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El remate de Nelly

Está en la línea de saque. Sube la bola, le pega fuerte con la derecha. El recibo es bueno. Mejor el pase. Ataque de Nelly por la zona cuatro. Punto cubano. Cuba campeón mundial, Cuba campeón olímpico.

 

Eneida Vela en el Hospital de Luba. Foto: Joel García

 

Nunca Eneida Vela -Nelly para sus amistades- podrá protagonizar la anterior descripción. Su pasión por el voleibol cedió a mediados de los 80 ante la medicina.

Sin embargo, ha podido seguir rematando.

Varias veces, incontables, para ganar vidas, sus medallas más preciadas. Hoy, con 33 años, la villaclareña está destacada en el puesto de salud Ela Nguema, en Guinea Ecuatorial.

 

Un primer set complicado

Esa noche salió al taraflex, su guardia. Había visto varios casos y pensó que podría descansar entrada la madrugada. Ruidos, frenos, gritos. «Doctora, se muere, se muere». El ataque del equipo contrario no pudo ser más fuerte. La sacudió. Un joven de 19 años, accidentado en una camioneta, sangraba, inconsciente, casi desfallecido. «Estaba en estado de coma».

Pide tiempo el manager del equipo. ¡De eso nada! Se moría si Nelly titubeaba. Sin ambages pidió los primeros auxilios. «No tiene dinero, doctora, hay que esperar a la familia». Saltó, brincó. La muerte no le podía robar a nadie por tan poca cosa, papel, billetes. Tomó entonces rápido la decisión. Un diazepan de aquí, una jeringa de allá, apósitos, sábanas de los que no se tapaban, amor de cubana y de ser humano. Los primeros auxilios elementales.

Cambio de jugadora. El límite de lo que podía hacer llegaba. Mandó a buscar al cirujano para la operación urgente. «¿Pagó ya? «Nelly siguió al pie del joven hasta el amanecer, cuando la familia arribó. Entonces alguien propuso trasladar al paciente a un hospital de más condiciones. Sacarían más plata por la misma operación. Los padres no cayeron en la finta, el engaño.

«Que lo sigan viendo los médicos cubanos, ellos lo salvaron, ellos lo devolverán a la vida».

Tanto decisivo. Actualmente, un fisioterapeuta antillano trabaja con aquel joven.

Nelly sabe que peleó contra la muerte, el capitalismo bárbaro y la pobreza espiritual al mismo tiempo. Él no sabe todavía quién oxigenó su vida. La recompensa mayor permanece oculta, queda para ella haber jugado limpio y haber ganado.

 

Oro, titular, monarca, campeona, mujer

Para esta deportistadoctora o viceversa las vivencias de esta primera misión internacionalista completarán su formación humanista y revolucionaria. En tres días, junto a la enfermera Cristina, vacunó más de 2 mil niños contra la poliomielitis. Al principio el tabú y el desconocimiento dificultaron la empresa, luego: «Doctora, las goticas; ¿por qué no han venido a mi casa todavía?» Sin embargo, Nelly tiene historias más recientes, más vivas. Sus pacientes de Ela Nguema, tras salir ella de vacaciones, perdieron el rastro de la consulta, pues sólo acudirán «cuando la doctora rubita regrese». Ahora el trabajo es mucho, pero está seguro que lo terminará con éxito.

«Antes las captaciones de las embaraza das eran en el tercer trimestre, hoy es en el primero».

La inquieto, le pregunto por la confianza de los pacientes, ese temor normal al extraño. Toma la batuta, digo, el balón, para volver a rematar. «Hace poco vino una muchacha de 22 años. Tenía 4 niños y estaba otra vez embarazada. Aquí lo importante para los hombres es que las mujeres paran y paran. De pronto me dijo: Doctora, usted tiene que ayudarme. Cómo puedo cuidarme, qué tengo que hacer para no tener más hijos».

Y así la galena cubana descubre este paraje de África. Cura, aconseja y hace amigos. La sencillez, la humildad y hasta el cariño de los ecuatoguineanos le recuerdan Cuba, Santo Domingo- municipio donde trabaja- y Corralillo, su tierra de origen.

Aquí no ha visto aún una net de voleibol. Sigue teniendo esa deuda pendiente como la de casarse y tener niños. Amante de la sopa de pollo, los chistes y las aventuras -estuvo más de dos meses con trencitas puestas para parecer guineana-, la galena cubana la emprende de nuevo con este periodista: «Vamos, descríbeme un partido de voli, que hace rato ni lo veo ni lo oigo».

Está en la línea de saque. Es la única rubiamorena del Caribe en el equipo. Ya está lista. Suelta el balón hacia arriba, lo golpea fuerte. Punto por directo y sin recibo. Tremendo remate. Nelly acaba de dar a Cuba el título mundial, el oro en la salud.

(Fecha de publicación: 2001-04-30)

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