La Guagua: Contaminación sonora

La Guagua: Contaminación sonora

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En cualquier parte aparece una fuente de contaminación sonora. Están al oído de todos, pero no siempre se controlan debidamente.

 

La nota titulada Ponen fin a contaminación sonora, donde, a propósito de la queja de los vecinos sobre las molestias por música alta hasta horas de la madrugada, hace referencia al inciso 7.1 sobre Ruidos en Zonas Habitables, contenido en la Norma Cubana 26 del 2012.

También informa que la Dirección Municipal de Salud de Morón respondió que “Conforme a dicha regulación se procedió en consecuencia a la paralización de la música en esta área, al amparo de la Resolución no. 215, Reglamento de la Inspección Sanitaria Estatal, donde además, se establece que en caso de no cumplir esta medida, el infractor será denunciado por un delito de Desobediencia ante las autoridades competentes”.

En el espacio de los Comentarios Digitales (CD), Alexander Martínez dice:

siempre los que ponen música alta no le aportan nada a la sociedad, se pasan la noche de fiesta y al otro día duermen como un topo y nosotros que tenemos que trabajar… pienso que las multas deben de ser bien altas y que la ley debe de ser muy estricta para estos casos.

Rosa Lucia Chinique pregunta:

¿Un  grupo musical puede ensayar en un apto de edificio multifamiliar, aunque el grupo sea de pequeño formato?

Juan Carlos Molina Hamilton dice:

El tema de la contaminación sonora es muy espinoso. Aquí, en La Habana, en cualquier ómnibus, el chófer te pone un reguetón obsceno altísimo (…) y van generalmente más de tres bocinas portátiles sonando cada cual más alto y con cosas distintas.

Jorge hace una pregunta:

Para establecer esas actividades de apoyo al plan vacacional, ¿Cultura y los demás organismos no tienen que pedir un permiso? Si no lo pidieron es lo que debió esclarecerse en la respuesta, porque ahora responden que paralizaron la música y el infractor puede ser denunciado, pero si organizaron todo eso sin tener el permiso, es otra violación, y no se dice nada.

Y la segunda parte: Si le dieron el permiso entonces es peor, porque son los mismos que ahora responden (quienes dieron ese permiso y ante la queja, lo quitan). Como la respuesta no esclarece estos aspectos fundamentales, lo que queda es especular. Si la respuesta se basa en una Norma Cubana, todo lo que he señalado aquí, debe estar también en la misma Norma. ¿Y quién los autorizó sin cumplir esa Norma Cubana?

Tamara dice:

Me gustaría que expresaran con precisión las normas jurídicas que se citan en el artículo, me refiero a tipo de disposición, fecha, y en el caso de que fuera una resolución el órgano u organismo que la emitió. En el artículo se obvian algunos de esos detalles en los dos momentos en los que se relacionan las disposiciones legales. Todos debemos tener la oportunidad de, conociéndolas, buscarlas en el sitio de la Gaceta Oficial para consultarlas y así contribuimos a que la sociedad gane en cultura jurídica.

 

 

En Resumen:

Hay consenso en no permitir ningún tipo de ruido que moleste y dañe la salud, lo mismo originado desde centros de prestación de servicios estatales como no estatales.

También se requiere usar todos los recursos de la comunicación social para dar a conocer las disposiciones legales y normativas sobre el tema.

Es importante lograr una movilización a escala social para crear una cultura de convivencia en los ciudadanos, tanto en el barrio como en cualquier otro espacio, incluidos los vehículos.

Nota: Queda abierto el debate. El espacio de Comentarios Digitales está a disposición de todos.

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16 comentarios en La Guagua: Contaminación sonora

  1. En nuestro país no existe voluntad de resolver el problema de la contaminación sonora y lo digo con conocimiento de causa un grupo de vecinos hemos estado sufriendo por este problema al vivir al lado de un cupet que era tomado como centro nocturno toda la madrugada con aglomeración de personas al lado de las bombas de combustibles ingiriendo bebidas escandalizado formando reyertas y con la música a todo volumen nos ha costado casi dos años de reclamos cartas reuniones llamadas telefónicas a todos los lugares establecidos y posibles y ahora es que se ve algún resultado con el consiguiente malestar y falta de confianza en nuestras leyes e instituciones por parte de los vecinos de dicho lugar por lo que reiteró no hay ni conocimiento de las leyes ni voluntad para aplicarlas por parte de las autoridades y a las 3 de la madrugada no puede ser problema de todos ya a esa hora es de las autoridades
    Los que hacen esos ruidos y ponen esa música necesitan que alguien les haga saber que están violando leyes

    • Lamentablemente estoy pasando por ésa situación.
      Uno de mis vecinos, pone la música extremadamente alta, canciones agresivas y todo lo relacionado con la conducta antisocial. Viola todo tipo de ley. Toda la madrugada escandalizando y no pasa nada.El bajo que le añaden, penetra en mis oídos como un martillo golpeando y me produce taquicardia.
      Soy una mujer mayor y en mi propia casa no puedo descansar ni dormir mediodía.
      Parece que sólo podré descansar cuando llegué al incinerador.

