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Otra vez las garras de EE.UU. contra Cuba

El gobierno de Estados Unidos volvió a dar una vuelta de tuerca a su política de bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, a menos de un mes que la Asamblea General de Naciones Unidas votara por el fin de esa práctica que pronto cumplirá seis décadas.

Ahora el Departamento del Tesoro, a cargo de implementar los castigos de todo el entramado leguleyo del cerco a la isla, anunció un nuevo nombre a su ya larga lista negra  de empresas y otras dependencias cubanas y de terceros países bajo castigo de Washington.

Le tocó el turno a la firma Corporación Panamericana S.A, a la que Washington acusa de ser propiedad o estar bajo el control de Cubametales, que a su vez ya había sido enlistada en julio último.

El propósito es descarnado y lo admitió el propio secretario de Estado, Mike Pompeo, quien argumenta las sanciones contra firmas cubanas por su invariable postura de solidaridad con la Revolución Bolivariana y su presidente constitucional, Nicolás Maduro.

No escapa al propósito de la Casa Blanca agregar nuevos componentes a su hostilidad hacia Venezuela y Cuba, y el declarado empeño por cortarle la luz a la mayor de las Antillas por la vía de presionar, amenazar y castigar a navieras, empresas aseguradoras y a todo quien esté involucrado con los embarques de crudo a la ínsula caribeña.

Ya el país lo vivió en septiembre y parte de octubre en lo que el presidente Miguel Díaz-Canel calificó de coyuntura energética provocada por el bloqueo yanqui.

Entonces se adoptaron medidas económicas, de reordenamiento y ahorro que permitieron mantener la vitalidad económica y preservar los servicios básicos a la población a pesar de la falta de carburantes.

Aquella situación, que podría repetirse, dejó experiencias y resultados que llegaron para quedarse, y fueron también el fruto de la participación ciudadana y de iniciativas territoriales.

La arremetida ahora contra la Corporación Panamericana se justifica con la pretensión de negar recursos a Venezuela y que Cuba importe petróleo desde el país sudamericano.

Según la declaración del Departamento del Tesoro, desde julio la empresa Cubametales, a cargo de la importación y exportación de combustibles, enfrentó una presión significativa a medida que otras compañías se negaron a hacer negocios con ella como resultado de su designación en Estados Unidos.

El pronunciamiento añade que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) aplica  el mismo tipo de castigo contra la Corporación Panamericana S.A. porque “realizó actividades comerciales relacionadas con un suministro de petróleo que anteriormente fueron ejecutados por Cubametales”.

La referida lista negra continúa abultándose con más de dos centenares de empresas, hoteles y otras instituciones que persiguen dar una puñalada en el corazón de la economía cubana y al pueblo de Cuba.

También busca impedir la llegada de inversión extranjera y desalentar a quienes tienen negocios con Cuba y desean continuar trabajando con el pequeño país caribeño, tal y como se demostró en la reciente Feria Internacional de La Habana.

No hay que olvidar que en lo que va de año el presidente Donald Trump, de un plumazo, decretó nuevas prohibiciones a los viajes de sus compatriotas a Cuba, al tiempo que cesó los viajes de cruceros, aviones y embarcaciones privadas que ya no pueden tocar tierra cubana.

El Ministerio de Turismo de Cuba esperaba recibir en 2019 a un millón de cruceristas, pero la medida de Trump cercenó notablemente esa meta.

Todo ello en el plano económico, financiero y comercial, pero también en lo interno Estados Unidos mete las garras para intentar subvertir el orden y la seguridad en la isla. El canciller Bruno Rodríguez denunció recientemente que Pompeo ordena a su Embajada en La Habana a intervenir en los asuntos internos del país.

Las actividades ilegales del personal diplomático estadounidense radicado en Cuba buscan atentar contra el orden constitucional cubano, violan la Convención de Viena, el acuerdo de restablecimiento de relaciones y las leyes cubanas y estadounidenses, subrayó Rodríguez Parrilla.

Al año en curso no le quedan muchas hojas en el almanaque, pero no habría que sorprenderse de nuevos zarpazos de la administración Trump contra Cuba, la misma que urgió y aplaudió el golpe de Estado en Bolivia e intenta aplicar la misma receta a Venezuela.

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