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Gudelia, activa después de los 70

“Para mí practicar el internacionalismo proletario es cumplir nuestra propia deuda con la humanidad”, afirma la licenciada en Enfermería Gudelia García Rodríguez, y dicho así, puede parecer la repetición mimética de una consigna.

Foto: Jorge Pérez Cruz, enviado especial

Entonces, es preciso acercarse a la historia de esta morena matancera que el, día 29 cumplió los 71 años de edad y trabaja en un laboratorio del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Alberto Lovera, en Urbaneja, uno de los 21 municipios que integran el estado Anzoátegui, en Venezuela.

Del pasado al presente de una vocación

Y cuenta que llegó a la enfermería en la década de los sesenta, “en esos años la Revolución necesitaba personal de salud y yo me decidí por esa especialidad. Se lo dije a mi mamá y no quería creerlo, porque desde pequeña he sido muy escrupulosa, pero de eso hace ya más de 50 años y aquí estoy”.

Con esa determinación ella también trataba de saldar su deuda con Fidel y la Revolución triunfante, aunque “en realidad yo no tengo con qué pagar lo que hizo nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel Castro por mi familia”, hace una pausa y rememora: “Nosotros éramos gentes muy pobres y lo que soy se lo debo a la Revolución. Eso me lo inculcaron mis padres y les he sido fiel”.

Angola, Haití, Venezuela

Esa lealtad la llevó sin titubeos al continente africano, “en el año 1985 estuve en Angola, en el corazón de la guerra, porque trabajaba en un hospital militar, adonde llegaban, también, los combatientes que serían evacuados. La guerra es algo terrible.

“Era duro recibir y ver a compatriotas con heridas graves, mutilados. Eso provoca un dolor que no es comparado con nada y porque las balas no saben de personas, buenas o malas, yo soy partidaria de la solución pacífica de los conflictos entre naciones”.

Luego volvió, con la misma vocación solidaria, a las zonas más pobres de Haití y ahora está otra vez en la República Bolivariana de Venezuela cumpliendo su quinta misión internacionalista:  “Hace ya 16 meses, primero estuve tres en el estado Bolívar y luego por necesidades me trasladaron para acá, y durante ocho atendí actividades de higiene y epidemiología hasta que me ubicaron en este CDI”.

Nuestros enemigos ideológicos difaman de las misiones médicas cubanas   en el mundo, le comento, y Gudelia tiene a flor de labios su consideración: “Puede ser porque no nos conocen bien o porque saben cómo somos y nos temen, pues el cubano no se rinde, ni se rendirá jamás”.

El compromiso más allá de la edad

Sin perder el entusiasmo juvenil, Gudelia declara que su compromiso es permanecer 24 meses, pero “si la patria y el pueblo venezolano necesitan más de mí estaré dispuesta, la edad no me lo impide y me siento orgullosa de poder seguir ayudando y hacer lo que estoy haciendo. Todavía no estoy preparada para sentarme en mi casa”, lo dice y sus palabras son convincentes.

Así marcha Gudelia satisfecha con su longeva existencia, “porque he logrado las metas que me propuse y me siento realizada. Llevo ya cerca de 50 años en la enfermería, desde el año 1969-70 y la jubilación no está en mis planes inmediatos”.

Ya conoció la guerra en Angola y no teme estar ahora en una nación amenazada por la prepotencia del imperio, le digo para sonsacarla y su respuesta es tajante: “Ya le dije, la guerra es cruel, pero  si yo pasé por esa estoy preparada para lo que sea”, su voz es resuelta y entonces me doy cuenta de por qué sus compañeros insistían en que llegáramos hasta donde Gudelia.

Mensaje sazonado con el ejemplo

A los 71 años ella ve la vida “encantada, maravillosa” y la invito a transmitir un mensaje sazonado con el ejemplo: “A las nuevas generaciones les aconsejo que tomen conciencia de que nuestro país, la Revolución y el internacionalismo están en sus manos y por lo tanto deben seguir, no imitar, los buenos ejemplos de quienes les antecedieron y con responsabilidad, ética, amor, valentía y sacrificio defender las conquistas alcanzadas”.

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