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Las “culpas” de Evo

Ha sido bueno, dentro de la desgracia, amanecer con la información de que ya Evo Morales viaja hacia México. La generosidad de esa nación y su solidaridad demostrada través del tiempo le abrió las puertas al líder indígena y obrero, a quien obligaron a renunciar a la presidente de Bolivia.

 

México acoge a Evo. / Foto: www.france24.com

 

¿Quién duda que la nación plurinacional duele mucho a quienes miramos el mundo a través de un prisma de progreso y justicia? Los repetidos giros a la derecha, organizados, financiados y alentados desde los Estados Unidos, se hacen cada vez más preocupantes, porque significan en la práctica, el regreso de la opresión, del saqueo, del Neoliberalismo, de la falta de derechos humanos y constitucionales…

Son tan fuertes los intentos y apañados con tantos millones de dólares que compran hasta los sentimientos de militares que hasta ayer se manifestaron fielmente y hoy “se viran con ficha” y respaldan a los golpistas, a los usurpadores del poder. Es triste, muy triste que la vida en una parte del planeta vuelva a adentrarse en un estercolero que hace predominar los intereses mezquinos de dominación por encima de la voluntad de los pueblos. Es como si hubiesen regresado los conquistadores españoles a destruir, matar, violar, dominar y llevarse todo el oro y los valiosos recursos que guardan las tierras suramericanas.

Ahí están los ejemplos de Ecuador y Brasil, y ahora el de Bolivia. Y amenazan descaradamente a Venezuela y Nicaragua. Y sobre Cuba pende desde hace más de 60 años el puñal mezquino del imperio. Lo que sucede es que con la Isla de la Dignidad la lectura es otra bien diferente, por razones conocidas y consolidadas. Ese puede ser tema para otro comentario.

A Evo lo acusan de haber permanecido en el poder por 13 años y 9 meses. ¿Y por qué no la emprenden de igual manera, como subraya hoy un sitio en Internet, contra Angela Merkel, que lleva 14 años al frente del gobierno alemán? Es que para los imperialistas todo depende del color del cristal con que ellos quieran mirar.

Las “culpas” de Evo han sido, sobre todo, dignificar a Bolivia, situar situado a su pueblo humilde en una posición de respeto ante el mundo y ocuparse verdaderamente de los bolivianos. Él y su equipo de gobierno fueron los responsables de haber disminuido el analfabetismo de 13 por ciento en el 2006 a 2,4 en el 2018, según cifras oficiales. También de llevar la tasa de desocupación de 9,2 por ciento a 4,1 y la pobreza moderada de 60,6 por ciento a 34,6 y la extrema de 38,2 por ciento a 15,2. ¡Esas son las responsabilidades por las que ha merecido el golpe de Estado!

También ha sido “culpable” de no bajar la cabeza nunca ante el gobierno estadounidense, y de presidir un país con las reservas de Litio más grandes del mundo, ubicadas en el Salar de Uyuni, del departamento de Potosí, con posibilidades de ser explotadas por décadas de manera ininterrumpida. Ese mineral, muy codiciado, se emplea en aplicaciones de transferencia de calor y se caracteriza por su elevado potencial electroquímico.

¿Qué han querido hacer en Venezuela, además de derrocar el gobierno de Izquierda? Pues apoderarse del petróleo. Esa nación tiene, de igual menara, las mayores reservas del mundo de ese renglón imprescindible. El imperialismo no puede sostenerse sin dominar grandes cantidades de recursos valiosos.

Confieso que sin ser un analista político, vi con recelo la participación de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la auditoría de las elecciones. El desprestigio que la ha cubierto no admite la más mínima consideración ni respeto alguno.

Alegra saber que Evo está vivo y se mantendrán a buen resguardo en suelo mexicano, pero lacera apreciar las imágenes de la represión contra los indígenas y los obreros, contra el pueblo humilde, el que se ha levantado y protesta en varios sitios de esa nación, porque le usurparon los derechos otorgados por un gobierno popular y le tratan de aplastar lo más preciado que ganó en los últimos años: la dignidad.

Bien dejó advertido en Comandante Ernesto Che Guevara: “No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada”.

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