  2. En este año que comienza deberan cambiar todo lo que lo que debe ser cambiado poner organizacion completa desde las personas mayores hasta los jovenes que estudian y tal parece que la educacíon no ha pasado por ellos en su forma de hablar, de comportarse en lugares publico, a la hora de dirigise a una persona mayor ó igual las personas mayores que le gustan faltar el respeto a los jovenes que son los primeros que deben de respetarse , deberian poner multas aquellos ciudadanos que se pasean en las calles y en las guaguas con las bocinas altas con musica no grata que no respentan a los ciudadanos que viajan en ellas, ni a las personas que estan en sus casas que la musica llega y no dejan ver los programas televisivo tiene que estas callado para no buscarse problema, porque como ya saben para todo sale las agresiones fisicas y verbales y no son tiempos para esos, nadie acepta las quejas porque la respuesta es ella es muy amargada, tiene un tristeza adentro y no es asi todo es en su momento festivo por que para las personas que trabajan deben de descansar con tranquilidad

  3. Al igual que hay lenguaje tosco, inculto y analfabeto asimismo hay sonidos en la misma categoría. La ausencia de instrucción agravada por el bajo nivel intelectual de los agresores sonoros determina la calidad o total ausencia de ellos.

  4. El sonido del silencio

    Apenas se insinuaba la hija de la mañana con sus rosados dedos, el vendedor de panes con su silbato y pregón, quiebra la quietud de la hora prima.

    A este le suceden otros con sostenido tono en raudos ciclos, solo superados por las aceradas ruedas del solitario recogedor de basuras, con cansino y trepidante andar sobre el asfalto y ¡ni qué decir de sus colegas que sanean la ciudad en bulliciosa algarabía!

    La chispa eléctrica inflama el combustible fósil y el ronroneo del motor, increpado por las convulsas pisadas del pie derecho del chofer sobre el pedal, al fin, alejan al vehículo del vecindario, cediendo vía al furioso que se aproxima.

    El halo solar se levanta, sus haces dorados tiñen los multicolores uniformes de las prendas escolares, fundidas a la desenfadada cháchara juvenil, que se hace acompañar de un reguetón tempranero, salido de una minúscula reproductora, secundada por luminiscentes celulares.

    Entretanto, furtivos vendedores de tonantes cuerdas vocales, se oyen a distancia, ofreciendo ventanas y puertas de aluminio, pescados, vinagre, dulces, aguacates, ajos, papas…, todo a buen precio; otros, en cambio, se conforman con la compra de relojes rotos y botellas vacías; tales transacciones en el amparo de la trepada acimutal del astro rey.

    En las arterias citadinas portentos de la ingeniería automotora intercambian bramidos retumbantes con sus bíblicas trompetas, más que de advertencia y seguridad viales, como amistosos saludos entre colegas; como buenos corredores zagueros, los conductores de guaguas y almendrones, bien pertrechados de altavoces, a pesar de los añosos medios, irradian ondas acústicas de elevados decibeles sobre sus pacientes pasajeros; con ellos compiten, con no menos éxito, la fuerza bruta de equinos y el sudor humano en sendos coches y bicitaxis, confluyendo músculos y estela musical en la faena.

    Como si no fuera suficiente en el viandar cotidiano, trabajadores sobre camas de camiones festejan el cumplimiento de planes económicos de sus entidades, en franco remedo de las steel bands jamaicanas, al golpear con frenesí hierro contra hierro; a este improvisado concierto se suma, de vez en vez, el ulular de alarmantes sirenas de apagafuegos en simulacros del oficio, sin interesar la quiebra del reposo de niños, ancianos y enfermos circundantes.

    En el núcleo urbano, impresionantes bocinas, útiles pertenecientes a entidades gastronómicas y dependencias sociales, dejan escapar su barritar haciendo caso de omiso de la cercanía de círculos infantiles, escuelas y centros de trabajo a aquellas fuentes irradiantes; su mero interés es, parece, contagiar alegría a los caminantes.

