Crimen de Barbados: Una herida que el tiempo no cierra

Crimen de Barbados: Una herida que el tiempo no cierra

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*Familiares de los cubanos asesinados el 6 de octubre;

Compatriotas: Conmovidos, luctuosos, indignados, nos reunimos hoy en esta histórica Plaza para despedir, aunque solo sea casi simbólicamente, los restos de nuestros hermanos asesinados en el brutal acto de terrorismo perpetrado contra un avión civil en pleno vuelo con 73 personas a bordo, de ellas 57 cubanos.

Era el 15 de octubre de 1976 y con esas palabras el Comandante en Jefe Fidel Castro comenzaba el discurso de homenaje póstumo y despedida de duelo a las víctimas del horrendo crimen, entre los que se encontraban los 24 miembros del equipo nacional juvenil de esgrima, que retornaban a la Patria con la totalidad de los títulos disputados en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, de esa categoría, celebrado en Venezuela.

Gaspar Sotolongo Pérez en la sede de la Misión Cubana Barrio Adentro Deportivo, en Ciudad Tiuna, Caracas, Venezuela. Foto: Jorge Pérez Cruz
Gaspar Sotolongo Pérez en la sede de la Misión Cubana Barrio Adentro Deportivo, en Ciudad Tiuna, Caracas, Venezuela. Foto: Jorge Pérez Cruz

Después de 43 años del abominable atentado, Gaspar Sotolongo Pérez, jefe de la Misión Cubana en Venezuela Barrio Adentro Deportivo, rememora imágenes de aquellos tiempos y de los muchachos, con quienes compartió sueños, expectativas, fuertes jornadas de entrenamiento…

“En esa época yo era miembro de la Preselección Nacional juvenil de esgrima, en la cual representaba a la actual provincia de Guantánamo, disciplina que tenía muy buenos resultados en la región oriental del país. Radicaba en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (Espa) y nos preparábamos en Prado y Trocadero, y ahí entrenábamos, junto a la de los mayores.

“Con los atletas de las provincias orientales tenía los vínculos más estrechos, porque  muchos de nosotros coincidíamos en la Escuela de Iniciación Deportiva, de Santiago de Cuba”, dice y con lágrimas en los ojos menciona a Carlos Leyva, José Fernández y Juan Duany, vilmente asesinados y, consternado continúa el relato: “Después, cuando fui promovido para la Espa también establecí amistad con Ramón Infante y el resto de los compañeros, porque entrenábamos, vivíamos y teníamos relaciones de trabajo y de estudio. La rivalidad era solo en el deporte, no en la vida personal”.

Foto: Jorge Pérez Cruz

Entonces, Sotolongo tenía 17 años de edad y el resto tampoco sobrepasaba los 20, “en esa época, recuerda, la esgrima empezaba su despegue en la arena internacional, los resultados ya se avizoraban. Precisamente en 1976 participamos en Rumanía en los Juegos de las Esperanzas Olímpicas, un torneo organizado por los países socialistas, y el   florete masculino obtuvo la medalla de bronce.

“Por eso se convirtió en cantera del equipo que asistiría al Campeonato Juvenil Centroamericano y del Caribe con sede en Venezuela y nos concentraron, y estuve en el grupo hasta el día del corte final, cuando seleccionaron a la delegación, y entonces retorné de vacaciones a Guantánamo.

“El día de la explosión del avión yo andaba en la calle y me entero   cuando llego a la casa, y mi mamá llorando me da la noticia. Después vivimos días muy duros para los cubanos, porque fue una acción atroz que cercenó la vida de jóvenes con muchos sueños y muchos deseos de seguir representando a la Patria.

(…) ¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones (…)

Al año siguiente, 1977, se celebraron en Bogotá, Colombia, los Juegos Centroamericanos y del Caribe y Gaspar Sotolongo Pérez integró el equipo de florete: “Los terroristas hicieron eso, por encargo de nuestros enemigos pensando que iban a destruir el movimiento deportivo, pero fue lo contrario. Repetimos la hazaña como tributo a su memoria con actuación similar a la alcanzada por nuestros hermanos asesinados”.

Podríamos preguntarnos qué se pretende con estos crímenes. ¿Destruir la Revolución? (Exclamaciones de: «¡No!» Es imposible. La Revolución emerge más vigorosa frente a cada golpe y cada agresión, se profundiza, se hace más consciente, se hace más fuerte (Aplausos). ¿Intimidar al pueblo? (Exclamaciones de: «¡No!») Es imposible. Frente a la cobardía y la monstruosidad de crímenes semejantes el pueblo se enardece, y cada hombre y mujer se convierte en un soldado fervoroso y heroico dispuesto a morir (Aplausos).

Foto: Jorge Pérez Cruz
Foto: Jorge Pérez Cruz

“Sentíamos algo que no podíamos explicar. Llegamos allí con el compromiso de demostrar que el crimen no iba a hacernos desistir en el empeño de seguir el desarrollo y defender la Revolución. Fue un evento muy complicado, con mucha tensión; sin embargo, logramos una actuación perfecta, y fue una respuesta contundente, porque demostramos que el movimiento deportivo cubano y la Revolución no iban a ceder ante el crimen, el chantaje y las agresiones y mantuvimos los resultados que ellos habían logrado el año anterior, con una medalla de plata más.

“Nosotros, los que habíamos quedado de esa generación y los que venían detrás ocupamos sus puestos y asumimos los retos que tenía la esgrima y a partir de ese año, inspirado en su ejemplo, crecieron los resultados en torneos centroamericanos, panamericanos, mundiales y olímpicos con un despegue que fue el mejor homenaje a nuestros mártires. Fue la etapa de oro de la esgrima cubana.”

¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración del pueblo! (Aplausos) ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista (Aplausos) será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución! (Aplausos.)

Sotolongo está a punto de cumplir los tres años en Venezuela: “Me trajo a la Patria de Bolívar el compromiso con el movimiento deportivo y con la Revolución, de la que somos fruto, y con mis compañeros asesinados. Yo estoy seguro que ellos, de si estuvieran vivos  estarían ocupando cargos de dirección en el Inder o en otros frentes por su disciplina y entrega o trabajando acá y ayudando en esta colaboración que hermana a dos países latinoamericanos unidos por la misma vocación humanista y se matendrían, como nosotros, firmes al lado del pueblo venezolano para trasmitirle sus conocimientos en lo referido al deporte y en lo que hiciera falta”.

Nuestra fuerza es, en fin, la fuerza del patriotismo y la fuerza del internacionalismo. Las ideas por las que luchamos son estandarte de los hombres más honestos y dignos del mundo de hoy y el emblema seguro y victorioso del mundo de mañana

Hay heridas que el tiempo no cierra: “Han pasado ya 43 años y cada vez que hablamos del tema sentimos lo mismo de aquellos momentos: indignación ante un hecho tan vandálico, rechazo a los terroristas y al terrorismo. Cuando llegan estos días me siento muy afectado, pero tengo un fuerte compromiso a partir de lo que significó y significan para nuestro pueblo esos muchachos que no pudieron desarrollar a plenitud todas sus potencialidades, porque el vandálico hecho les arrebató su existencia física en la flor de sus vidas.”

No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!

*Los textos en negritas son fragmentos del discurso de nuestro Comandante en Jefe Fidel, pronunciado en la Plaza de la Revolución, el 15 de octubre de 1976 en acto de homenaje póstumo a las víctimas del horrendo crimen.

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