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Crónica Limeña: Buen apetito

Ceviche Peruano.
Ceviche Peruano.

Lima.- Cualquier viajero descubre aquí tesoros de inigualables brillo y sabor. Los míos están bien conservados en mi alforja de recuerdos. Muchos aromas acompañan la realidad de esta urbe. De todos ellos, dueños de una específica fragancia, los que vienen de la cocina me hacen recordar la magistral sentencia del francés Jean Anthelme Brillat-Savarin, “El descubrimiento de un nuevo plato es de más provecho para la humanidad que la revelación de una estrella.”

Imagino que delicias llevaron al hombre que firmó el primer tratado de gastronomía a estampar tamaña sentencia. Sin embargo, luego de degustar algunos de los bocados autóctonos del Perú, certifico su lúcido pensamiento. Acá ratifiqué un concepto ante el que me rendí hace algún tiempo, al ser testigo de los exigidos malabares de mi esposa en la cocina. Al arte culinario lo escolta una filosofía peculiar, merecedora de la mayor reverencia.

Al menos eso defiende este aventurero, que en múltiples ocasiones no ha comprendido la magnitud de tan difícil misión hogareña. Lima es una mina de la que se extraen los mejores manjares. Adobo de chancho (cerdo), Lomo saltado, Carapulcra, Aguadito, causa, Cau cau, Chaufa de carne (arroz con carne salteada), Aeropuerto,  Pulpo a la parrilla, Arroz chaufa y el legendario Ceviche (pescado cocido por el jugo del limón y sazonado) son exquisiteces dignas de las medallas más relucientes.

Tan apreciadas son, que se les considera entre los 100 mejores platos de la gastronomía local. Sería complejo enumerar todas las recetas que adornan el patrimonio doméstico. Dueñas de un particular modo de elaboración, enlazado con las variadas tradiciones del país.

Los Juegos Panamericanos continúan su desarrollo. Gestas, caídas, esfuerzos y conquistas adornan el quehacer de los protagonistas en los distintos escenarios de competencia. Fuera de ellos y desde el primer día del desembarco, muchos visitantes definieron a una de las estrellas de la justa. La sabrosa e inconfundible comida peruana.

Si Brillat-Savarin resucitara y circulara por acá, seguramente su gusto acuñaría otra formidable reflexión. Este servidor hace algunas jornadas rindió su paladar frente a tan formidables “majestades” y jura que no se arrepiente. Donde quiera que esté, buen apetito.

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