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Taller Experimental de Gráfica de La Habana inaugura Salón Histórico

Este jueves 1.o de agosto, a las 2:00 p.m., se celebra el quincuagésimo séptimo cumpleaños del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, ubicado en el no. 62 del Callejón del Chorro, en La Habana Vieja, el cual fue inaugurado el 30 de julio de 1962, y en el que existe un espacio de intercambio con los visitantes: el Salón Histórico, donde por estos días se encuentra abierta una muestra fotográfica con obras que retratan la apertura de esa institución, así como la sucesión de generaciones, miembros y figuras prominentes de las artes plásticas que han hecho arte en sus pasillos y galerías.

Foto: Dahomy Darroman Sánchez

Roberto Fabelo (Premio Nacional de Artes Plásticas 2004), Manuel Mendive (Premio Nacional de Artes Plásticas 2001), Rafael Zarza (pintor, graduado de San Alejandro) y el fundador del Taller, Orlando Suárez; son algunos de los artistas que comenzaron su obra gráfica en la entidad, y cuyas fotos de juventud ―además de las imágenes que perpetúan su proceso creativo― son mostradas en el Salón. Asimismo, en el nuevo recinto se exhiben catálogos fechados desde la apertura del centro hasta el presente.

El taller fue inaugurado por Ernesto Guevara y debe su existencia a la época en que el Che fungió como Ministro de Industrias. Inicialmente, se encontraba en la Casa del Marqués de Arcos ―hoy museo, galería y exponente icónico de la arquitectura residencial cubana de la etapa colonial―, hasta que en el año 1986 se trasladó hacia su sitio actual.

Es el más grande y antiguo del país, y cuenta con una membresía de 120 artistas. Sus filiales en Cienfuegos y Santiago de Cuba poseen unos siete miembros, respectivamente.

En el primer piso del inmueble radica el archivo histórico, donde se conserva de forma permanente el P.T. (prueba de taller, que hace las veces de negativo, al hacer una homología con la fotografía) de todas las obras realizadas desde 1962, consideradas ya como piezas museables. En esta planta se ubican las dos galerías ―que actualizan su programación mensualmente con una nueva exposición de grabado, ya sea personal o colectiva― y el espacio de creación de los artistas, donde los amantes de esta vertiente artística pueden observarlos trabajar ―tanto de la manera tradicional, como desarrollar una obra contemporánea― gracias a su política de estudio abierto.

Este mes se exhibe la muestra retrospectiva Momentos, del consagrado artífice Raimundo Orozco Vega, que en homenaje a sus 70 años de vida y medio siglo de creación artística ininterrumpida, mayormente en el Taller Experimental de Gráfica, atrapa al espectador con una recopilación de su obra que incluye litografías (grabado en piedra), colagrafías (se realizan collages y texturas sobre la superficie de los grabados) y calcografías (grabado en metal).

El segundo nivel de esta, una de las instituciones artísticas más antiguas del país, lo acapara ya el Salón Histórico que, si bien es la más reciente atracción, no opaca otras de las peculiaridades que convierten al Taller en velador del patrimonio cultural cubano. De hecho, existe un tesoro en máquinas-prensa muy antiguas (1796, 1850 y 1930) que todavía están en uso. Por otro lado, desde su interior se articula el Encuentro Nacional de Grabado, realizado cada tres años, y que desde su próxima edición del 2020 adquirirá un carácter más dinámico al convertirse en una feria de arte gráfico, nacional e internacional.

No obstante emplear las técnicas tradicionales mencionadas con anterioridad, así como la xilografía (grabado en madera), su técnica insigne y distintiva es la litografía, puesto que Cuba constituye el segundo país, después de Alemania, con mayor reservorio de piedras litográficas. Asimismo, aunque el grabado suele emplearse para reproducir una pieza en grandes cantidades, el número de ejemplares permitidos por el centro es de 13 como máximo, ya que se caracteriza por sus ediciones limitadas y cortas.

Yamilis Brito, directora de la entidad, explicó que la labor de esta consiste en agrupar a los creadores gráficos graduados de las escuelas de arte, tanto de nivel medio como superior, que desarrollan sus creaciones en el Taller. Para ello, deben atravesar un proceso de selección y presentar un portafolio con sus piezas. Si son aceptados, se convierten en miembros y tienen la posibilidad de desarrollar su obra gráfica allí, experiencia que definió como “una familia de artistas trabajando juntos en función del grabado, lo que resulta muy productivo porque nos comunicamos y retroalimentamos mutuamente”.

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