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El Contingente Blas Roca ¡existe!

“La construcción es como un vicio. Si me dan un pedazo de mar, hago un hotel; si me dan un pantano, hago una vivienda; eso es lo que sé hacer”. Evaristo Sierra Wilson, un guantanamero ejecutor de obras, pudiera ser el modelo de los hombres del Blas Roca, quienes conservan además la costumbre de trabajar sin mirar el reloj.

En Moa, Evaristo echó raíces como constructor. Foto: Agustín Borrego Torres.

Las doctrinas fundacionales poco han cambiado; se han adaptado a los tiempos que corren. Convertido en Empresa Contingente Blas Roca lleva todavía el peso de muchas obras trascendentales, con más de 3 mil 300 constructores, que se agrupan en 12 brigadas, aunque lleven sus números antiguos.

La Bandera de Proeza Laboral por la recuperación de los daños del tornado de enero, y el récord de más de 100 millones de pesos en obras este año, caracterizan el quehacer de la entidad emblemática, fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hace 32 años.

De lo simple a lo complejo

Cada brigada del Blas Roca tiene un cometido: dos son de movimientos de tierra, seis de arquitectura y cuatro de servicios, más las oficinas centrales; de lo simple a lo complejo van en cada obra, desde la explanada donde se erigen los inmuebles hasta la pintura y la jardinería.

En la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) hay un fuerte movimiento, disímiles actividades, se mueven enormes equipos; gran cantidad de hombres, entre los que se entremezclan muchos jóvenes y dan un toque de revitalización al contingente.

Jóvenes y viejos se mezclan para que perdure el Blas Roca. Foto: Agustín Borrego Torres.

La brigada 56 de arquitectura ejecuta el Parque Científico Tecnológico de la UCI (bloque 7); la 12 termina los viales y hace la jardinería, y la 57 da los toques finales a una escalera; siete brigadas trabajan en una perfecta integración con un compromiso: concluir la obra al cierre de diciembre, “es duro pero nosotros somos duros también”, aseguró Evaristo.

Los jóvenes refrescan el rostro del Blas Roca. Yorlenis Martínez y Elvis Prieto trasladan unos postes hasta los bajos de la escalera, pues deberán preparar la estructura para echarle el hormigón. Tienen una treintena de años, y aseguran que les gusta trabajar en la construcción, consagrarse en cada tarea; mientras un colega les recuerda el atractivo del salario, las condiciones de trabajo y la atención al hombre. “Anoche tuvimos una actividad recreativa por el Día del Constructor, y quedó espectacular”, dijo Yorlenis.

Y Evaristo Sierra vuelve a la carga con el recuento: “Yo comencé en Moa, aprobé el curso de ejecutores de obra, y pasé por muchas en Holguín y luego, cuando la Batalla de Ideas, trajeron a la brigada para levantar el bloqueo nuevo del hospital oftalmológico Ramón Pando Ferrer y el Oncológico.

“Nos destacamos en esos trabajos y nos sumaron al Blas Roca, ¡qué mejor lugar para trabajar! He participado en cientos de obras y siento un orgullo inmenso de pertenecer a esa fuerza constructora”.

La iniciativa de los mecánicos salva la obsolescencia de los equipos. Foto: Agustín Borrego Torres.

 

Brigada insignia

La brigada 1 fue la primera del Blas Roca, la fundadora, y aunque ahora es una unidad empresarial de base, sus principios se mantienen incólumes. Es la insignia de la atención al hombre.

A lo lejos se divisa un paisaje bien diferente al original: sus predios han dejado de ser inservibles, pues están a punto de terminar una obra muy bien combinada: un lago artificial con puentes y muelle, jardines, paragüitas cobijados con guano; a su lado un microzoológico y salones multifacéticos para fiestas o reuniones, cafetería, cocina, baños.

Construir para los constructores. Foto: Agustín Borrego Torres.

 

Osvaldo Morales Robaina, director de la UEB 1, es el artífice de esta maravilla que, además de satisfacer las necesidades de ellos y del contingente, se hará sostenible con la prestación de servicios.

Según Nadia Moré Rosell, jefa técnica de la no. 1, a esta brigada como al contingente los distingue “el espíritu que nos han inculcado: no hay obstáculos que nos detenga y vencer cada objeto de obra con la calidad máxima. La máxima es llegar al hombre, calar en sus sentimientos; luego todo sale bien”.

Uno de los tres fundadores que están activos, Eduardo García Díaz recuerda los tiempos iniciales: “Las visitas de Fidel, dos o tres veces cada semana. Se reunía con los trabajadores, les hacía preguntas, chequeaba la marcha de las obras, nos alentaba, exigía y hubo hasta comidas con nosotros.

“La vida ha cambiado, pero se mantiene la atención al hombre; el salario ha mejorado mucho, entramos con un promedio de 400 pesos, ahora tenemos meses entre 2 mil y 5 mil. Al principio definimos que lo único que queríamos era trabajar; entramos con un compromiso de permanecer 18 meses, a muchos los mantuvo el sentido de pertenencia, el amor al trabajo”.

Sarai Lamadrid Espinosa, directora de organización y perfeccionamiento de la empresa, quien lleva 24 años en ella, informó que cuentan con mil 337 trabajadores (274 son mujeres) y aplican el salario a destajo con un promedio mensual de 3 mil pesos y una productividad de 4 mil 500.

Entre las obras más importantes en las que están trabajando mencionó la Tribuna Antimperialista y el Parque Científico Tecnológico de la UCI. Ya cumplieron el plan del año, y han declarado villa al campamento de Berroa, con mejores condiciones de vida como televisores, refrigeradores, salas de juegos y una lavandería.

En este reportaje quedaron varias entrevistas sin incluir, aunque quizás no le falten los temas abordados. El del robo de los recursos, que se resguardan debidamente y tienen sistemas de vigilancia y controles a la entrada y salida de las obras, fue reiterativo.

“Hay muchos bienes que escasean en las tiendas, pero aquí todo influye en el salario y la permanencia; cuidamos nuestros valores, el prestigio, el reconocimiento y las ideas de Fidel, quien hizo un contingente que se renovará y perdurará en el tiempo”, aseveró Evaristo, un negro corpulento que pudo destacarse como deportista pero prefirió ¡construir!

 

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