    ¡Ni qué decir de la sacrosanta limpieza sabatina hogareña, donde en conjuro de escobas, colchas y baldes de agua se integran los movimientos corporales femeninos con el ritmo impuesto por los equipos que estremecen el vecindario!

    ¡Y los que practican el autoempleo en sus hogares que, sin contemplaciones para con los que viven pegados a sus paredes medianeras, fuere la hora que fuere, les endilgan un recital cacofónico cargado de zumbidos, golpes contundentes, aspersiones, ronroneos, chisporroteos!

    La gritería elevada a franca competencia entre dolientes y acompañantes, asciende en el entorno lúgubre, punto de espera para el postrer viaje, donde aquellos y estos alcanzan elevadas marcas en la escala fonométrica, cual trinchera acústica contra las ondas provenientes de la concurrida calle.

    Solo disminuye su intensidad con la partida de la procesión fúnebre.

    En verdadero pandemonio, sin tratarse de fiestas de aquelarre, se torna la llamada del ómnibus que parte con destino a otra localidad; los pasajeros en estampida, empujados por la estentórea voz del altoparlante que los convoca a la puerta, se arrojan sobre el punto de embarque, profiriendo denuestos contra los colados o “autorizados”, cuyo número les sobrecoge.

    Con el ocaso, el obligado retorno a casa y, en tanto Apolo se hunde en el poniente, los tímpanos ciudadanos perciben disparidades acústicas generadas en centros recreativos, haciendo “pininos” en espera de la noche, los que en franco desconcierto, compiten en volumen y melodías, cada uno con sus fueros alcohólicos, vulgaridad y mal gusto, detenidos en el tiempo para solaz de sus concurrentes.

    Ya en el barrio, los niños y adolescentes exhiben sus habilidades atléticas y vocales en pasatiempos deportivos, emitiendo gritos descompasados y vociferando las destrezas o torpezas de sus participantes.

    Luego, el manto de la noche se tiende sobre todos; es entonces cuando se instalan, bajo un poste eléctrico o portal doméstico, las mesas para jugar el dominó, cuyo ejercicio posibilita el crujir de fichas sobre las superficies de aquellas, el estallido enérgico de las mismas como señal de victoria y se hacen oír denuestos, desafíos y obscenidades.

    Otros escogen como pasatiempos encender “teatros en casa”, equipos de video o escuchar potpurrí de música de la peor estirpe; tales hobbies tienen como denominador común la alta calidad de manufactura de sus equipos, probados día a día en largas sesiones de trabajo y a elevados rangos sonoros, para contento de sus propietarios.

    Dispuesto el huso horario a cruzar de la medianoche al nuevo día, vencidos aquellos y anhelantes los insomnes, de consuno a la espera de la capa que cubre los humanos pensamientos, en su conciliación, escuchan la versión instrumental de El sonido del silencio del dúo norteamericano Simón y Garfunkel, arrobados en sus lechos; de pronto, el perro del vecino comienza a ladrar intempestivamente.

    Renato, personaje cervantino en la novela Persiles y Sigismunda, exclama, en franca añoranza:

    ¡Oh silencio, voz agradable a los oídos, donde llegan sin que la adulación ni la lisonja te acompañen! ¡Oh qué de cosas dijera, señores, en alabanza de la santa soledad y del sabroso silencio!

    Entre nosotros, el derecho a gozar de silencio no existe, se extinguió como los dinosaurios.

  5. SI QUIEREN SABER LOS ORGANISMOS COMPETENTES DE CONTAMINACION SONORA (QUE LO SABEN PERO NO HACEN NADA) DENSE UNA VUELTA POR LA CTE TALLAPIEDRAS CUANDO ESTA EN SU APOGEO, VERAN LO QUE SE SIENTE DE VERDAD. QUE MUSICA EN LAS GUAGUAS NI OCHO CUARTOS ESTO ES DESDE HACE MUCHOOOOS AÑOS. CON QUEJAS DE TODO TIPO, ESCRITOS EN EL GRANMA, ETC Y NADA

  6. Este tema se reduce a cultura y educación de las personas que actúan así, más la promoción de música estridente y mal llamada popular en nuestros espacios televisivos que incitan a una parte de la juventud a imitar tales comportamientos. La represión a través de normas es el efecto de la aspirina.
    Educación y cultura en la casa y la escuela. La televisión y la radio ridiculizado esas conductas, demostrando lo dañino para la salud en el plano individual y colectivo y enalteciendo las buenas practicas y el rechazo social hara de nuestra isla un mejor país

    • Tienes usted razón, Eudaldo, «La represión a través de normas es el efecto de la aspirina», pero tampoco se debe renunciar a ella. Sin dudas, se trata de un asunto que debe ser tratado integralmente, lo cual no se hace. Gracias por su Comentario Digital CD.

