Quizás el pretexto ideal haya sido el medio milenio de La Habana, pero igual si no lo fuera, lo más trascendental este fin de semana en el deporte capitalino estuvo en devolverle una cara esperada al estadio Latinoamericano y en vestir de nuevo a la Ciudad Deportiva de opciones recreativas y actividades físicas, con piscinas, terrenos y áreas recuperadas.
Tras largos meses y años de trabajo, el Coloso del Cerro, por fin, completó su techo y una pintura azul le devolvió el color con mayor identidad en la capital. Como si fuera poco se trabajó también en el terreno con un sistema de drenaje y pintura nueva, al estilo de los parques más modernos de béisbol.
Un juego de veteranos habaneros resultó ocasión ideal para que volvieran al Latino Chávez, Ayón, Padilla, Malleta, Puentes, Scull, Verde, Valle, Trigoura, Tabares, entre otros inolvidables de la afición. Los humoristas se repartieron en cada equipo y pusieron risa y pasión a la fiesta. Santiago de Cuba e Industriales jugaron el clásico de siempre y era como si estrenaran 73 años después la más emblemática instalación beisbolera del país.
Lo hecho en el estadio Latinoamericano NO debe verse cual maquillaje de ocasión, sino el punto de partida para el cuidado y el crecimiento que todavía puede llegar con butacas cómodas para las gradas, en tanto el alumbrado espera por la disponibilidad eléctrica para probar su eficiencia y devolver los espectáculos nocturnos, siempre más disfrutables que los vespertinos.
Por su parte, el gran complejo de Boyeros se renovó con la pretensión de ser el espacio de La Habana más importante para estirar músculos, espantar el sedentarismo y celebrar competencias de alto rendimiento. Ahí están las albercas olímpicas que antaño acogían miles de niños diariamente para aprender natación; las áreas de béisbol y sóftbol; los terrenos de fútbol; las canchas de baloncesto, así como el embellecimiento y colocación de cercas en el perímetro.
Tener un estadio Latinoamericano más azul y una Ciudad Deportiva más verde deben ser ejemplos concretos de cuánto podemos hacer y cuidar para una ciudad que se distingue por muchas cosas en estos 500 años, entre ellas el orgullo de su sistema deportivo.
