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Yusnely Guzmán: La «chiqui» se hizo grande

Yusneylis Guzmán, plata en los Juegos Panamericanos. FOTO/Osvaldo GUTIÉRREZ GÓMEZ
Yusneylis Guzmán, plata en los Juegos Panamericanos. FOTO/Osvaldo GUTIÉRREZ GÓMEZ

Lima.- El 8 de agosto de 2019 quedó grabado en la memoria de Yusneylis Guzmán (50 kg). Ese día sobre el colchón de lucha de los XVIII Juegos Panamericanos la “chiqui” creció varios centímetros. ¿La razón?, pues que en un ir y venir constante de emociones, aderezadas con sudor, fuerza y lágrimas, se agenció una medalla de plata, cuyo brillo, desterrado de chovinismo y pasión, reluce como el oro.

“La familia nunca se opuso, siempre hubo apoyo. En la actualidad no dejan de impulsarme, antes de cada competencia me recuerdan que entregándome puedo llegar lejos”, comentó.

La “chiqui” interrumpe el diálogo por unos segundos, de repente sonríe y acaricia el premio que cuelga de su cuello. ¡Hoy cumplo 23 años y ya me regalé algo! Luego de las felicitaciones de rigor, la conversación vuelve a fluir, esta vez con más fuerza.

“Hay personas que desconocen el sacrificio del deportista. En lo personal me enfoco en la concentración y los consejos de los profesores. Soy joven, pero quienes me conocen afirman que he madurado mucho. Eso no quiere decir que sea aburrida, en mis ratos libres soy revuelta, no paro de reírme, bailo, hago chistes, en fin, todo lo que me relaje lo aprovecho, soy hiperactiva”.

Yusneylis continúa acariciando la presea. Explota el júbilo otra vez. “El día de hoy será inolvidable, este premio marca mi carrera, es lo mejor que he logrado. Por supuesto aspiro a más, pronto llegará el mundial y subir al podio sería grande, repetirlo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 mejor aún. Tengo que seguir esa senda”.

Dicen que el amor suele llegar sin previo aviso y de diversas maneras. En este caso llegó a través del colchón de combate. “Tengo una linda relación con el luchador Franklin Marén, que ha sido un motor importante en mi desarrollo, pues no deja de aconsejarme, su apoyo es clave”.

Volviendo a la batalla que le condecoró con plata recuerda lo necesario de reaccionar rápido ante las caídas. “A este nivel es fatal lamentarse continuamente. Hay que reanimarse rápido, uno se entrega en el combate. Si no se pudo debemos entrenar más fuerte, para eliminar las deficiencias. Solo así se llega lejos”.

El barrio también ocupa un importante espacio en el mundo de nuestra protagonista, de cierta manera es como su reino. “Soy de la Habana, de 10 de Octubre. Vivo en San Francisco entre 23 y 24. En mi barrio continuamente me siguen, están pendientes de lo que hago. Besos para todos, los quiero”.

La “chiqui” se despide feliz, la contradicción ya abandonó su rostro. Las verdaderas razones solo las conoce ella. Nos atrevemos a pensar que su sonrisa se debe a que en el día de su cumpleaños se regaló algunos centímetros, competitivamente hablando.

 

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