  7. Feliz y próspero 2020. Considero al respecto que estos hechos que laceran el oído ajeno, deben ser penados fuertemente por la Ley Cubana, ya sean con multas o retiro temporal del equipo. Es agobiante, tener que trasladarse en un medio público, y se suban indolentes al Ómnibus y suban a todo volumen esos artefactos. Los requieres y se molestan y lo suben más. Creo que sí la conciencia no se adquiere por gestión propia, pues tendrán las autoridades competentes, por otras vías, de hacer cumplir lo establecido. Sigo diciendo que me da mucha pena que el cubano una vez que sale de nuestro país al exterior por disimiles motivos, se comporta socialmente como tiene que ser porque saben que son objeto de denuncias, demandas y mil cosas más. Ahora se impone la pregunta: ¿por qué no lo hacemos también en nuestra Isla bella?

    Otro tema que se vincula a este, es que nos encontramos pasajeros (incluyendo al chofer del ómnibus) fumando como si eso fuese un espacio abierto o área para fumadores. Realmente no se qué es más desagradable, pero sin dudas, ya va siendo momento que actúen rápido porque nuestra sociedad va en detrimento… espero solamente que estos comentarios lleguen a los ojos, manos y oídos adecuados y den una respuesta rápida, certera y contundente sobre estos flagelos que afectan a muchos o mayorías.
    Se impone el caso también de sobre todo, los estudiantes de Técnico medio, que se ponen a escribir en las paredes de las guaguas. Muchísimas personas los ven haciendo ese vandalismo y nadie es capaz de decirle nada… son muchos los males en los últimos tiempos que afectan nuestra sociedad!!!
    Feliz tarde!!!

    • Muchas gracias Dani Villalón, por su Comentario Digital.
      También usted dijo:

      «Se impone el caso también de sobre todo, los estudiantes de Técnico medio, que se ponen a escribir en las paredes de las guaguas. Muchísimas personas los ven haciendo ese vandalismo y nadie es capaz de decirle nada… son muchos los males en los últimos tiempos que afectan nuestra sociedad!!!»

      De ese tema, de los que garabatean las paredes de ómnibus y fachadas, hablaremos en La Guagua.
      Gracias por su CD

    • Estoy muy de acuerdo con su comentario Dani Villalón. Recuerdo en mis tiempos de estudiante de primaria en Alamar que aquellos muchachos que escribían los techos y paredes de las guaguas se les llevaban al paradero de Alamar y los ponían a limpiar las guaguas como medida disciplinaria después de hacerles pasar buen bochorno ante sus compañeros de escuela en el matutino. Soy de las que piensan donde se cae el burro hay que darle los palos y cada día es más la destrucción, suciedad. Todo puede ser solucionado, si somos capaces de comportarnos socialmente en un país extranjero, cómo es posible que no cuidemos y amemos el nuestro?

      • Muy interesante lo que usted dice:
        si somos capaces de comportarnos socialmente en un país extranjero, cómo es posible que no cuidemos y amemos el nuestro?

  8. Toda conducta pública refleja nuestro nivel intelectual, educativo, social, ambiente doméstico y otra infinidad de detalles que nos describen como individuos y ciudadanos.

  9. Saludos para todos y muchísimos deseos de que tengan un año pleno, con salud, fuerzas, desenvolvimiento y también suerte, que nos hace falta. También algo importante, mantener LA ESPERANZA, somos un pueblo de luchadores, y valientes. Nada nos asusta.
    ¿Ruido?, cómo hacerle frente, si lugares estatales hacen lo que quieren, por ejemplo en nuestra Casa de Cultura, los super baffles a todo volumen, tal parece que los tienes en la cama y estás a 4 cuadras, ¿quién les llama la atención? NADIE. Pero bueno, espero que en este año mágico todo esto se resuelva. Eso se llama FE y ESPERANZA. ¡FELICIDADES!
    Tengo dos emails, uno gmail y el otro nauta, me voy con mi cubanísimo nauta, al final todos estamos bogando en nuestro querídisimo bote. ¡Viva Cuba

    • Por favor, si lo considera necesario diga en qué provincia, municipio y lugar específico está esa Casa de la cultura donde usan «los super baffles a todo volumen»

      Gracias por su Comentario Digital CD.

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