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¿Cómo empezó el bloqueo económico contra Cuba?

Las medidas de carácter económico, como política frente a la Revolución Cubana, se empezaron a considerar desde muy temprano.  Ya en 1959 hubo criterios de utilizar ese mecanismo como elemento de presión ante las leyes revolucionarias que se aprobaban.

La 411 reunión del Consejo de Seguridad Nacional, del 25 de junio, fue un escenario para tales consideraciones. En esa ocasión, el secretario de Estado en funciones, Christian Herter, planteó que los intereses de negocios en Cuba clamaban por acciones económicas contra el régimen cubano.

En el debate, que incluyó como argumento a tomar en cuenta la inquietud en el Caribe, ya el presidente Dwight Eisenhower preguntó si se podía presionar a la OEA para que fuera más efectiva, pero estaba todavía la situación dentro de América Latina donde, según afirmó Herter, había muchos países que no querían verse envueltos en esa situación.

No obstante, de hecho, ya se estaba considerando la posibilidad de tomar acciones económicas contra Cuba y el tema de la cuota sería enarbolado más de una vez como posible medida de presión.

Ese primer año no hubo disposiciones gubernamentales, pero algunas empresas estadounidenses asumieron posiciones de obstaculizar las actividades que se desarrollaban en Cuba. Así, en agosto la empresa matriz de la Compaña Cubana de Electricidad, la Electric Bond and Share que era uno de los monopolios más poderosos y que controlaba el suministro eléctrico en Cuba, ante la rebaja de la tarifa eléctrica decretada por el Gobierno revolucionario, anunció la cancelación del financiamiento de $15 000 000 que ya estaban suscritos en bonos. Era una actitud de presión, pero las definiciones mayores se harían en el año siguiente.

En 1960 se adoptó una escalada de medidas que incluían las de carácter económico. El comienzo fue en febrero, cuando el Departamento de Agricultura retiró de Cuba a sus funcionarios que inspeccionaban los envíos de viandas, frutas y vegetales a Estados Unidos. Esta práctica tenía más de un cuarto de siglo, pero ahora la inspección se haría en puertos estadounidenses, donde podrían impedir la entrada de los productos cubanos. Era el comienzo de una serie que iría en aumento.

En el mes de marzo se tomó una nueva medida: el Departamento de Comercio revocó las licencias para exportar helicópteros a Cuba; a lo que seguiría, en el mes de junio, el anuncio por las principales empresas norteamericanas de su intención de no enviar más petróleo a la Isla y, al mismo tiempo, siguiendo la orientación de su Gobierno, la decisión de prohibir el procesamiento del crudo soviético en sus refinerías, pues esa era la alternativa cubana para enfrentar el intento de paralizar al país.

El 4 de julio se tomaba la medida tantas veces considerada: se rebajaron 700 000 toneladas de la cuota cubana de azúcar y se dieron aumentos a otros países del área como República Dominicana, Costa Rica y otros, mientras una parte se reservaba para negociarla. Para esto, la Comisión de Agricultura de la Cámara de Representantes aprobó una Resolución que enmendaba la Ley del Azúcar, por la cual se autorizaba al Presidente a determinar la cuota de Cuba por el resto del año 1960 y por el calendario de 1961. A partir de la aprobación de la Cámara y el Senado, Eisenhower ordenó la rebaja. De esta forma se atacaba a la economía cubana por su parte más vulnerable. Más, estas medidas tenían que acompañarse con una política hacia el continente para buscar respaldo en el área, de ahí que el 11 de julio el presidente Eisenhower anunciara la concesión de un empréstito de $ 500 000 000 para el desarrollo económico de América Latina, exceptuando a Cuba.

Estados Unidos estaba en el camino de la agresión económica, aunque la Carta de la OEA, en su artículo 16, establecía que “Ningún Estado podrá aplicar o estimular medidas coercitivas de carácter económico y político para forzar la voluntad soberana de otro Estado y obtener de este ventajas de cualquier naturaleza.” No obstante, se daría un paso más: el Senado estadounidense aprobó el cese de la ayuda a los países que colaboraran económicamente o vendieran armas al Gobierno cubano.

A pesar del acoso económico –y en todos los campos pues ya en enero se había retirado al Embajador de Cuba, lo que era un anuncio claro de la posición norteña– el Gobierno revolucionario, con el apoyo masivo del pueblo, mantuvo la defensa de la soberanía nacional y del derecho a construir una sociedad más justa.

En los meses siguientes las medidas continuaron: en octubre el Departamento de Comercio prohibió los embarques de mercancías a Cuba, exceptuando productos medicinales y algunos suministros médicos, y el 20 de ese mes se dio un paso más: se declaró ilegal la venta, transferencia o contratación de cualquier barco norteamericano al Gobierno o ciudadanos de Cuba. Estas medidas incluían sanciones de 10 años de cárcel o $10 000 de multa a todo empresario que desde Estados Unidos comerciara con Cuba. Así se fue cerrando el cerco económico a la Revolución Cubana; pero faltaba un nuevo paso que correspondería a la nueva administración que asumiría el poder en enero de 1961.

John F. Kennedy iniciaba su período de mandato con el tema Cuba pendiente y con decisiones tomadas por la administración anterior a las que daría seguimiento. El 31 de marzo de 1961 se suspendió la cuota azucarera cubana para 1961 y el 19 de agosto la Cámara de Representantes aprobó la suspensión de ayuda a todo país latinoamericano que colaborase con Cuba. En el lapso entre estas medidas se había producido la invasión por Playa Girón y su derrota, lo que haría más violenta la política de agresiones económicas.

El 3 de febrero de 1962 se dio un paso mucho más definitivo: a partir de la Ley de Comercio con el Enemigo de 6 de octubre de 1917, que daba al Presidente la facultad de aplicar sanciones económicas en tiempo de guerra o en situación de emergencia, se aprobó el Decreto presidencial 3447 que invocaba la seguridad nacional y hemisférica y establecía en sus disposiciones:

1) Proclamo el embargo sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba de acuerdo con los párrafos 2 y 3 de este decreto;

2) Por lo tanto: prohíbo, para hacerse efectivo a las 21:01 a.m. hora standard del este, de febrero 7 de 1962, la importación a los Estados Unidos de todos los productos de origen cubano, además de todos los productos importados desde o a través de Cuba; y por lo tanto, autorizo y ordeno al Secretario del tesoro el cumplimiento de dicha prohibición (…).

3) Por tanto: Yo, por este medio, ordeno al Secretario de Comercio (…) que continúe llevando a cabo la prohibición de todas las exportaciones de los Estados Unidos a Cuba, y, por tanto, autorizo al Secretario de Comercio (…) que continúe, efectúe, modifique o revoque las excepciones

El 8 de julio de 1963 el gobierno estadounidense dio un paso más: decretó la congelación de todos los bienes cubanos en los Estados Unidos y la prohibición de transferencia de dólares a Cuba por terceros países, a lo que se añadían otras medidas extraterritoriales prohibitivas en relación con el comercio con Cuba.  De esta manera comenzó el bloqueo económico a Cuba, que se ha ampliado y extendido hasta la actualidad. Se trata de una guerra prolongada en el tiempo, que ha tenido coyunturas de mayor agresividad o de algún discurso más suave; pero que no ha variado su esencia.

 

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