoyo de sus familiares, muchas veces también gente de trabajo.

Gracias al empeño anónimo y cotidiano de todo un pueblo.

Sin trabajo no hay nación.

Este primer día de mayo del 2020 fue inédito, y algunos probablemente se hayan regodeado en la nostalgia. Algunos quizás hayan evocado desfiles y concentraciones de años anteriores. Celebración de la memoria, que reafirma y motiva.

Pero no puede ser momento de abatimiento.

Es hora de la resistencia y de la solidaridad. Que cada quien haga lo que tiene que hacer. Que se crezca en la dificultad. Que se sienta parte de una hazaña colectiva.

Esta es la historia que nos tocó escribir, la que nos tocó vivir.

La Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, estuvo vacía. Como todas las plazas de Cuba. Sol sobre el asfalto. Silencio.

Muchos de nosotros permanecemos en nuestras casas, atentos al impacto del nuevo coronavirus, cumpliendo con las medidas sanitarias.

Son momentos de aislamiento necesario.

Pero en esta Plaza, en todas las plazas, nos volveremos a ver. Nos abrazaremos. Desfilaremos. Seremos una voz. Celebraremos una y muchas veces más el Día Internacional de los Trabajadores.

Las banderas ondearán nuevamente.

No es un sueño.

No es simple aspiración.

Es certeza.

Para eso sigamos trabajando.

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