Para no salir de casa en tiempo de COVID-19

La conocida frase que fue eslogan de un programa televisivo: Para no salir de casa, se hace urgencia y necesidad en esta nueva etapa de transmisión autóctona limitada que fue decretada en el país por el azote de la COVID-19.

La expresión toma matices insospechados por enfáticos en las voces de los integrantes de los Grupos de Trabajo Comunitario establecidos en los Consejos Populares, conformados por representantes de las organizaciones políticas y de masas (CTC, CDR, FMC, UJC y PCC), en coordinación con salud pública, los delegados de circunscripción y el presidente del Consejo Popular.

El Consejo Universidad

Específicamente el grupo que actúa en el Consejo Popular Universidad, de la ciudad de Santa Clara, le suma una sentencia: Estar en casa salva.

Dicho Consejo Popular, ubicado en la periferia de esta urbe del centro del país, con alrededor de 24 kilómetros cuadrados, zona rural que incluye varios repartos y comunidades, como los conocidos Callejón Diepa, Gigante, Los Güiros, La Cantera, Los Piragüitas, Los Patos, Minerva, la Ecoa, además del Reparto Universitario que le da nombre, es recorrido por los integrantes de este grupo diariamente.

Ellos inician el día puntualizando con los delegados de cada una de las ocho circunscripciones las incidencias de la noche anterior. Valoran las indisciplinas sociales ocurridas, el estado de los enfermos y la atención a los ancianos solos, según explicó Alexis León Castillo, presidente del Consejo Popular.

“Además se puntualiza con comercio y gastronomía las ofertas y los abastecimientos para poder establecer el aseguramiento adecuado con vista de evitar aglomeración de personas y cumplir con el distanciamiento social como medida prioritaria”, dijo.

Por otra parte, valoran las inquietudes, quejas y opiniones de la población, contactan con los directivos de las entidades enclavadas en el perímetro, quienes han apoyado la realización de estas funciones, entre ellos el Centro de Convenciones de la CTC, donde radicó en un primer momento el grupo,  la delegación provincial de la agricultura, la textilera Desembarco del Granma, la dirección de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas y los centros gastronómicos, estos últimos han elaborado alimentos para abastecer a la población.

La participación de la comunidad

La comunidad ha colaborado. Más de 30 costureras han confeccionado nasobucos para niños, ancianos y el personal vulnerable de toda el área. Sus observaciones y alertas han sido vitales para detectar irregularidades como juegos de dominó de algunos vecinos, la ingestión de bebidas alcohólicas en público, actividades restringidas, e incluso las irregularidades que cometen algunos ciudadanos que arribaron al país antes del 24 de marzo, los que deben mantenerse en aislamiento domiciliario.

Asimismo, han ayudado para que las pesquisas que llevan a cabo los estudiantes de Ciencia Médicas y los médicos de la familia que atienden a esta población se desarrollen de manera activa y efectiva.

La comunidad auxilia con activistas la compra de medicamentos a los ancianos, adultos mayores, así como a las familias que lo necesiten, también varios de sus miembros están dispuestos a llevar la canasta básica hasta las casas de quienes no pueden salir de sus hogares.

Esta conjunción de factores en función de la prevención sanitaria es única en el mundo, auténticamente nuestra. Solo un país como Cuba puede lograr una integración capaz de articularse desde la comunidad hacia toda la  sociedad, movilizarla, convocarla; establecer coherencia y unidad en aras de prevenir y salvaguardar la salud de su pueblo. Todo está dispuesto para hacer viable la frase: Para no salir de casa, y ante la preocupación de tantos es un deber cumplirla.