Icono del sitio Trabajadores

Carpentier, sobre el Quijote

En 1977, cuando era uno de los más reconocidos escritores de la lengua, Alejo Carpentier le concedió una entrevista al emblemático programa A fondo, conducido por Joaquín Soler Serrano en Televisión Española.

Fue una conversación enjundiosa, en la que Carpentier habló de sí mismo, de sus referentes y su itinerario, pero sobre todo ofreció una muestra de su cultura enciclopédica.

El arte de la escritura, el idioma, el mito de las razas puras, la fecundidad intelectual de los mestizajes, el amor por la imprenta, el lujo del barroco, el concepto de la independencia, los autores de la generación del 98, José Martí, la Revolución, los caminos de la música… el abanico de temas fue amplísimo.

Pero Carpentier le dedicó varios minutos a un personaje, una novela, un monumento literario que lo apasionaron toda su vida: Don Quijote, de Cervantes.

“Para mí el Quijote, de todas las grandes obras maestras (…), para mí es la obra cumbre. Y es la obra cumbre por una razón. No por todas esas cosas que se han dicho, que si dicotomía Sancho-Quijote, representando dos aspectos del hombre, que si es el carácter español… No. Para mí Cervantes ha logrado una proeza de tipo técnico en el Quijote, sin proponérselo, que es única en la historia de la literatura: es hacer convivir en un plano de perfecta coherencia lo irreal y lo irreal. La España que pinta Cervantes es la España de su época, pero el Quijote se pasea tranquilamente en esa España levando su mundo interior… es decir, es un personaje de cuatro dimensiones, que vive en un mundo de dos dimensiones. Eso lo han tratado de hacer muchos escritores y siempre tiene uno que optar por lo uno o por lo otro. O está uno en el cuento de hadas, o está uno en la novela realista”.

A cuarenta años de su muerte, que se cumplen este viernes, Alejo Carpentier sigue sorprendiendo a sus lectores por el caudal inmenso de su sapiencia, de prosa, barroca y palpitante, por la fuerza de sus historias.

Y también por su homenaje permanente a los padres fundacionales de una cultura, que es la suya y la de todos.

Compartir...
Salir de la versión móvil